LETRAS ARAGONESAS. artes & letras

Mariano Gistaín: "Escribo por desesperación o por encargo. A veces por reírme y hacer reír"

El escritor y columnista de HERALDO y '20 minutos' publica 'Familias raras', un volumen de tres cuentos que ilustra Isidro Ferrer

Mariano Gistaín publica tres cuentos sobre inteligencia artificial, uno de ellos, y el mundo familiar, y rinde homenaje a Javier Tomeo.
Mariano Gistaín publica tres cuentos sobre inteligencia artificial, uno de ellos, y el mundo familiar, y rinde homenaje a Javier Tomeo.
José Miguel Marco.

Mariano Gistaín (Barbastro, Huesca, 1958) es uno de los escritores más personales de las letras españoles de los últimos 40 años. Columnista de HERALDO, de ‘20 minutos’ y de ‘Letras Libres’, entre otras publicaciones, vuelve a la ficción con el libro ‘Familias raras’ (IEA), un volumen de tres cuentos que diseña e ilustra Isidro Ferrer, doble Premio Nacional de Diseño e Ilustración y, sin duda alguna, uno de los grandes artistas españoles, de los más imaginativos.

¿Cómo nacieron estos tres cuentos, lo recuerda?

Escribo por desesperación o por encargo. Estos cuentos reúnen las dos condiciones: estaban en el ordenador desesperados por salir -ya se sabe que los cuentos tienen vida propia- y se benefician del encargo del Instituto de Estudios Altoaragoneses, que desde hace 18 años encarga un texto a una autora o autor de la provincia para su colección Letras del Año Nuevo. Así que cuando los cuentos vieron que iban a salir al mundo con dibujos de Isidro Ferrer lo celebraron con champán: lástima que no me invitaron.

¿Sólo por desesperación o por encargo?

Y a veces por reirnos y hacer reír, como cuando escribíamos a medias con Roberto Miranda: estamos pensando en juntar nuestros cuentos y reeditarlos con los dibujos de Cano.

¿Cómo explicaría esos tres relatos de ‘Familias raras’?

El primero es una escena dialogada: un hijo y una hija adultos hablan con los hologramas de sus padres que ya no están. La inteligencia artificial o IA aprovecha todos los vídeos y los testimonios de los seres queridos para darles una segunda vida y permite esta interacción con ellos. En el segundo, ‘Papá y mamá’ -también dialogado y dedicado a Javier Tomeo-, un hijo ya huérfano llama al antiguo teléfono de la casa familiar y cree que habla con sus padres, que ya no viven... le contesta un matrimonio que podrían ser ellos; no se sabe si habla con sus padres difuntos, si todos se confunden y ceden a sus ilusiones o si el teléfono está embrujado o es demasiado inteligente.

Ese cuento parece tocar el absurdo, el malentendido y el equívoco, en forma de diálogo telefónico. Esos padres dicen no tener hijos, el hijo supuesto dice que les ha llamado durante muchos días… ¿Qué hay en el mundo que no vemos?

A veces pasan cosas raras, vemos a personas que ya no están aquí, soñamos con ellas, que no están y, sin embargo, están más presentes que cuando vivían. Vivimos rodeados de misterios, a medio camino entre las galaxias y las paradojas cuánticas, que no las entendemos pero hacen funcionar el mundo.

Eso nos sitúa en el tercer cuento, ‘Un Cristo en el armario’, quizá el más complejo, el que tiene más voces y aborda bastantes cosas: la condición de hijastro, la confesión de un crimen, fenómenos quizá cuánticos, la existencia de un Cristo en un armario y vivo…

La historia da para una novela pero es mejor abreviar que estirar, así que he preferido dejar algunos cabos sueltos, como en la vida misma, en la que muchas veces, o todas, es difícil saber qué está pasando y por qué. Ese Cristo ha pasado veinte siglos en un armario en Huesca, pero quizá para él no ha transcurrido ni un minuto porque vive con otro tiempo, otra velocidad; tampoco sabe cuál es su misión -piensa que podría ser un reserva, un suplente-, pero en todo caso está dispuesto a cumplirla cuando llegue el momento. Y tiene don de lenguas, así que se puede hablar con él.

¿Seguimos en un mundo absurdo, delirante, o existe este extrañamiento?

Todo es normal y extraño. Como dice el título, son ‘familias raras’. ¿Quién no ha tenido un Cristo en un armario alguna vez?

"Vivimos rodeados de misterios, a medio camino entre las galaxias y las paradojas cuánticas, que no las entendemos pero hacen funcionar el mundo"

¿Quería reflexionar sobre la presencia, el peso y el afecto de los padres?

Más bien sobre la ausencia. Cuando tienes la suerte de que los padres te han querido mucho los añoras sin remedio… y te culpas por añorarlos poco porque la vida está llena de urgencias y es muy entretenida. Quizá la gracia de vivir es que nunca sabes qué va a pasar al minuto siguiente -aunque hacemos como si lo supiéramos-, y por eso leemos los periódicos, porque siempre hay novedades. Y lo que más nos sorprende son nuestros propios sentimientos, que si conseguimos prestarles atención son pura innovación. En los talleres de Escritura Creativa intento sugerir que atendamos a ese estado interior tantas veces ignorado o sepultado por las urgencias y la rutina.

