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Teatro de Medianoche celebra 40 años en Arbolé con Oleíco y ‘El pirata que quiso capturar la luna’

La compañía de títeres, afincada desde hace seis años en Belchite, es de las pioneras en España del teatro negro y teatro de sombras con esa pieza

Araceli Gil y Domingo Castillo con las fotos de su títere Oleíco, nacido durante la pandemia.
Araceli Gil y Domingo Castillo con las fotos de su títere Oleíco, nacido durante la pandemia en Belchite.
A. C./Heraldo.

Teatro de Medianoche, la compañía de títeres asentada desde hace seis años en Belchite, cumple 40 años y lo celebrará de diferentes modos: con una exposición de 50 fotos de 30 x 40 montadas en la sala Arbolé de su Oleíco, ese títere vinculado con el aceite que nació durante la pandemia, y con la representación el sábado 16 y domingo 17 (entradas en teatroarbole.es y taquilla) de ‘El pirata que quiso capturar la luna’, la pieza de sombras que estrenaron en 1986, que rehicieron por completo en 2016, tanto en imágenes como en puesta en escena, en texto y en música e iluminación. 

Esa obra, tal y como reconocía su director Domingo Castillo, ha sido la que he tenido más éxito de la compañía entre la larga veintena de piezas que han representado en Aragón, España y en varios países del mundo: México, Francia, Italia, Portugal y Suiza, entre otros.

En la presentación de los dos actos en la sede de Arbolé, acompañaban a Domingo Castillo, su mujer y titiritera y artista-artesana de muchas cosas Araceli Gil, y Ángela, la hija de ambos que se ha sumado a varios espectáculos. Pablo Girón, uno de los responsables de Arbolé, hizo un elogio de los títeres y de algo que valora mucho de ellos y de otros grupos: sigue realizando un trabajo creativo que parte de lo manual, de la horas de taller. Todo nace en su taller. 

“Cuando logras desembarazarte de la gestión y todo y eso, y entras en el taller, toda cambia. Sales de ahí con una sonrisa”. Iñaqui Juárez, otro de los responsables de Arbolé, recordó que Pajarola, antecedente de Títeres Arbolé, Momo y Teatro de la Medianoche participaron en unas campañas de títeres (promovidas por el Gobierno de Aragón) por 311 escuelas unitarias de la Comunidad en las que ofrecían montajes de títeres.

Iñaqui Juárez, Domingo Castillo, Araceli Gil y Pablo Girón durante la presentación de la muestra y de las funciones del sábado y del domingo.
Iñaqui Juárez, Domingo Castillo, Araceli Gil y Pablo Girón durante la presentación de la muestra y de las funciones del sábado y del domingo de Teatro de Medianoche.
A. C./Heraldo.

Domingo Castillo y Araceli Gil se conocieron en un curso de teatro en Panticosa. “Al principio queríamos hacer un teatro visual, de texto, de imágenes. Recuerdo que vi a Iñaqui Juárez trabajando en el taller y aquello nos cambió la vida”, apuntó Domingo. Él y su compañera apostaron por la osadía, aprendieron todo lo que pudieron, experimentaron con los materiales y empezaron a hacer espectáculos, que fueron programados en muchos lugares. El director de Teatro de la Medianoche viajó en el tiempo hasta Aliaga (Teruel): llegaron allí los titiriteros para impartir un taller y había un montón de niños y muchos de los abuelos del pueblo. “Fue muy emocionante ver a los niños con sus pequeños títeres y a los abuelos con los suyos. Fue un experiencia intergeneracional inolvidable”, recordó.

“Si esa campaña fue especialmente humana y evocadora, también fue muy importante participar en el Festival Internacional de Títeres y Marionetas, de Zaragoza, que duró quince años. Era importante no solo figurar en el programa sino convivir con maravillosas compañías como el Teatro Negro de Praga o italianas que te enseñaban sus apuestas, sus técnicas, sus marionetas de guante o de hilo, etc.”, dijo Domingo, y se atrevió a seleccionar sus espectáculos más importantes: el ya citado ‘El pirata que quiso capturar la luna’, ‘El habitante de los espejos’, ‘Sueños de medianoche’ y ‘SeRes Uhmonos’, una función que nació a partir de un cómic de Araceli.

Algunas de las fotos de este embajador de Belchite y su comarca que es Oleíco.
Algunas de las fotos de este embajador de Belchite y su comarca que es Oleíco.
A. C./Heraldo.

Iñaqui Juárez recordó otro proyecto: ‘La profecía’, escrito por Fernando Lalana. Explicó Domingo Castillo la historia de ese proyecto: “Por supuesto. Pensamos primero en una pieza medieval, pero a escribirla en verso no llegamos, es decir, no nos atrevimos. Lo hizo un gran escritor como Fernando Lalana. Ahí se nos fue un poco la mano, no calculamos bien los esfuerzos. Había veinte personajes en escena, algunos de un metro, y los manejamos solos los dos. Ni siquiera hubo un lapso de diez segundos en que no estuviéramos en escena”, decía.

También contó que un títere a veces puede hacer más cosas que un ser humano, no solo de movimiento, y explicó cómo nació el diarito fotográfico ‘Oleíco de Belchite. Confinado por el bicho’: “Si hubiésemos hecho las fotos con seres humanos, con esa situaciones que vivimos en la pandemia, nadie querría verlas. Sin embargo, al presentar todo lo que se vivió a través de un títere se mira con simpatía, y hasta con una sonrisa en la boca”. Iñaqui Juárez matizó que con un títere no te identificas, como puede suceder con un actor, sino que te proyectas. “El títere es mi ‘alter ego’”, dijo.

Domingo Castillo se atrevió a seleccionar sus espectáculos más importantes: el ya citado ‘El pirata que capturó la luna’, ‘El habitante de los espejos’, ‘Sueños de medianoche’ y ‘SeRes Uhmonos’, una función que nació a partir de un cómic de Araceli Gil, la otra fundadora de Teatro de Medianoche

El fin de semana llegará un montaje que en su día fue un ejercicio de audacia, sutileza, imaginación plástica y de poesía. Teatro de la Medianoche no había visto nunca en directo el teatro de sombras. No importó. Lo hizo con ‘El pirata que capturó la luna’, con texto de Dennis Haseley, donde se narra la historia de un pirata que vivía aislado en su isla, sin querer a nadie ni a nada. Y de repente se empeña en atrapar a esa luna insolente y belleza que se desliza en el cielo y en el espejo de las aguas.

Teatro de Medianoche es una compañía pionera del teatro negro y de sombras en España, pero ha hecho un poco de todo: máscaras, títeres de meda, marionetas de hilo, bunraku… Y siempre ha cuidado al máximo la calidad, la elegancia, la belleza de su trabajo, sin descuidar algo capital: entretener, divertir e invitar a soñar.

La colección de marionetas Oleíco.
La colección de marionetas Oleíco, repleta de colorido.
A. C./Heraldo.
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