Una guía y una visita virtual para recuperar el pasado judío de Zaragoza

El Ayuntamiento publica un libro de Susana Lozano y Asunción Blasco que recorre paso a paso la geografía sefardí de la ciudad

Los baños judíos se llaman oficialmente a partir de ahora Baños del Rey.
Los baños judíos se llaman oficialmente a partir de ahora Baños del Rey.
Guillermo Mestre

Los baños judíos de Zaragoza, ubicados actualmente en el Coso 126-132, no son judíos. Esta es una de las conclusiones que se pueden extraer de la presentación, ayer, del libro ‘La judería de Zaragoza’, que ha publicado el Ayuntamiento de Zaragoza a modo de guía para todos los interesados en el pasado sefardí de la ciudad. El Ayuntamiento propone ahora (y adopta) que su nombre oficial sea Baños del Rey.

La obra, de marcado carácter divulgativo, tiene como autoras a dos historiadoras forjadas en la Universidad de Zaragoza, Susana Lozano y Asunción Blasco. Una es especialista en la Zaragoza de los siglos XIV y XV y la segunda ha dedicado décadas de trabajo a investigar la cultura judía. Asunción Blasco publicará en breve un libro sobre ‘Los judíos y los baños en Zaragoza’, en el que explica pormenorizadamente la cuestión.

"Esos baños se remontan al menos al siglo XIII –explicaba ayer–, y tras la Reconquista de la ciudad a los árabes el Rey fue concediendo su explotación a cambio de una renta anual. Eran públicos y fueron usados por hombres y mujeres de las tres religiones, cristiana, musulmana y judía, y estaban fuera de la judería. Es cierto que a principios del siglo XV fueron regentados por una mujer judía, Tolosana de la Cavallería, pero poco más. Lo propio es llamarlos Baños del Rey. Algunos investigadores de los siglos XIX y XX los llamaron ‘baños judíos’, denominación que arraigó a partir de mediados del siglo XX"».

No será la única novedad científica del futuro libro de Asunción Blasco, ya que en sus páginas avanza el lugar donde a su juicio se encontraba el micvé, el baño ritual, del que además sugirió ayer que podría haberse conservado algún vestigio. Mientras llega ese libro, la noticia estaba en esta nueva guía municipal, en la que se recogen los primeros testimonios judíos de Saraqusta, durante la taifa de Zaragoza, destacando a judíos ilustres como Ibn Paquda; el origen de la judería, donde se documenta la aljama por primera vez en 1175 y la presencia de judíos francos de grandes familias como los Alazar o los Cavallería; y el apogeo y ocaso de ese espacio urbano. El libro, de 72 páginas, está escrito en un lenguaje comprensible para todo tipo de público e incluye un plano con las ubicaciones que tuvieron en su día los principales edificios de la judería: las puertas, las sinagogas, el hospital, el mercado, el micvé y las iglesias cristianas que rodeaban este espacio. "Zaragoza es un palimpsesto, una ciudad en la que se han ido superponiendo las distintas culturas y, lamentablemente, apenas han llegado a nuestros días vestigios de la cultura judía. La intención de esta guía ha sido lograr que el lector vea lo que ya no está pero sí ha estado".

Mapa de la Zaragoza judía

 

Para la ilustración de los capítulos se ha contado con imágenes digitalizadas de un facsímil de la Hagadá de Sarajevo, manuscrito del siglo XIV del Museo Nacional de Bosnia-Herzegovina, y cuyas ilustraciones recrean la vida cotidiana de la población judía de la Corona de Aragón. El libro estará a la venta en las tiendas de los museos de la Ruta Caesaraugusta al precio de 20 euros, y llega acompañado de un tour virtual por los Baños del Rey, que puede contemplarse a través de la web de Zaragoza Turismo. El tour virtual permite navegar a través de 6 puntos (1 exterior y 5 de interior) para ver los baños desde cualquier perspectiva. Paralelamente, hay 10 puntos de información acompañados de imágenes y vídeos.

A la presentación de la obra asistieron ayer, además de sus autoras, la concejal de Cultura, Sara Fernández; la jefa del Servicio de Cultura, Romana Erice; y José Francisco García, gerente del Patronato de Turismo municipal.

Sara Fernández habló, lógicamente, de la situación en la que se encuentran los baños de los que, subrayó, "la idea que siempre ha tenido el Ayuntamiento es la de que se puedan visitar públicamente, pero esta posibilidad de momento se ve lejana".

En los años 60 del pasado siglo se empezó a construir el bloque de pisos que puede verse actualmente en el Coso 126-132. Aunque los restos de los baños habían sido declarados Monumento Nacional en 1931, para la edificación de la finca se destruyó una pequeña sala que comunicaba con la que hoy se conserva y, esta última, se desmontó y se volvió a montar dos metros por debajo de su cota inicial.

Con el correr de los años se quisieron recuperar para disfrute público, pero todo fueron problemas. Primero con la comunidad de vecinos, a los que se les acabó expropiando los restos y se les compensó con 70.000 euros; y, posteriormente, para hacerlos visitables, se adquirió el local que ocupó durante muchos años Textiles Marín.

Cuando se quiso hacer el proyecto arquitectónico para hacerlos visitables se vio la imposibilidad de cumplir con las medidas de seguridad y evacuación municipales, al parecer por tan solo «40 centímetros».

"El espacio del que disponemos es muy reducido –explicaba ayer Sara Fernández–, porque de lo que se trata es de abrir los baños al público y tener un centro de interpretación sobre la cultura judía. Pero nos encontramos con que no hay manera de cumplir con la normativa contra incendios y de evacuación. Quizá para que sean visitables la mejor opción es sacarlos de allí, pero esto también es difícil porque no se pueden llevar a cualquier sitio. Habría que acomodarlos en su entorno. En cualquier caso, los Baños del Rey constituyen aún una asignatura pendiente del patrimonio municipal". "La solución no es fácil –remachaba Asunción Blasco–. Es una lástima porque la musealización ya estaba hecha".

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