Ruta de tiendas en Zaragoza: un viaje por la exquisitez del Lejano Oriente
Varias tiendas de la capital aragonesa se asoman al Asia más auténtica a través de ropa y objetos decorativos artesanales y exclusivos.
Quienes hayan tenido la suerte de viajar por Asia, además de haber disfrutado de su patrimonio, sus paisajes y sus gentes, habrán podido entender el porqué del concepto de 'lujo asiático'. No es algo que tenga que ver exactamente con aquello que es caro u ostentoso, ni siquiera con el logo de una marca. Es algo más intangible pero gozoso: la exquisitez, el buen gusto, la capacidad de hacer convivir lo bello con lo cotidiano. La tradición de su artesanía, que aún resiste con fuerza en ese continente, es uno de los ejes sobre los que pivota el principal atractivo de tejidos, muebles y todo tipo de objetos de decoración. Un mundo fascinante al que, a miles de kilómetros, en Zaragoza, uno puede asomarse desde la autenticidad. La capital aragonesa ofrece una ruta por el Asia más delicada, esa que en el imaginario colectivo asocia al Lejano Oriente, a través de un puñado de tiendas que apuestan por lo hecho a mano, la cuidada selección de piezas y el gusto personal de sus dueños, todos enamorados de las culturas y países cuyos negocios suponen casi una embajada.
Zaragoza permite asomarse a esa Asia que el imaginario colectivo asocia al Lejano Oriente a través de un puñado de tiendas que apuestan por lo hecho a mano, la cuidada selección de piezas a través del gusto personal de sus dueños, todos enamorados de las culturas y países y cuyos negocios suponen casi una embajada.
La Ruta de la Seda
Aplicamos el criterio de la solera para seleccionar la primera parada. Se trata de la Ruta de la Seda, en la calle de Baltasar Gracián. Veintiún años lleva Marisa Miravalles al frente de este negocio, que tiene más la apariencia de un pequeño museo etnográfico que de una tienda. La chispa que animó a Marisa a abrir este negocio, entonces pionero, fueron sus lecturas infantiles y juveniles, en concreto las de Pearl S. Book, una autora estadounidense cuyos libros le hicieron amar la cultura milenaria china, hasta el punto de hacer de ella su medio de vida.
Entrar en La Ruta de la Seda es hacerlo en lo más delicado y sorprendente no solo de China, sino de Vietnam, Tíbet, Japón y, últimamente, Corea del Sur. La Ruta de la Seda empezó centrándose casi en exclusiva en el mobiliario y la decoración, una línea de trabajo que continúa: en el laberíntico local hay imponentes puertas de madera tallada traídas de Corea del Sur, hasta fuentes o instrumentos musicales japoneses, muñecos, láminas, lámparas, jarrones... Todo desde precios asequibles de no más de 15 euros, a piezas valiosísimas, como un kimono ceremonial que alcanza los 4.000. La ropa ha pasado a ocupar también una parte importante de la tienda con kimonos, yukatas, camisas tipo Mao o vestidos, perfectos tanto para el día a día como para una ocasión especial.
Julunggul
Al frente de esta colorida tienda está Julia Munilla, una arquitecta que ha hecho de los más exquisitos tejidos traídos de la India y China el eje de su propuesta. Entrar en Julunggul (en la plaza de San Sebastián) es casi como hacerlo en un bazar de telas del Lejano oriente. Una explosión de color y fantasía en forma de sedas, semisedas, algodones y estampados creados a partir de técnicas milenarias, con especial atención al sari, la tela con la que muchas indias se visten.
El factor diferencial de Julunggul reside en que el cliente puede salir de allí con una prenda customizada por precios más que razonables . La mecánica, explica Julia, es la siguiente: "Se elige la tela entre las que tenemos expuestas, estampadas o lisas. Después se elige el modelo, que puede ser desde un kimono a una túnica, camisas vaporosas, caftanes o conjuntos enteros, que además de la parte de arriba incluyen pantalones o faldas, por ejemplo de pareo (espectaculares). . Cada uno de estos modelos puede personalizarse al gusto y las necesidades de la clienta: se puede variar la largura de la manga o su estilo, la largura de la prenda, los cuellos...
Tribandrum
El viaje zaragozano por Asia se detiene ahora en la Magdalena. En su corazón, se encuentra Tribandrum, una puerta a una India diferente. Al traspasarla, el cliente se encontrará con colecciones de moda creada y fabricada artesanalmente en el país asiático, pero lejos de lo abiertamente étnica. El sabor de la tradición de aquel país se traduce sobre todo en los estampados, todos ellos creados específicamente para la marca en un taller familiar del Rajastán. El punto fuerte de la moda de Tribandrum es poner la tradición india al servicio de patrones cómodos, muy del gusto occidental. El alma de la marca es la zaragozana Alicia Vera Moreno. Ella viaja una vez al año a Pushkar, en el Rajastán, donde trabaja codo con codo con Sunnil Kumar Nahar, "la otra parte de Tribandrum". El resultado son colecciones alegres pero no estridentes, pensadas para salir vestido de la tienda de arriba a abajo.
Asiatic
Situada en el corazón turístico de la ciudad, la calle Don Jaime, supone una entrada a algunos de los destinos de Asia más exóticos, y todavía desconocidos para la mayoría, como Nepal o Myanmar. También a otros más turísticos, como Tailandia o Turquía. Hay diseños también de lugares como Afganistán. De la mayoría trae Jacobo Rocamora personalmente las piedras preciosas y semipreciosas con las que, en colaboración con su socia y hermana, Rosana, realizan los diseños exclusivos de la tienda. Los materiales para las piezas de bisutería o los accesorios u objetos decorativos salen de los mercados que Jacobo conoce de sus múltiples viajes en los que trabaja casi como un cazatesoros. "Esta piedra de jade la he visto pulir personalmente en un mercado de Mvyanmar", cuenta. En Asiatic hay también bolsitos, ornamentos inspirados en el budismo y hasta obras de arte de artistas locales. Todo único.
