poESÍA. OCIO Y CULTURA

Estela Puyuelo: “El 8 de marzo debe servir para visibilizar la valiosa labor de las mujeres”

La poeta y profesora presentó el sábado su poemario ‘Soledad no tiene gato’ en una función coral con 20 creadoras oscenses

De izquierda a derecha, la cuentista Sandra Araguás, la historiadora Irene Abad, la etnógrafa Nereida Torrijos, la escritora Angélica Morales, la periodista Myriam Martínez y la pintora Marian Ruiz. Estela Estela Puyuelo 09:21 Enviaste Genial. Una tuya sola no tendrás, verdad? Estela Estela Puyuelo Del espectáculo no. ¿Busco una? Enviaste No, una más personal. no del espectáculo que ya tenemos 10:18 Estela Estela Puyuelo Vale, ahora te envío una 10:38 Estela Estela Estela Puyuelo No encuentro horizontal. ¿Vale esta? 12:00 Enviaste Vale. Besos. Estela Estela Puyuelo Genial. Te he pasado lo que tengo a mano. No estoy en casa. Graciaaassss? Enviaste De quién son las fotos? Estela Estela Puyuelo Las del espectáculo son de todas, no importa poner el nombre del fotógrafo. La que estoy sola es de Isabel Cabanes.
De izquierda a derecha, la cuentista Sandra Araguás, la historiadora Irene Abad, la etnógrafa Nereida Torrijos, la escritora Angélica Morales, la periodista Myriam Martínez y la pintora Marian Ruiz. 
Archivo Estela Puyuelo.

Estela Puyuelo (Huesca, 1976) es profesora de literatura, escritora y columnista de HERALDO. Acaba de publicar un nuevo poemario, ‘Soledad no tiene gato’ (Los Libros del Gato Negro), y lo ha hecho en un espectáculo donde han participado 20 mujeres altoragonesas de diversas profesiones que se reivindicaron a sí mismas, en cierto modo, y como la propia Estela a las mujeres de la Generación del 27. Fue algo así como una celebración anticipada del Día Internaciona de la Mujer Trabajadora, que se celebra el 8 de marzo.

¿Qué es ‘Soledad no tiene gato’, un espectáculo o un poemario o las dos cosas?

Empezó siendo un poemario. Buscaba presentarlo en torno al 8 de marzo, por su temática feminista, pero el formato de la presentación fue creciendo y tomando forma como si tuviera vida propia hasta convertirse en un verdadero espectáculo, en una ventana mágica desde donde contemplar una riquísima muestra del pensamiento y el arte de las Sinsombrero oscenses del siglo XXI.

Alude a las Sinsombrero. ¿Qué le debe a esa generación de Concha Méndez, Maruja Mallo, Rosa Chacel, María Teresa León y otras?

Les debemos que se quitaran el sombrero. Un día, en plena plaza del Sol de Madrid, las pintoras Maruja Mallo y Margarita Manso se encontraban junto a Federico García Lorca y Salvador Dalí y, los cuatro, decidieron quitarse el sombrero en plena calle para «romper la norma» y «evitar que se congestionen las ideas». Inmediatamente, comenzaron a recibir pedradas e insultos de la gente. La anécdota sirvió para denominar como «las Sinsombrero» a un grupo de mujeres intelectuales y artistas españolas pertenecientes a la Generación del 27, todavía no demasiado conocidas. El espectáculo ‘Soledad no tiene gato’ quiere ser una forma de visibilizar la labor de estas mujeres maravillosas, artistas e intelectuales del pasado, prácticamente desconocidas simplemente por el hecho de ser mujeres. Y, también, es una manera de hacer visible el talento femenino de casa. La función que representamos brilla por sí misma, cada artista la ilumina con su magia y, en conjunto, resplandece como una estrella poderosa.

"Reivindicaría a tres mujeres muy distintas entre sí pero que para mí son un ejemplo de grandísimas feministas: la humanista francesa Cristine de Pizan, como pensadora y pionera en la lucha contra la misoginia, a la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, porque sus disertaciones llegan a la profundidad del ser, y a la zaragozana Cristina Fallarás, un ejemplo de cómo la fuerza de todas las mujeres suma contra la violencia machista"

¿Destacaría alguna, un libro o varios, hechos, actitudes en concreto?

 Entre todas las Sinsombrero, destacaría a María Teresa León, digna heredera de su tía, María Goyri. Me llevó a ella, antes de que estallara el fenómeno de «las Sinsombrero», mi amor por Federico García Lorca, la amistad que el granadino tenía con Rafael Alberti y con ella misma. Su mirada hipnotiza en las fotografías. Adoro su obra poética. Pero, además, fue una mujer que luchó por la libertad de pensamiento con valentía e inteligencia, incluso desde el exilio. Hace unos meses, pude disfrutar del documental 'Aitana' en el Salón Azul del Casino de Huesca, donde las historiadoras Irene Abad y Sescún Marías dinamizaron un coloquio muy interesante sobre su brillante figura que terminó cercada por las sombras del Alzheimer. En él se reivindicó su memoria, siempre eclipsada por la fama de Alberti y hasta se propuso bautizar una calle en Barbastro con su nombre, donde tuvo los primeros contactos con los libros cuando iba a visitar a Concha de la Llera, hermana de su abuela. Así lo expresa en su autobiografía, ‘Memoria de la melancolía’.

