MÚSICA. OCIO Y CULTURA

Ricardo Casero: "Casi toda Europa está llena de grandes intérpretes aragoneses"

La Orquesta Reino de Aragón, dirigida por el valenciano, toca en el Ciclo de Introducción a la Música arias de Mozart y la V Sinfonía de Beethoven

Ricardo Casero ha trabajado en medio mundo, pero reconoce tres clicks que definen su trayectoria: el traslado a Madrid, los estudios en Indiana y el retorno a Valencia.
Ricardo Casero ha trabajado en medio mundo, pero reconoce tres clicks que definen su trayectoria: el traslado a Madrid, los estudios en Indiana y el retorno a Valencia.
Archivo ORA.

La madre de Ricardo Casero tenía en Valencia una tienda de ‘souvenirs’ y a menudo llegaban instrumentos de música de juguete. Una vez, con cuatro o cinco años, llegó un trombón blanco de plástico y se lo quedó. Su padres eran aficionados a la música, ella era soprano y él tenor. Con aquel regalo, Ricardo empezaba una carrera que contiene una aventura fascinante: con quince años se incorporó al ejército y mejoró su formación musical, y grabó con grupos de jazz y de pop, acompañó a Serrat y a Isabel Pantoja, entre otros.

A los 18 años aprobó una oposición para la Orquesta Sinfónica de Madrid. De allí pasó a la Universidad de Indiana (Estados Unidos) y más tarde al Teatre de les Arts (Valencia), donde coincidió con sus amados Lorin Maazel y Zubin Mehta; este le deslumbró por «su rigor, su humanidad y su sabiduría». Una vida tan matizada y rica no se puede compendiar en frases de telegrama: dio clases, empezó a preparar metales y vientos para jóvenes orquestas y, al fin, abrazó la dirección musical de modo autodidacta, algo que no entraba en los planes del trombonista; ahora su currículo es apabullante. Ya son diez años los que lleva al frente de la Orquesta Reino de Aragón (ORA), que toca hoy, a las 11.30, en la sala Mozart, en el Ciclo de Introducción a la Música; ofrecerá Arias de Mozart y la V Sinfonía de Beethoven, con la soprano de Federica di Trapani como artista invitada.

Ya lleva una década al frente de la Orquesta Reino de Aragón.

Yo dirigía un máster de músicos en Valencia, que tenía su propia orquesta, la Master Simphony. A mí me preocupaba mucho que los alumnos, además de estudiar y tocar, tuviesen la experiencia del escenario. Tocábamos en el Palau de la Música y hacíamos algunas giras. Poco a poco pasé de colaborador a director.

Ya. ¿Por qué dio el salto?

En una gira por Taiwán y China vi que necesitábamos una trompeta. Alguien me recomendó a Sergio Guarné, director gerente de la ORA, y en aquella gira hablamos mucho. La ORA ya existía, daba uno o dos conciertos al año. Me ofreció ponerme al frente de la dirección musical.

"No es normal que una ciudad con 700.000 habitantes no tenga una orquesta sinfónica, ni tampoco Aragón. Sigue siendo una anomalía y mucha gente del panorama musical lo comenta. Se sabe"

¡Menudo órdago!

«Lo vamos a intentar», contesté. Pensé: «Zaragoza, quinta ciudad española, un Conservatorio Superior estupendo, una gran tradición musical y el espléndido Auditorio». Es verdad que le dije: «Si vamos a ir a por esto habrá que ir en serio porque yo voy a apostar muy fuerte». Estaba convencido que era necesaria una orquesta profesional. No es normal que una ciudad con 700.000 habitantes no tenga una orquesta sinfónica, ni tampoco Aragón. Sigue siendo una anomalía y mucha gente del panorama musical lo comenta. Se sabe. Cuando voy al extranjero como director invitado me presentan como el director de la Orquesta de Aragón, no me presentan como Ricardo Casero.

Ricardo Casero tiene una casa en Huesca donde pasa mucho tiempo: en el estudio o paseando por la naturaleza, los árboles y los pájaros le evocan piezas musicales.
Ricardo Casero tiene una casa en Huesca donde pasa mucho tiempo: en el estudio o paseando por la naturaleza, los árboles y los pájaros le evocan piezas musicales.
Javier Broto

Por ahora, esa es una orquesta fantasma o aplazada.

Estamos en un paréntesis, no sabemos qué va a pasar, no sabemos por dónde van los tiros con la nueva legislatura. Hay más de 1500 titulados superiores en Aragón que no trabajan en Aragón, están fuera. Es un planteamiento que también debemos hacernos.

¿Cuál?

Ese estado de la cuestión. La música no es una especie mercantil, somos gente que trabaja, que estudia y que se prepara para hacer algo más, y en Aragón no hay hueco para la gente aragonesa que estudia y hace música, y son unos grandes profesionales. Casi toda Europa está llena de grandes intérpretes aragoneses. Están en Berlín, en Stuttgart, en Viena, en ciudades de Suiza o de Bélgica. Hay aragoneses por todos lados de calidad europea. Aquí hay una carencia obvia, muy obvia, hasta que no se cambie eso con lucidez y voluntad política.

¿Cuántos conciertos pueden dar al año?

Antes de la covid-19 estábamos en 25. Casi como una orquesta profesional, sin ningún apoyo institucional, eso también hay que recalcarlo… Nos han llamado para festivales, hemos estado haciendo grabaciones, hemos ido a Italia dos años, hemos hecho ópera y la gran gira por China, hemos grabado con Auserón...

Perdone. ¿El único apoyo institucional ha sido el del Auditorio?

Exactamente. Y algunas otras aportaciones modestas. En el Auditorio apenas hay dinero, hacen lo que pueden. Te conceden una residencia que te da para dos producciones, sí, pero nada más. Y somos una orquesta profesional.

¿Qué más problemas hay?

Tenemos un déficit de público muy grande. En Zaragoza no hay poso, no ha habido una señal de identidad como ha habido en Barcelona, en Asturias, en Valencia, donde la gente va a oír a su orquesta, no va a oír una orquesta. A la suya, a la de la comunidad o a la de la ciudad. Y aquí este trabajo no se ha hecho.

"Creo que hay gente joven que la necesita; veo chavales que están perdidos. Dirigir es importante, pero más importante es que no dejemos desangelados a los jóvenes porque los estamos perdiendo"

¿Qué es lo que no se hace bien?

La música y el arte tienen que ser un contraste, no podemos incluirla dentro de toda esta mercadoctenia, de esta vorágine temática de los tiempos modernos. Tenemos que fijar nuestro espacio y tenemos que seguir dando la satisfacción que estamos dando al público. Una orquesta de Zaragoza o de Aragón es una gran oportunidad y quien se atreva con ella repara una grave ausencia.

¿De que se siente orgulloso?

Soy positivo, podría haber vivido muy bien, pero creo en esto, en lo que hago. Lo más importante de mi vida es la música: es mi religión. Creo que hay gente joven que la necesita; veo chavales que están perdidos. Dirigir es importante, pero más importante es que no dejemos desangelados a los jóvenes porque los estamos perdiendo. Soy padre y me preocupan. Debemos seguir luchando por el lugar de la música.

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Ricardo Casero, al fondo, dirige a los músicos. Dice que siempre es complejo y estimulante enfrentarse a intérpretes sensibles y tan inteligentes.
Archivo ORA.
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