PINTURA ARAGONESA. OCIO Y CULTURA

Justino Gil Bergasa, el maestro del retrato que abandonó el arte y resurge ahora del olvido

Tuvo un importante éxito con su obra regionalista, de la que exponen dos piezas en el palacio de Sástago en ‘Imagen de Zaragoza, espejo de España’

Una de las obras más conocidas de Justo Gil Bergasa: 'La abuela y la nieta (Las chesas)', 1912.
Detalle de una de las obras más conocidas de Justo Gil Bergasa: 'La abuela y la nieta (Las chesas)', 1912.
Archivo DPZ.

ZARAGOZA. «Me encanta el pintor Justino Gil Bergasa. Ya nos gustaría a Iris Lázaro y a mí tener una obra suya en nuestra colección. Apenas hay producción suya en el mercado. Hemos visto la exposición del palacio de Sástago y la obras que más me gustan son suyas: ‘Las chesas’, claro, pero sobre todo el elegante retrato de ‘Francisco de la Sota y Ossed’, datado en 1916, de los mejores si no el mejor de todo el conjunto», dice el artista Eduardo Laborda, apasionado de los artistas del XIX y del XX como Luis Berdejo o el citado Gil Bergasa.

Gil Bergasa (Zaragoza, 1890-Madrid, 1936) participa con dos obras en la colectiva ‘Imagen de Zaragoza, espejo de España’, que podrá verse hasta fin de año en la sede de la Diputación Provincial de Zaragoza: el palacio de Sástago. Por la muestra han pasado ya más de 25.000 visitantes y cuenta con pinturas, acuarelas, aguafuertes y esculturas de artistas como Goya, Zuloaga, Fermín Aguayo, Julio García Condoy, Marín Bagüés, Joaquín Pallarés, Joaquina Zamora, Juan José Gárate o el citado Gil Bergasa, que murió asesinado, el 22 de agosto de 1936 en una escaramuza, no aclarada del todo por los historiadores, con los obreros de su fábrica de alfombras Los Pontones.

Inspiración costumbrista

Sin lugar a dudas, uno de los artistas más enigmáticos, no solo de la colectiva sino del arte aragonés de inspiración costumbrista, es este pintor, que ha sido analizado por expertos como Alberto Castán o Manuel García Guatas, biógrafo de Marín Bagüés. Se sabe que estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza. Más tarde, partió a Madrid y se integró en el estudio del pintor Eduardo Chicharro (1873-1949), donde permaneció de 1909 a 1912. En esa época hizo uno de sus cuadros más famosos: ‘La abuela y la nieta (Las chesas)’, un tema basado en Ansó, lugar que inspiró al fotógrafo Ricardo Compairé, al escritor Pérez Galdós y al pintor Joaquín Sorolla.

Uno de sus principales estudiosos, Alberto Castán, que ha abordado su trayectoria en ‘Señas de identidad. Pintura y regionalismo en Aragón (1898-1939)’, dice que en el taller de Chicharro «coincidió con otros dos aragoneses: José Llana y Rafael Aguado Arnal», que también está presente en el palacio de Sástago con uno de sus paisajes del Ebro. Añade Castán que Aguado «llegó a compartir estudio durante algún tiempo en Zaragoza» con nuestro pintor. Gil Bergasa alcanzó reconocimiento por la calidad de sus numerosos retratos que dedicó a la burguesía y la aristocracia, ya fuese en Madrid, adonde acabaría desplazándose, o en Biarritz (Francia), el centro de ocio de la alta sociedad española.

'Retrato de Francisco de la Sota y Ossed', presidente del Casino. 1916. El artista lo retrató en el paisaje árido de Valdespartera.
'Retrato de Francisco de la Sota y Ossed', presidente del Casino. 1916. El artista lo retrató en el paisaje árido de Valdespartera.
Archivo DPZ.

Gil Bergasa fue quemando etapas: ganó una beca del Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1913, lo cual le permitió viajar por países como Francia, Holanda e Inglaterra; al año siguiente, podría presentar su primera individual con 47 piezas muy personales en el Salón Iturrioz: retratos y paisajes (estuvo en Zaragoza, en Ávila, en Bermeo). Realizaría varias exposiciones y tras exponer en La Nacional en 1912 y en 1915, fue incluido en la muestra ‘Zuloaga y los artistas aragoneses’ de 1916.

Sería ya en 1919 cuando se cruzará con Sofía Ochoa de Luzán, de procedencia aristocrática y sobrina nieta del gran pintor Federico de Madrazo. La unión será determinante para que el pintor abra una fábrica de tapices, Los Pontones, y que fuese dejando la pintura. Se sabe, porque lo cuenta el citado Castán, que en 1917 participó en la muestra ‘La Exposición de Arte Moderno’, un año clave en otra dirección: hizo una copia del ‘Goya’ pintado por Vicente López. Fue apartándose de la pintura hasta 1936: expuso en Córdoba y logró una segunda medalla en la Exposición de Bellas Artes.

Del retrato de 1916 de Francisco Otal, señala Calvo Ruata que «es un retrato de tamaño natural del que fue presidente del Casino de Zaragoza. Pose y facciones muy naturales. Al fondo, paisaje árido de Valdespartera, en las proximidades de Zaragoza. Comprado al Casino en 1982»

Dos obras cumbres

Del cuadro de ‘Las chesas’, el historiador José Ignacio Calvo Ruata dice que posee «pincelada densa y amplia, de colores apagados, a excepción de algunos toques intensos». Señala que es «claro ejemplo de la corriente regionalista y naturalista de principios del siglo XX»; recuerda que fue regalado por su autor al Casino y que estuvo en una muestra de Brighton. De la auténtica obra maestra de Justino Gil Bergasa, el retrato de 1916 de Francisco Otal, señala que «es un retrato de tamaño natural del que fue presidente del Casino de Zaragoza. Pose y facciones muy naturales. Al fondo, paisaje árido de Valdespartera, en las proximidades de Zaragoza. Comprado al Casino en 1982», dice.

Retrato del periodista y traductor francés René François Halphen.
Retrato del periodista y traductor francés René François Halphen.
Archivo Heraldo.

También hizo un retrato de René François Halphen, que fue un periodista y traductor francés que trabajó en España. La guerra sajó de cuajo su talento.

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