cultura

El 2023 deja una sugerente cosecha de títulos, autores y sorpresas en las Letras Aragonesas

Ha sido el año de Martínez de Pisón y Manuel Vilas con ‘Castillos de fuego’ y ‘Nosotros’, el de las memorias de Saura y ‘El gran libro de Cuttlas’.

Libros de autores aragoneses que han visto la luz este año.
Libros de autores aragoneses que han visto la luz este año.
Heraldo.es

El año 2023 ha sido un buen año para las letras aragonesas: Ignacio Martínez de Pisón, Manuel Vilas, Irene Vallejo (en Siruela ha aparecido una nueva edición de ‘La leyenda de las mareas mansas’, con Lina Vila, y Tyto Alba convirtió en cómic ‘El infinito en un junco’ en Debate), Luz Gabás, Javier Sierra, Félix Teira, J. L. Corral, Severino Pallaruelo, Sergio del Molino (ha reeditado ‘La hora violeta’), José María Conget, el finado Ángel Guinda, Ana Alcolea, Bolea, Pepe Melero (Xordica reeditó su ‘Leer para contarlo’) Sánchez Vidal, etc., confirman a diario su calidad y han ocupado espacio en las revistas especializadas, en clubs de lectura y bibliotecas y en las listas de más vendidos y seguidos.

Otro gran año de Pisón y Zueco

Ignacio Martínez de Pisón con ‘Castillos de fuego’ (Seix Barral) ha ofrecido una crónica de la inmediata posguerra en una extensa novela coral que narra la miseria, la vida convulsa y el afán de supervivencia en un tiempo áspero.

Manuel Vilas se alzó con el premio Nadal con ‘Nosotros’ (Destino): una novela que tiene mucho de ‘road movie’ donde se mezclan el sexo, la locura y el amor más allá de la muerte. Con los cuentos de ‘La verdad sobre el amor’ (Pre-Textos) José María Conget dio otra lección sobre la pasión y sus derivas y su gran conocimiento del alma humana. Una de las sorpresas fue ‘La casa de las hilos rotos’ (Destino) de la poeta, narradora y actriz Angélica Morales: se traslada a los tiempos de la Bauhaus para contar la historia de una mujer fascinante, a la que le añade elementos contemporáneos. Julio José Ordovás, en ‘Castigado sin dibujos’ (Xordica), revela lo importante que fue para él el tránsito del mundo rural a la ciudad de Zaragoza.

Luis Zueco es, desde hace unos años, nuestro novelista histórico que mejor conecta con el público: con ‘El tablero de la reina’ cuenta el origen del ajedrez y la convulsiones y conjuras contra la soberana castellana, con el añadido habitual de una documentación muy depurada. En ‘Ganas de vivir’ (Tusquets), Joaquín Berges se enfrenta a las ramificaciones en una familia zaragozana -con amores clandestinos incluidos- vinculada a una funeraria. Severino Pallaruelo firmaba ‘Veintiuna noches’ (Xordica), y retrata a dos personajes que entablan una relación que incluye el afecto y la complicidad, pero huye del sexo. La melómana Ana Alcolea, en su novela para adultos ‘Todas las que fui’ (PUZ), cuenta la vida de una cantante que recuerda sus maestros, los escenarios y sus amores. Magdalena Lasala publicó ‘Los lirios del sol’, sobre la ilustrada María Teresa de Vallabriga, viuda del infante don Luis I. Daniel Gascón efectúa en los cuentos ‘El padre de tus hijos’ (Literatura Random House) una indagación, con ecos autobiográficos, en el seno de la familia y el camino hacia la madurez.

Han aparecido algunas voces nuevas, de enorme fuerza: la oscense María José Hasta con ‘Se te oscurece el pelo’ (Caballo de Troya) y la zaragozana Laura Latorre con ‘Un martes cualquiera’ (Pregunta), practican una literatura imaginativa, esponjosa, que no elude ni la inquietud, la sorpresa o el desgarro. Aloma Rodríguez, con ‘Puro glamour’ (tres ediciones en La navaja suiza), mezcla el diario y el ensayo en una novela confesional, llena de referencias. María Pérez Heredia exhibe en ‘Pirineo Noir’ sus ambiciones y el peso del pasado en una novela negra muy trabajada. María Frisa y Marisol Aznar se aliaron en una novela conjunta de humor y feminismo: ‘No podía estar más contenta’ (Pregunta).

Libros de autores aragoneses que han visto la luz este año.
Libros de autores aragoneses que han visto la luz este año.
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Sopeña, Calpurnio, Saura

Soledad Puértolas firmó con Elena Cianca un libro muy útil y entretenido donde se mezcla erudición, historia y narratividad: ‘Alma, nostalgia, armonía y otros relatos sobre las palabras’ (Anagrama). Entre los clásicos, una de las novedades ha sido la edición de ‘Nocturno de los 14’ (Amarillo. Con prólogo de Juan Marqués) de Ramón J. Sender, donde cuenta la historia, entretejida, de suicidas reales e imaginarios, o menos reconocibles.

Ha sido un buen año para la poesía: Olifante publicó el libro póstumo de Ángel Guinda, ‘Aparición y otras desapariciones’, la lírica de una visión y una vocación, y el canto a la vida ante la muerte que llega; Alfredo Saldaña volvió una poesía peculiar, sin concesiones, en ‘La acción es el frío’, y María Martín debuta en la lírica con ‘Deshabitar el cuerpo’ (Olifante). Los Libros del Gato Negro apuesta por Rafael Yuste, ‘Solo cuerpo’, que vuelve a la poesía muchos años después, y por ‘Clase baja’ de José Antonio Conde, que ahonda en sus recuerdos y el mundo del trabajo.

Nos quedan libros en el tintero -muchos: la buena acogida de la narrativa de Domingo Buesa, Eloy Morera y Cristina Abad, y Pedro Ciria; los libros de naturaleza de Eduardo Viñuales y Santiago Osácar; el periodismo de Miguel Mena…-, pero no podemos olvidar otros títulos importantes: Gabriel Sopeña publicó ‘Cantar cuarenta. Cancionero’ (Pregunta), el libro de una vida en la música; ‘Más Birras’ (Doce Robles), la biografía del grupo de Jorge Martínez, que ha hecho un formidable trabajo sobre la banda que lideró Mauricio Aznar; la aparición de ‘El gran libro de Cuttlas’ (Reservoir Books) de Calpurnio Pisón. Y las ‘Casi unas memorias’ de Carlos Saura, ‘De imágenes también se vive’ (Debate), un volumen admirable donde se mezclan los textos escritos desde la pandemia con reflexiones sobre su vida y su cine.

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