Momento de la representación del primer día de marzo.
Momento de la representación del primer día de marzo con las 20 mujeres creadoras, a las que Estela Puyuelo como "las Sinsombreros oscenses del siglo XXI".
Archivo Estela Puyuelo.

¿Por qué 20 mujeres, casi todas oscenses, muchas maestras o artistas?

 El número, como casi todo el espectáculo, se ha ido generado solo. Pedí colaboración para presentar el libro a un grupo de artistas de Huesca con el que mantengo mucha relación y, poco a poco, fue aumentando porque cada mujer me sugería otras y se cerró, por sí mismo, en 20. Pero en el escenario han participado muchas más personas. Tengo que destacar a la regidora, Olga Casasín, con quien he colaborado para diseñar el espectáculo, la presencia de Irene Miranda, Rolán Hernández y Noa Ballesteros, que actuaron junto a sus madres y, también, al guitarrista Jesús López y al percusionista Carlos Mored, quienes tocaron para poner música a la voz de Ery Praderas, que interpretó un tema propio. Desde aquí vaya nuestro agradecimiento a los técnicos José Ángel Claver y Jaqueline Bastarós por mimar cada pieza artística.

Entre todas las Sinsombrero, destacaría a María Teresa León, digna heredera de su tía, María Goyri. Me llevó a ella, antes de que estallara el fenómeno de «las Sinsombrero», mi amor por Federico García Lorca, la amistad que el granadino tenía con Rafael Alberti y con ella misma. Su mirada hipnotiza en las fotografías.

¿Quiere defender un proceso de intelectualización de la mujer, reivindicar sus ideas, su capacidad de acción, el torbellino de su pensamiento y actitud, la necesidad de que esté más presente en la vida pública o cultural?

Sí, exacto. Todo eso quisiera. Y más. Reivindicar sus ideas y sus creaciones artísticas. Todavía la mujer está muy relegada al ámbito doméstico y asume la mayor parte de las tareas y de los cuidados de sus seres queridos. Soledad es el nombre de la protagonista de uno de mis poemas, una mujer que vive sola, como tantas viudas o solteras, pero siempre está «llena de gente», porque ayuda a unos y a otros. Pero las mujeres también debemos dedicarnos tiempo a nosotras mismas. Del ocio surgen los proyectos intelectuales y artísticos, de poner la mirada en otras esferas.

Vayamos con tu libro de poemas que has publicado en Los Libros del Gato Negro. ¿Qué supone en tu trayectoria y qué asuntos nuevos has querido abordar?

Para mí es un paso adelante en mi trayectoria como poeta. Por primera vez me declaro abiertamente feminista, aunque mis poemas ya hablaban de feminismo antes. Creo que el arte también debe ser comprometido, porque el mundo duele y en la expresión poética brota de ese dolor punzante con que golpea a injusticia, se desangra con la empatía hacia los marginados, hacia quienes no tienen voz, ni recursos, ni fuerza para gritar.

"El 8 de Marzo debe servir para recordar lo que falta por hacer, para visibilizar la valiosa labor de las mujeres en todas las parcelas, debe ser un impulso para seguir luchando por las mismas oportunidades para todos y, también, para eliminar la violencia machista, esa gran lacra que no se acaba", dice Estela Puyuelo

¿Cómo definiría su mirada feminista, que defiende, qué pide, que considera que falta por lograr?

Creo que los movimientos feministas han logrado derechos para la mujer, han mejorado la vida personal y laboral y han puesto en valor a muchas mujeres olvidadas, humanistas y científicas de todos los tiempos. Pero también estas corrientes de pensamiento, las más radicales, han provocado cierto rechazo al feminismo por parte de la sociedad en general. Tengo claro que no se puede criticar al hombre de forma sistemática e indiscriminada para tacharlo de machista, maltratador o continuador de roles que defienden la preponderancia del macho. El feminismo se debería construir, también, junto a esos otros hombres que representan a las nuevas masculinidades para que el discurso hable menos de la igualdad entre sexos y más de la igualdad de derechos entre las personas.

¿Para qué debe servir el 8 de marzo?

Debe servir para recordar lo que falta por hacer, para visibilizar la valiosa labor de las mujeres en todas las parcelas, debe ser un impulso para seguir luchando por las mismas oportunidades para todos y, también, para eliminar la violencia machista, esa gran lacra que no se acaba.

¿Qué tres mujeres, por ejemplo, reivindicaría y por qué?

Reivindicaría a tres mujeres muy distintas entre sí pero que para mí son un ejemplo de grandísimas feministas. A la humanista francesa Cristine de Pizan, como pensadora y pionera en la lucha contra la misoginia con su reveladora obra ‘La ciudad de las damas’ (1405). A la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, porque sus disertaciones llegan a la profundidad del ser, y a la zaragozana Cristina Fallarás, por su ‘Ahora contamos nosotras’, un ejemplo de cómo la fuerza de todas las mujeres suma contra la violencia machista.

Estela Puyuelo.
Estela Puyuelo.
Isabel Cabanes.
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