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Fernando Sarría: "No sé si es mi libro más erótico"

El escritor de Ejea de los Caballeros, con una veintena de poemarios a sus espaldas, publica 'La lluvia azul' (Olifante)

Fernando Sarría. Retrato artístico de archivo.
Fernando Sarría. Retrato artístico de archivo.
Columna Villarroya.

Fernando Sarría (Ejea de los Caballeros, Zaragoza) lleva más de tres lustros publicando versos. Como si quisiera celebrar el Día de los Enamorados publica en Olifante uno de sus libros más sensuales, y eso en su trayectoria quizá sea mucho decir: ‘La lluvia azul’, donde hay un poco de todo. Erotismo, deseo, amor, desapego, exaltación de la amada, naturaleza e imaginación, fantasía y sentido onírico de la vida. “Como toda poesía que se precie -escribe en la solapa el profesor y fino poeta Joaquín Sánchez Vallés-, ‘La lluvia azul’ propone una visión del mundo, una postura ante la realidad y una vía de (auto)conocimiento, en la que ese erotismo se convierte en un procedimiento de indagación: ‘Yo era un ciego y tú el misterio de lo desconocido’”.

¿Cuál sería la génesis del poemario? ¿Es un libro de poemas o son poemas para una unidad preconcebida?

Este libro es, en realidad, la unión de dos poemarios previos, concebidos cada uno como unidad, y además algunos poemas sueltos. Todos ellos escritos hace ya bastante tiempo, por cierto. De normal, mis libros se construyen poema a poema, aunque siempre hay entre ellos una idea general. Así que, en este caso, es un poco diferente. Aunque todos los poemas incluidos tienen una pulsión muy parecida.

¿Por qué ha titulado esa unión de poemarios y poemas ‘La lluvia azul’?

También el título ha surgido esta vez de un modo diferente a otras. En ‘La fórcola’, por ejemplo, mi libro anterior, el título fue el desencadenante de los poemas. En esta ocasión, sin embargo, ha surgido casi como una revelación, al final de las correcciones, y lo cierto es que el título está contenido en un verso de uno de los poemas.

Ahondemos, entonces, un poco en esos matices del azul.

El azul es el color del horizonte, el color del universo con sus astros y el que evoca el mar…. El azul es placentero, da sosiego, y la lluvia azul es la sensación que culmina en la piel y en el corazón, donde decimos que se reflejan los sentimientos.

Usted es, no sé si radical o esencialmente, un poeta amoroso. O incluso erótico. Y esa cualidad se reúne en su fascinación por el amor y el mar. ¿Por qué?

Creo que podría decirse que es más fascinación por el deseo que por el amor, aunque una cosa no es ajena a la otra y forman muchas veces una urdimbre necesaria, aunque no única. El mar es para mí la salvaguarda de muchas cosas. De niño viví un tiempo en Calafell y mis circunstancias me hacían andar entre dunas, por la orilla del mar, solo, con mis cinco años. A menudo pienso que quizá el mar entonces me hablaba y yo todavía no entendía lo que me decía, pero quedó la semilla dentro y con el tiempo aquellas conversaciones van saliendo.

Parece, entonces, que el mar le dictase versos o le contase cuentos. ¿Está de acuerdo que este es su libro más erótico?

No sé si ‘La lluvia azul’ es mi libro más erótico. Creo que hay unos cuantos libros míos que incluyen muchos poemas sensuales: ‘Todas las mentiras que te debo’, ‘Poemas de la incertidumbre’, ‘Las horas’ y por supuesto ‘69 poemas’ donde escribí un tercio del libro junto a Miguel Ángel Yusta y Fran Picón. Es verdad que una de mis líneas de trabajo es la poesía sensual.

Quizá ya lo habrá respondido antes, pero hoy es el Día de los Enamorados. ¿Qué es para usted la poesía?

Como digo habitualmente, la poesía significa no solo una manera de posicionarme ante el mundo, comunicarme y sentir; dijo Ana María Matute, en el discurso de entrega del Premio Cervantes, que escribir era para ella respirar; yo siento lo mismo.

Usted con Fran Picón, Belén Mateos, Nacho Escuín y otros autores es uno de los promotores de ciclos líricos, de recitales, de encuentros entre poetas. ¿Para qué sirve todo eso, es algo endogámico o atrae a públicos muy distintos?

A mediados de la primera década de este siglo hubo una irrupción importante de poetas que leían sus obras en bares y centros cívicos. Pasados los años, la realización de este tipo de eventos se ha consolidado en la ciudad de Zaragoza como algo habitual. El ciclo ‘Poesía para perdidos’, de la Asociación Aragonesa de Escritores, funciona desde el año 2008, sin interrupción. También en La Casa de Zitas, desde esa misma época, vienen realizándose recitales con poetas de la tierra y de fuera, que tienen un público fiel y que se va renovando. Por otra parte, Nacho Escuín ha mantenido sus ‘Jueves poesía’, ahora en el Teatro de la Estación. Además, la Asociación Noches de Poemia, se unió un momento determinado a estos circuitos, con las sesiones de slam y de “micro abierto”, que acogen a un buen número de seguidores y público en el mundo universitario y jóvenes aficionados. También Transversores y Bonhomía son asociaciones que organizan eventos en diversos locales de ocio y culturales de la ciudad.

¿Cuál es la valoración?

Aunque ya sabemos que la poesía es apreciada por una minoría, su público es fiel y entendido. En los últimos años, en Zaragoza hemos visto mucha repercusión entre un público joven, como se evidencia en el festival Rasmia, que coordina Noches de Poemia.

El poeta también es uno de los grandes promotores de recitales en Zaragoza.
El poeta también es uno de los grandes promotores de recitales en Zaragoza.
Archivo F. Sarría.

TRES POEMAS

SENTÍA tu agitación

bajo el aliento de mi boca.

Respiraba por ti

a leves milímetros de tus hombros.

Imán inevitable, tu belleza perenne

me arrastraba más allá del acantilado,

hasta el fondo de tu cuerpo,

océano profundo en el que jamás quise salvarme.

*****

BAJO el ocaso el mar se amansa

y tú recorres la distancia con tus pies descalzos.

Mantengo la mirada en la línea que abarco,

sé que siempre debo tender puentes a tu cuerpo

y alcanzarte como solo se puede hacer en la noche.

Cantas y yo escucho latir tu corazón,

mientras subes lentamente tu falda

para enseñarme el principio del mundo.

*****

DUERMO con la radio encendida si no estás.

Me despierto cuando calla alguna melodía

y escucho una voz que habla de ídolos y leyendas.

La cama es ancha como mi espera del amanecer.

En verano me muevo en todas las direcciones

buscando la fresca soledad entre las sábanas,

pero en invierno, echo de menos

la tibia calidad de tu piel.

Anhelo cuando vienes

y, con un mohín lleno de ternura

mientras te acercas a mi lado,

al besarme apagas la radio.

De ‘La lluvia azul’. Fernando Sarría. Olifante. Ediciones de Poesía.

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