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Mariano Lasheras viaja en la máquina del tiempo con más de 200 mujeres escritoras

El actor, guionista y dramaturgo presenta su libro 'Las palabras olvidadas', publicado por Rolde, que fue en origen un montaje teatral

Retrato, ya en el siglo XVII, de Murasaki Shikibu, la autora de 'La novela de Genji'.
Retrato, ya en el siglo XVII, de Murasaki Shikibu, la autora de 'La novela de Genji'.
Tosa Mitsuoki/Rolde.

ZARAGOZA. Mariano Lasheras es actor, guionista y director teatral, y desde hace muchos años se ha sentido atraído por montajes vinculados a la animación histórica. Uno de ellos iba a ser ‘Las palabras olvidadas’, una función en la que las escritoras tuviesen la voz cantante. La idea empezó a desarrollarla un poco antes de que la covid-19 paralizase el mundo y desplegase un manto apocalíptico de miedo y vulnerabilidad.

Quería saber qué y cómo escribían las mujeres, cómo habían vivido la escritura, y contó con colaboraciones específicas como la de María Dubón, que le habló de otras voces y otros ámbitos, y de su propia experiencia. Al final, la obra dirigida por Laura Tajadas se presentó en 2021 en el monasterio del Santo Sepulcro, pero Mariano Lasheras ya estaba envenenado de curiosidad: unas mujeres le llevaban a otros, y aparecían nombres y más nombres que «en muchos casos, tras su obra y en su existencia, habían vivido períodos desgarradores de incomprensión, silencio y olvido. Se me acumularon tantos nombres que decidí acotar la nómina hasta la Edad Media. Desde las mujeres sumerias, hace 4.000 años, hasta ese período». Más de 200. Llegar hasta hoy «habría sido una tarea casi infinita».

Explica Mariano que «estas autoras, muchas y muy variadas, se atrevieron a decir lo que vivían o habían vivido, lo que sentían, o también lo que soñaban, lo que podían imaginar. Hay esclavas, putas, mujeres con poder, místicas, suicidas», dice, y recuerda que ha hecho versiones de los textos, cuando le fue posible.

Cobró fuerza otra idea: el espectáculo demandaba un libro. Con estos matices, y la invitación de Rolde, surgió ‘Las palabras olvidadas. Antología incompleta de literatura escrita por mujeres (hasta el siglo XV)’, un volumen muy cuidado que se presentaba el pasado jueves en el Museo del Teatro Caesaraugusta de Zaragoza, con una amplia representación: el narrador Daniel Nesquens, la poeta Aitana Monzón, la librería de Antígona Julia Millán y Pilar Bernad, de Rolde. Con ellos estuvieron El Mantel de Noa y las voces de Yu Wenging y Ana Fuertes.

Retrato de María de Francia. Finales del siglo XIII. Autor: Maestro de Jean Papeleu. Biblioteca Nacional de Francia, Arsenal Library, Ms. 3142, fol. 256. París (Francia).
Retrato de María de Francia de finales del siglo XIII, famosa por su poesía y sus 'Lais'.
Maestro de Jean Papeleu. Biblioteca Nacional de Francia, Arsenal Library

El volumen está diseñado por Fernando Lasheras, lleva una portada de Jesús Cisneros y dibujos interiores de Carmen Iranzo. Una frase de Emily Dickinson resume el espíritu de este trayecto: «Para viajar lejos, no hay mejor que un libro». Por ello, Irene Vallejo ha dicho que el libro «es la mejor máquina del tiempo que conozco». El trabajo está concebido para todos los públicos, ofrece numerosos textos, reparte historias humanas y contextos de creación, y redunda en una idea: algunas mujeres, despaciosamente o con claro sentido del desafío, se opusieron a «la marginación y a la demonización de sus capacidades» desde distintas esferas y ocupaciones para contarse y narrar su tiempo. Explica Mariano que «estas autoras, muchas y muy variadas, se atrevieron a decir lo que vivían o habían vivido, lo que sentían, o también lo que soñaban, lo que podían imaginar. Hay esclavas, putas, mujeres con poder, místicas, suicidas», dice, y recuerda que ha hecho versiones de los textos, cuando le fue posible.

