Emilio Martínez-Lázaro: "No busco hacer comedias, lo que intento es contar historias"

El director y los protagonistas de 'Un hípster en la España vacía' presentaron este lunes en Zaragoza esta comedia rodada en tierras aragonesas y basada en el libro homónimo de Daniel Gascón.

El cineasta Emilio Martínez-Lázaro, este lunes, en el pase de 'Un hípster en la España vacía' en los cines Grancasa de Zaragoza
El cineasta Emilio Martínez-Lázaro, este lunes, en el pase de 'Un hípster en la España vacía' en los cines Grancasa de Zaragoza
Oliver Duch

Los cines Grancasa de la capital aragonesa han acogido este lunes un pase especial de ‘Un hípster en la España vacía’, una comedia basada en el libro homónimo del autor zaragozano Daniel Gascón que se estrenará el próximo 27 de marzo en Amazon Prime. Además de la proyección de la película, los actores Lalo Tenorio, Berta Vázquez y Roberto Bodegas, y el director Emilio Martínez-Lázaro han participado en un coloquio. Este último ha conversado con HERALDO sobre este nuevo largometraje que rodó en Fuentespalda y La Fresneda, en la comarca turolense del Matarraña.

¿Qué le animó a embarcarse en la dirección de 'Un hípster en la España vacía'?

En realidad me la ofrecieron. Amazon se interesó por la película y tiramos para adelante, pero la verdad es que todo esto fue por partes porque al principio yo no quería hacer otra película. Pero poco a poco me fueron contando el guión, me preguntaban qué tal me parecía, yo daba ideas, era como hablar con un amigo de un proyecto que tú no ibas a hacer, y al final ya comprendí que el truco consistía en que yo dijera que sí, que la dirigiría.

¿Fue complejo adaptar el guión a partir de la novela de Daniel Gascón?

Lo ha adaptado Daniel Castro, y creo que lo ha hecho muy bien porque la novela de Daniel Gascón era muy complicada, ya que se trata en una gran parte del monólogo interior de un tío zumbado que es este hípster que llega a un pueblo. No obstante, las anécdotas de todos lo que va sucediendo, prácticamente la totalidad, menos algún invento mío, son ideas de Daniel Gascón.

Se rodó en Fuentespalda y La Fresneda. ¿Por qué eligieron estas localidades turolenses como escenarios de la película?

Iba buscando una zona donde realmente tuviéramos una España vacía muy elocuente, en el sentido de que antes tenía muchos más habitantes que ahora. Enseguida di con la zona del Matarraña, que vi que además como paisaje era muy bonita. La Fresneda y Fuentespalda eran justo lo que necesitábamos y pertenecen con honores a la España vacía, desde luego, Nos venía muy bien, así que decidimos rodar allí.

Es una comedia en la que la política aparece de fondo, pero usted defiende que es una película de personajes...

Evidentemente, como todas las cosas que he hecho. Nunca trato de colocar ideas en las películas. Lo que hago son historias con unos personajes y a través de esos personajes y de la historia se puede saber cómo pienso yo, cómo piensa el guionista o qué ideas subyacen en el filme, pero jamás se me ocurriría hacer un largometraje donde un personaje soltara un discurso y contara las cosas como deben ser o como son. Eso me parece un aburrimiento y que no va a ningún lado. No sirve para nada hacer estas cosas. La segunda parte, que procuro siempre subrayar y de la que no puedo convencer nunca a nadie (ya estoy resignado) es que no voy buscando hacer comedias, jamás intento hacer una comedia, yo lo que intento es contar una historia y luego lo que pasa es que la manera de dirigirla, de intervenir con los actores, de hablar con ellos, mi propia escritura ante lo que se está narrando, todo eso conduce a escenas de comedia.

Tal vez se tendría que proponer desde el principio hacer una comedia para que le saliera otro género…

Quizá, pero resultaría terrorífico porque no cabe duda de que sería una cosa ridícula. No tendría mucho sentido. Entonces, es mejor hacerlo así y que salga el sol por Antequera. Hay películas mías que no son comedia, como ‘La voz de su amo’ o ‘Las 13 rosas’, pero, si se fija, en ellas hay unas zonas que tienen una cierta ligereza que yo he provocado en algunas escenas, en los actores o actrices, esa ironía que debo llevar y que me ha costado toda la vida enterarme de que la llevaba.

En los años noventa llevó al cine ‘Carreteras secundarias’, la novela de otro aragonés, Ignacio Martínez de Pisón...

El libro me gustaba mucho y además tuvo un añadido que me terminó de convencer de hacerla en cine, y es que el protagonista que describía Martínez de Pisón en la novela para mí era Antonio Resines, evidentemente. No tuve que pensar mucho quién la iba a hacer. La película me gustó mucho, es muy variada, el guión lo hizo el mismo Ignacio, tiene muchas partes, muchas fases, y en todas ellas veo que hay un latido de verdad. Lo que me importa a mí del cine, y es que lo que se ve en la pantalla, es que tenga autenticidad, que no sea una cosa prefabricada como estas películas que vemos ahora continuamente en las plataformas donde unas están copiadas de la anterior. Ese tipo de cine no me interesa nada. El cine tiene que tener una verdad en la pantalla, tiene que estar viva. Eso para mí es lo más importante.

A lo largo de su carrera ha dirigido importantes éxitos cinematográficos como ‘El otro lado de la cama’ u ‘Ocho apellidos vascos’, la cinta más taquillera de la historia del cine español, y recibido varios premios nacionales e internacionales (entre ellos el Oso de Oro del Festival de Berlín), pero ningún Goya...

Estuvimos hace poco celebrando los diez años del estreno de ‘Ochos apellidos vascos’ y en un pase reciente coincidimos Borja Cobeaga, que fue el guionista; Clara Lago, la actriz principal, y yo, que la dirigí. Se comentó la cantidad de nominaciones y de premios que tuvo, pero justo a los tres que estábamos allí no nos dieron nada, ni la nominación. En fin, eso es lo de menos.

A estas alturas, ¿le preocupa más repetir el éxito de ‘Ocho apellidos vascos’, seguir haciendo películas o tocar el saxofón?

El saxofón me sigue gustando mucho, pero lo tengo siempre que abandonar y la culpa la tiene el cine. Voy a ver si lo retomo otra vez, pero ya tengo otro proyecto. Lo que me preocupa es hacer un cine que me guste y eso lo tengo clarísimo, que cuando vea la película terminada me sienta orgulloso de que he conseguido dar vida a eso que en principio es todo falso: personajes que no tienen existencia interpretados por actores y unas historias que son inventadas, y que todo eso cobre una cierta vida real que nos lleve de emoción en emoción en la sala. Eso me parece una cosa milagrosa y he tenido la suerte de dedicarme a esta profesión maravillosa.

¿De que trata su nuevo proyecto?

Es un drama. Vamos a ver si consigo que no me salga una comedia, que salga de verdad un drama. Esta vez sí que me va a salir. Se trata de unos crímenes tremendos que hubo en Madrid en los años 50 y no pega mucho que se pueda hacer comedia con eso, la verdad.

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