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Amparo Martínez: “Janet Riesenfeld cuidó de Buñuel y Alcoriza, y apoyó al joven García Márquez”

La profesora e investigadora publica ‘Bailarina en Madrid’ de la guionista, actriz y escritora norteamericana, que se afincó en México

Una foto de principios de lso 60: Luis Alcoriza, Janet, Gabriel García Márquez y su mujer Mercedes Barcha.
Una foto de principios de lso 60: Luis Alcoriza, Janet, Gabriel García Márquez y su mujer Mercedes Barcha.
Archivo Riesenfeld.

ZARAGOZA. La profesora e investigadora Amparo Martínez Herranz (Zaragoza, 1966) -que trabaja sobre Luis Buñuel, sobre cines y teatros en Zaragoza, dirige equipos de investigación y es una intensa animadora cultural- es la responsable de la edición del libro ‘Bailarina en Madrid’ de la norteamericana Janet Riesenfeld (Nueva York, 1914-Cuernavaca, México, 1998), colaboradora y amiga de Luis Buñuel y su esposa Jeanne Rucar, mujer de Luis Alcoriza y gran amiga también de Gabriel García Márquez y Mercedes Barcha. Fue bastantes cosas: bailarina de flamenco, actriz, guionista. El libro, muy diálogado, lleva ilustraciones de Lyle Justis y textos de introducción y de contexto de Julián Casanova, Agustín Sánchez Vidal y la propia Amparo. Coeditan Espuela de Plata, de Sevilla, y Prensas de la Universidad de Zaragoza.

¿Como llega a Jane Risenfeld y qué e llamó la atención de ella?

Llegué a Janet Riesenfeld a través de Buñuel. Comencé a investigar sobre ella como escritora del guion para ‘El gran calavera’. Y terminé descubriendo a una mujer con una cultura y una formación exquisita, con una actividad muy extensa como guionista en México y con una generosidad e inteligencia excepcionales.

De entrada, asombran su familia y sus padres. Y esa vinculación con el cine, con la música y la danza. ¿Se le abrió ahí un mundo?

Por supuesto, solo sus primeros veintidós años de vida son una historia extraordinaria en sí misma. Hija de una cantante de ópera estadounidense y un músico vienés de familia judía, tuvo una educación nada convencional, orientada a las artes. A los catorce años hablaba inglés, alemán, francés y español. Su padre, Hugo Riesenfeld, fue un violinista precoz que terminó convirtiéndose en uno de los compositores para cine mudo y sonoro más importantes de las décadas de los veinte y treinta en Hollywood. Trabajó para la United Artists, colaboró con Murnau o Cecil B. DeMille y fue uno de los impulsores del sistema de un sonido óptico para las películas, cuando nadie estaba interesado en que fueran habladas. Llegó a asociarse con el mismísimo Lee de Forest, el inventor del sistema que propiciaría la transición del mudo al sonoro.

Sorprende la formación de Jane y el interés tan temprano por la danza y por el flamenco. ¿A qué es debido?

Se debe a que Janet se formó durante los años del ‘Spanish Craze’, una época en la que los estadounidenses estaban absolutamente cautivados por todo lo que tuviese que ver con España. Tampoco debe extrañarnos su interés por la danza española y el flamenco, porque su padre, como director de orquesta, tuvo que acompañar muchos espectáculos de este tipo. De hecho, Janet confiesa que decidió dedicarse a la danza española, viendo el ensayo que estaba dirigiendo su padre en el que participaba una bailarina de flamenco. Además, desde una edad muy temprana, estuvo familiarizada con la música de Falla, que conocía bien.

La profesora e investigadora Amparo Martínez en su estudio.
La profesora e investigadora Amparo Martínez en su estudio.
Archivo Amparo Martínez.

Es fascinante lo que explica Agustín Sánchez Vidal sobre la importancia de la danza en la cultura española, europea y norteamericana: desde Diaghilev a un montón de figuras, entre ellas La Argentina, La Argentinita y Pastora Imperio... ¿También lo ve así?

Por supuesto. Agustín Sanchez Vidal construye de forma precisa y amena esa pasión por la cultura española de la que acabamos de hablar, la conexión entre literatos, bailarines, músicos e intelectuales. Subraya algo que hay que saber y es qué la danza española y el flamenco estaban considerados alta cultura y al mismo tiempo cultura popular, sin que resultase contradictorio. La Argentina fue el ídolo de una joven neoyorkina como Janet Riesenfeld, que terminaría siendo contratada por la compañía de la Argentinita para trabajar en España. 