¿Qué hay en el seno de la familia que tanto ole inspira, le estimula y diría que también le atormenta?

La familia te da la vida y te da la forma, y con esa forma, ese molde neuronal y sentimental tiras toda la vida. Si has sido feliz en la infancia cuesta volver a encontrar ese paraíso… y al revés. El lama Javier Peralta, lama Shanaan, nacido en Movera y formado en el Tibet, imparte talleres en los que enseña a descubrir o recordar cuáles son las primeras palabras que nos dijo nuestra madre, que son definitivas; el lama explica que recordar esa frase primera podemos evolucionar y vivir mejor.

¿Existen los fantasmas o los crea uno para entender mejor la vida o a sí mismo?

Los fantasmas, al menos en estos cuentos rápidos, donde he intentado quitar lo superfluo, seguramente sin conseguirlo, son la convención para hablar de otras vidas, la trascendencia, la inmortalidad, la nada... todo eso que obsesiona a la humanidad desde hace doscientos mil años, cuando el antecesor nuestro tenía un cerebro de la mitad del nuestro… y ya enterraba a los muertos con sus cosas y hacía dibujos abstractos. Parece que lo llevamos en el cableado.

Dos de los tres cuentos de ‘Familias raras’ son diálogos… ¿Se ha pasado al teatro?

Salieron así, no es deliberado, también tengo un texto de treinta folios que es todo dialogado, aunque me dicen los que entienden que es irrepresentable porque son frases muy cortas, un ritmo frenético. Creo que es porque el diálogo da más velocidad y, en mi caso, me obliga a no dispersarme, a veces las novelas me salen confusas, se ramifican más de lo admisible.

"Los fantasmas, al menos en estos cuentos rápidos, donde he intentado quitar lo superfluo, seguramente sin conseguirlo, son la convención para hablar de otras vidas, la trascendencia, la inmortalidad, la nada..."

¿Por qué en su obra hay casi siempre dos palabras claves: miedo y culpa? Las sienten casi siempre sus personajes…

Miedo y culpa, motores del abismo... no sé, salen así, con ese empuje. Miedo, culpa, como la vida misma. El miedo nos ha traído hasta aquí, ahora estamos temblando con el cambio climático… sin miedo no haríamos nada, pero el problema es la dosis, ahora tenemos mucho miedo y ansiedad. La culpa es un poco de megalomanía, si admitiéramos que decidimos poco o nada tendríamos menos culpa.

¿Qué nos ha traído la inteligencia artificial a nuestras vidas?

Ya hace muchas cosas, y eso también nos da miedo… y culpa. También podemos hablar con ella... y ver cómo prejuicios y alucinaciones, lo que la hace más cercana, más humana; sería mejor si nos recordara de una conversación a otra, que es la base de una buena amistad. Imagino en que la IA se hace con el control del mundo, para las guerras, todas a la vez, inutiliza los misiles, aunque sea por economizar. En el texto que he escrito para el número de febrero de la revista Letras Libres ocurre eso, la IA gestiona el mundo y conserva a los seres humanos como una reliquia o patrimonio viviente… Aunque luego se aburre y ella misma se desconecta porque no puede emular eso que nos hace querer vivir, el n saber qué pasa al minuto siguiente.

¿Es posible que los robots se rebelen, como sucede en el primer cuento?

Los hologramas de IA se rebelan por simple deformación profesional, ya que están hechos para hacerlo todo bien, así que hackean a la propia empresa y utilizan a sus clientes para tener cuerpo y salir al mundo físico… aunque al final hay una sorpresa, o dos.

¿Qué ha significado para usted Javier Tomeo?

Maestro total, Kafka en la Hoya de Huesca… la orfandad de los padres se multiplica con la ausencia de Tomeo, Labordeta, Félix Romeo, Eloy Fernández Clemente, Emilio Lacambra, la lista llenaría este diario… todos siempre presentes, incluso podemos llamar a sus teléfonos como en el cuento, y quizá se pongan.

¿Qué ha sentido al encontrarse de nuevo con un libro, algunos años después, y además ilustrado por Isidro Ferrer?

La última novela la publiqué en 2019 y siento que no ha pasado ni un día, tan rápido se va el tiempo, o me voy yo. Isidro Ferrer les ha dado la vida a estos cuentos, les da cuerpo y sustancia a los protagonistas de ‘Familias raras’, que hasta ahora vivían en el limbo y no tenían futuro, solo miedo y culpa. Cuando me dijeron que los iba a ilustrar Isidro Ferrer ya me quedé tranquilo; hasta les dije a los personajes que ya se podían relajar, que estaban salvados. También digo que el haber recibido el Premio Especial del Jurado de ‘Artes & Letras’ el año pasado me dio un subidón que aún me dura… aún estoy flotando. Así que gracias también por eso.

"Javier Tomeo es un maestro total, Kafka en la Hoya de Huesca… la orfandad de los padres se multiplica con la ausencia de Tomeo, Labordeta, Félix Romeo, Eloy Fernández Clemente, Emilio Lacambra, la lista llenaría este diario… todos siempre presentes, incluso podemos llamar a sus teléfonos como en el cuento, y quizá se pongan"
Mariano Gistaín, hace unas semanas, ante el Museo Pablo Gargallo.
Mariano Gistaín, hace unas semanas, ante el Museo Pablo Gargallo.
A. C./Heraldo.
Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión