Zaragoza, con el corazón 'partío' por Operación Triunfo

Naiara y Juanjo se han repartido apoyos y afectos como favoritos, aunque la fiesta de seguimiento de la gala final del programa en el pabellón Príncipe Felipe se ha desarrollado con una alegría conjunta por ambos

Casi 10.000 personas acuden al Pabellón Príncipe Felipe a ver la final de Operación Triunfo.
Casi 10.000 personas acuden al Pabellón Príncipe Felipe a ver la final de Operación Triunfo.
Oliver Duch

Antes de entrar en harina, la noche OT en Zaragoza había sido ya tarde OT, una balanza de fiel retador con dos pesos alternos a los lados, porque ha estado presidida por dos nombres de seis letras. Naiara y Juanjo. La fila de entrada andaba dividida; la grada, una vez dentro, también… y Zaragoza entera, con sus dos representantes en la gran final como favoritos para el podio y, por ende, la victoria. Pancartas grandes e incondicionales de ambos, en un remedo que recordaba al de las aficiones de la Real y el Athletic, unidas de ‘pintxos’ antes de los partidos.

“Que gane el mejor”. “Pero que sea Naiara”, decía Aroa, la más ‘madrugadora’ en la fila de acceso, con cuatro horitas de viento y fresco a sus espaldas. “Juanjo se lo merece, ha hecho un concurso de diez con actuaciones increíbles”, decía Alba, en una representación literal de esa división amistosa entre los seguidores de OT en Zaragoza.

No faltaban los juicios de valor con baremos estajanovistas por el gran trabajo de Naiara, su naturalidad, el vozarrón que tiene y lo normal que es”, como apuntaban Alba, Mario y Adrián, tres de las aproximadamente 5.500 personas (asistentes finales de las 9.900 invitaciones repartidas) que se han acercado este lunes por la noche a la sede del España-Letonia de basket del jueves 22 de febrero. “Juanjo tiene mucho arte, como pasa con todos los de Magallón”, apuntaba Chelo, mientras Juncal y Raquel sonreían junto a una gran foto del que también fuera ganador de ‘Jotalent’.

'Pregoneros, pregoneros'

Poco antes de que empezase la gala aparecería en el parqué la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca. La grada soltaba ipso facto un “pregoneros, pregoneros” al unísono, y Chueca, sonriente, salió del brete con rapidez. “Paso a paso: cuando termine todo esto, los recibiré y hablaremos”.

El pabellón Príncipe Felipe reúne este lunes a miles de espectadores en una fiesta musical con dos finalistas aragoneses: Naiara (26 años, de la capital zaragozana) y Juanjo (20, de Magallón).

El inicio de la gala, con Chenoa en plan Donna Summer y su ‘Last dance’, se ha seguido con silencio religioso desde el pabellón, hasta que ha entrado la percusión. Ahí han arrancado los aplausos y el público se ha metido en harina con Paul Thin dando la primera rèplica a la triunfita original. La entrada de Naiara ha sido una explosión, y la de Juanjo con Martin, el acabóse. Los dos zaragozanos no han sido nominados para la eliminación en todo el concurso, y eso nadie lo olvida.

Con las canciones, el pabellón se ha convertido en una iglesia en misa matinal. Las actuaciones se han seguido con un silencio reverente, solo interrumpido por alguna exclamación puntual de entusiasmo; era como si las personas congregadas en la grada no quisieran distraer a los concursantes en las pantallas. Con Martin y su ‘Golden hour’ le ha entrado a las pantallas el baile de San Vito: los parpadeos de la imagen, salteados de fondo verde, han creado irritación entre el personal, pero el susto ha durado un minuto.

La gala seguía adelante y en el pabellón no se movía nadie. La tensión ‘cortacuchillera’ se mascaba, pero también la contentura. ¿Cómo iba a acabar todo? La eliminación de Juanjo en el último corte fue un shock y menudearon los gritos de "tongo, tongo", pero los gritos de ánimo a Naiara ante la última batalla ahogaron enseguida la pena ‘juanjista’. Por otro lado, los problemas de cobertura que suele haber en el pabellón se reprodujeron en el peor momento: el de votar por Naiara en el momento clave. No fue poca la gente que salió a la calle para votar en ese tramo de la gala.

Naiara y Juanjo se han repartido apoyos y afectos como favoritos, aunque la fiesta de seguimiento de la gala final del programa en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza se ha desarrollado con una alegría conjunta por ambos

"Una jabata"

Ruslana y Paul Thin eran los últimos eslabones de la cadena hasta el triunfo en la operación de marras, y ya sabe casi todo el mundo como acabó el cuento; a diferencia de lo que mandan los cánones de las fábulas, la princesa zaragozana no se sintió material de salvamento, ni antes de ganar ni, desde luego, tras su victoria. "Es una jabata, puede con todo", sentenciaba Ana antes de regresar a su butaca para abordar el festín final. 

Y Naiara no le decepcionó, como tampoco lo hizo con ninguno de los presentes. Simplemente puso en práctica lo que lleva haciendo casi media vida, su aún corta vida de 26 años y 10 meses: echar ‘palante’ con gallardía, celebrar a lo grande y mirar al futuro con felicidad absoluta. "El mundo es suyo", decía Raquel, y pinta a que no le va a faltar razón.

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