"Hija de una cantante de ópera estadounidense y un músico vienés de familia judía, tuvo una educación nada convencional, orientada a las artes. A los catorce años hablaba inglés, alemán, francés y español"

Janet se adelanta a su tiempo: incluso se casa muy joven y se convierte en Raquel Rojas. ¿Cómo le marcaría su primera época en México?

Se adelantó a su tiempo en muchos aspectos, pero quizás los más destacados son su libertad e independencia a la hora de tomar decisiones. Adoptó el nombre artístico de Raquel Rojas en 1936 cuando comenzó a trabajar como bailarina de flamenco en México. Luego siguió utilizándolo en visitas posteriores a este país dónde terminó convirtiéndose en una actriz de cierto prestigio que trabajó con intérpretes tan famosos como Pedro Armendáriz, Jorge Negrete o Cantinflas. Su estancia en México marcaría su definitiva vocación por la cultura hispana, a la que siempre había estado vinculada de un modo u otro.

En plena Guerra Civil, como traductora de un corresponsal, Edward Hunter, vino a España. ¿Cómo contaría su presencia y el impacto de ella en España?

Janet llegó a Hendaya, a la frontera con España, el 19 de julio de 1936. Venía para trabajar como bailarina de flamenco en la compañía de La Argentinita e iniciar en Madrid una gira que recorrería Europa terminando en Nueva York. Se encontró con la frontera cerrada para los extranjeros por el golpe de estado de Franco. Ella quería llegar a toda costa a Madrid, así que intentó alquilar un barco para acceder por Bilbao o Santander; también buscó la manera de cruzar de forma clandestina la frontera; finalmente descubrió que su única opción era trabajar como traductora para el corresponsal de guerra Edward Hunter. Tuvieron que entrar a España por la frontera catalana. Desde ahí llegó hasta Barcelona y a través de Valencia consiguió finalmente viajar a Madrid. Su empeño por acceder a España a toda costa es admirable y define uno de los rasgos del carácter de Janet, el tesón para luchar por los objetivos que se había propuesto. En España, concretamente en Madrid, Janet fue una más entre los muchos extranjeros que se pusieron del lado de la República y qué trataron de ayudar con mayor o menor fortuna. Este es el ambiente que ha retratado a la perfección Julián Casanova en su texto para la introducción del libro. Pero es más fácil hablar del impacto que España causó en Janet. Nada más cruzar la frontera sintió que había llegado al país con el que venía soñando desde niña. Su experiencia durante los tres primeros meses de la Guerra Civil la marcarían de por vida, especialmente en lo que se refiere a su amor por la cultura hispana.

¿Cómo se las arregló una joven que se había reencontrado con un novio anterior?

Como norteamericana de buena familia Janet se las arregló muy bien en Madrid. Pudo alquilar un piso, contratar a una persona que le ayudara en las tareas domésticas, que se convirtió también en su acompañante y amiga. Enseguida estableció contacto con los Albaicín y los Monreal, que fueron su familia en España. Además, como traductora de corresponsales, terminó relacionándose con un nutrido grupo de periodistas españoles de izquierdas que la mantuvieron en contacto con el desarrollo de la guerra y la protegieron en los momentos difíciles.

Janet Riesenfeld y Luis Buñuel en los años 50 en México.
Janet Riesenfeld y Luis Buñuel en los años 50 en México.
Archivo Riesenfeld.

Como resultado de su estancia en España, en plena convulsión, escribirá 'Bailarina en Madrid'. Inicialmente, el libro pasará sin pena ni gloria. ¿Cuál sería la microhistoria de esas memorias y su eco?

A finales de noviembre de 1936 Janet se dio cuenta de que su presencia en Madrid suponía un problema, que la mejor manera de ayudar era regresar a los Estados Unidos y escribir acerca de lo que estaba sucediendo en España. Esta fue la intención de ‘Bailarina en Madrid’, un libro de memoria redactado como una novela o un guion cinematográfico, con diálogos y un ritmo trepidante. Sin embargo, apenas tuvo repercusión. Es más, despertó todo tipo de recelos entré los numerosos no intervencionistas estadounidenses que consideraron su texto como un ejercicio de propaganda izquierdista.

