tauromaquia

La temporada taurina en Aragón arranca con diez orejas y tres rabos en Ricla

El maestro Juan Mora, que cosechó dos trofeos, fue llevado en volandas por el público al grito de "torero, torero". 

Juan Mora, en un desplante al natural en Ricla.
Juan Mora, en un desplante al natural en Ricla.
Fabián Simón

La temporada taurina ha arrancado este domingo 7 de abril en Aragón con el festival que se ha celebrado en el Coso del Gitanillo de Ricla. En total, se han repartido diez orejas y tres rabos en una excelente novillada de Toros de la Plata y con gran ambiente en los tendidos. 

Especialmente emocionantes han sido las dos orejas que ha obtenido el maestro Juan Mora, que ha toreado a placer al buen primero, novillo pronto y bravo. Ha habido naturalidad, armonía y abandono por los dos pitones, se ha gustado en los remates y además lo ha matado de un certero espadazo. El público llevó a esta figura en volandas al grito de "torero, torero". 

Pablo Aguado ha derrochado torería a raudales con el segundo, que se ha quedado más corto. Bordó un quite por chicuelinas y luego anduvo garboso muleta en mano, resolviendo con gracia los inconvenientes del animal. Después de un precioso cierre por naturales de frente mató de una gran estocada y cortó las dos orejas.

El tercero tuvo profundidad en su embestida y Tomás Rufo aprovechó su condición en una faena iniciada de rodillas al hilo de las tablas, encajado, con mucha prestancia, para luego cuajar al novillo sobre todo por el pitón zurdo, en series de naturales de alta nota. Apuró al animal en la corta distancia y después de un contundente espadazo cortó el rabo del notable ejemplar de Toros de la Plata. 

El aragonés Cristiano Torres ya mostró sus intenciones en un quite con el capote a la espalda de gran quietud y estoicismo al buen cuarto. No movió un músculo el aragonés, que luego volvió a mostrar su autoridad y mando en el último tercio. Una faena sobresaliente de actitud y ambición, coronada muy metido entre los pitones. Cortó otro rabo mientras el novillo fue arrastrado en vuelta al ruedo.

Sorprendió el también aragonés Aarón Palacio con el animal que cerró plaza, seguramente el más deslucido del conjunto, porque acometió a media altura y derrotando al final de cada pase. No se amilanó ni se arredró el torero, que con gran serenidad y seguridad, extrajo, siempre bien colocado, muletazos de excelente corte hasta conformar una obra tan meritoria como sólida. Cortó el último rabo de un entretenidísimo espectáculo.

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