Así, en el libro aparecen personajes fascinantes como Enheduanna, sacerdotisa del templo de Inanna y primera poeta conocida, que diría una frase para la eternidad: «Yo he hecho lo que nadie hizo antes»; Safo de Lesbos, que redactaba sus poemas en hojas de papiro y amó a varias mujeres; Nóside de Locri, que se retrató como «tejedora de hilos y palabras»; la monja budista Punna; la romana e hispana Teófila, a la que Marcial definió como «elocuente, sabia y noble»; la china Cai Wenji, calígrafa y música, raptada por los hunos con 17 años; ella cultivó el lenguaje de la derrota: «La vida es tan fugaz como el de un caballo blanco». O Murasaki Shikibu, autora de ‘La novela de Genji’, una novela que ha sido comparable con el ‘Quijote’ o ‘Guerra y paz’, nada menos… Además firmó un diario donde se lee: “Guapa, tímida, huraña, orgullosa, aficionada a las viejas historias y a la poesía (…) Veo que he sido menospreciada, odiada como una vieja chismosa, y debo soportarlo, porque mi destino es estar sola”.

Otros nombres imprescindibles son Hildegarda de Bingen, la sibila del Rin, “tan fascinante y polifacética como el genio italiano” Leonardo da Vinci, con semejanzas místicas con Teresa de Jesús: como ella hablaba de lo que había “percibido en los secretos celestes” y era capaz de explicar el sexo: “Cuando el semen cae en su lugar, entonces la sangre de la mujer lo recibe con voluntad de amor y lo atrae a su interior como una aspiración que recoge él”; asumió que el goce femenino es “comparable al sol que con su calor empapa la tierra con dulzura, suavidad y constancia… Así también el placer en la mujer tiene un calor agradable y suave, pero continuo, y así concibe y da luz a su prole”.

La creación con el universo y el hombre cósmico. Miniatura del Liber Divinorum Operum I, 2. Fol. 9. Hildegarda de Bingen. Hacia 1165. Copia del siglo XIII. Biblioteca Estatal de Lucca (Italia)
La creación con el universo y el hombre cósmico. Miniatura del 'Liber Divinorum Operum' de  Hildegarda de Bingen. Hacia 1165. 
Biblioteca Estatal de Lucca (Italia)

Entre las aragonesas figura en el ambiente de Al-Andalus Jalwa Al-Abbar, conocida como la de Mequinenza, que moriría en 1064 en Barbastro. Otro nombre vinculado con Aragón es María Zayas, llamada ‘la Sibila de Madrid’, semejante en algunas piezas a Boccaccio. Y con ellas aparecen Leonor López de Córdoba, Eugenia Bueso, María Cáncer, Isabel de Rodas, María Sallent o la aragonesa adoptada en Épila Luisa de Padilla, condesa de Aranda. Y también incluye a la gran figura Ana Abarca de Bolea, que “pareció estar condenada desde muy niña a llevar una vida de recogimiento” y que se carteaba con Vicencio Juan de Lastanosa, Baltasar Gracián o el cronista Juan Francisco Andrés de Uztarroz.

Hildegarda de Bingen, la sibila del Rin, “tan fascinante y polifacética como el genio italiano” Leonardo da Vinci, era capaz de explicar el sexo: “Cuando el semen cae en su lugar, entonces la sangre de la mujer lo recibe con voluntad de amor"

La lista es mucho más larga, se extiende más allá de los 200 nombres. El libro es sumamente atractivo, incluye la posibilidad de escuchar mediante códigos QR a algunas autoras, un amplio álbum de imágenes, un índice de escritoras, calígrafas e iluminadoras y una extensa bibliografía de referencia.

El actor, guionista y director teatral de Zootropo Mariano Lasheras es el autor de 'Las palabras olvidadas'.
El actor, guionista y director teatral de Zootropo Mariano Lasheras es el autor de 'Las palabras olvidadas'.
A. C./Heraldo.
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