En México, le cambiará la vida: se inclinará por los guiones y se casará con Luis Alcoriza. Cuenta una relación curiosa... Ella lo protegió en el fondo, trabajó para su éxito. ¿Lo tienes claro?

Creo que acerca de la vida de los otros nunca hay nada definitivamente claro. Las relaciones de pareja tienen siempre un elemento misterioso. Lo que sí que sabemos es que Janet era una actriz de cierto prestigio en México cuando se casó con Luis Alcoriza, un actor de teatro al que no conocía nadie. Fue ella quien comenzó a escribir guiones para cine y quien animó a Luis para que se dedicase a esta actividad. Durante la década de los cincuenta, mientras Buñuel y Alcoriza escribían guiones para películas como ‘Los olvidados’, ella se dedicó a tramar argumentos para cineastas y títulos comerciales, que aseguraban el sostenimiento económico de la familia.

"Lo que sí que sabemos es que Janet era una actriz de cierto prestigio en México cuando se casó con Luis Alcoriza, un actor de teatro al que no conocía nadie. Fue ella quien comenzó a escribir guiones para cine y quien animó a Luis para que se dedicase a esta actividad"

Ya había conocido antes a Luis Buñuel, pero fue capital en su vida. Para él Janet y Luis Alcoriza redactaron 'El gran calavera'. ¿Qué vinculo tuvieron a lo largo de los años?

Janet y Luis Alcoriza ayudaron a Luis Buñuel económicamente cuando llegó a México en 1946 y a partir de entonces se convirtieron en colaboradores profesionales y en parte de su familia. Janet cuidó de los dos Luises y fue una amiga cómplice y cotidiana de Jeanne Rucar, la esposa de Buñuel.

Ella hizo muchos guiones para mucha gente. ¿Qué valoras por encima de todo de esta faceta?

La concisión y la naturalidad en la escritura de los diálogos que ya se aprecia en ‘Bailarina en Madrid’; la primacía de lo concreto sobre lo conceptual; la inclinación hacia la funcionalidad y la importancia concedida al guión (a veces del hierro, al estricto estilo de Hollywood) como instrumento de trabajo esencial en la construcción de cualquier película. Su estilo estuvo marcado por la economía narrativa, una forma de proceder que le permitió trabajar con directores de estilos muy diferentes dentro de la industria del cine mexicano.

También parece clave su relación con García Márquez. ¿Qué debemos saber?

Los Alcoriza conocieron a Gabriel García Márquez a comienzos de la década de los sesenta cuando era un joven escritor y periodista recién llegado a México que tenía dificultades para ganarse la vida. Luis Alcoriza le ofreció trabajo como guionista de cine y juntos escribieron varios argumentos. Pero a García Márquez no terminó de convencerle este oficio, así que decidió encerrarse para escribir la novela que tenía en mente desde hacía tiempo. Mientras estuvo aislado y entregado a esta tarea, el apoyo moral y material de Luis y de Janet Alcoriza fue muy importante. Por ese motivo cuando terminó de escribir ‘Cien años de soledad’, les regaló las pruebas de imprenta corregidas y dedicadas de esta novela.

Retrato de juventud y carné profesional de Janet Riesenfeld.
Retrato de juventud y carné profesional de Janet Riesenfeld.
Archivo Riesenfeld.

¿Qué aporta 'Bailarina en Madrid' a la literatura de la Guerra Civil?

Es una pieza más en el rompecabezas de los testimonios que distintos extranjeros ofrecieron sobre su experiencia de la guerra civil. Entre todos componen un panorama lleno de matices. Janet aporta la frescura, la inteligencia y el entusiasmo de una mujer enamorada de un español y de la cultura flamenca. En su libro retrata la atmósfera y la vida de la ciudad de Madrid, que pasó de las funciones benéficas en los teatros más importantes de la capital, el aperitivo en los bares a la americana y el convencimiento de que el golpe de estado era algo pasajero, a los bombardeos diarios sobre la población civil, los fusilamientos en la Casa de Campo y la escasez de alimentos. Y todo esto sin perder la esperanza en que de un momento se produjese la intervención de los países democráticos en favor de la República. Esta actitud proactiva y optimista es la que Janet cultivó el resto de su vida.

LA FICHA

'Bailarina en Madrid'. Jane Riesenfeld. Traducción de Aurora Rice. Prólogos: Julián Casanova, Agustín Sánchez Vidal y Amparo Martínez. Edición de Amparo Martínez. Espuela de Plata y Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2023. 314 páginas. 

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