letras. artes & Letras

Lecturas, kilómetros y palabras: Miguel Mena viaja con seis escritores por pueblos de Zaragoza

El ciclo de la DPZ ha traído a la provincia y a la capital a Antonio Mercero, Pedro Simón, Ana R. Cañil, María Sánchez, Luz Gabás y Manuel Vilas

Antonio Mercero, un tercio del seudónimo Carmen Mola, con nueve bibliotecarias de la provincia de Zaragoza.
Antonio Mercero, un tercio del seudónimo Carmen Mola, con nueve bibliotecarias de la provincia de Zaragoza.
Archivo DPZ/Bibliotecarias de Zaragoza.

El profesor y escritor Ramón Acín puso en marcha a mediados de los años 80 el programa ‘Invitación a la lectura’ por el cual, durante dos décadas, autores aragoneses y de toda España, incluso algún premio Nobel extranjero como José Saramago, compartieron sus experiencias con alumnos de institutos repartidos por nuestra comunidad autónoma. Acín paseó a los escritores por Aragón cuando esto todavía era una rareza. Muchos años después, en 2013, creó algo similar a través de la Diputación de Zaragoza, un programa de conversaciones en bibliotecas, para todos los públicos, que este año cumplió su décima edición, en la cual me ha tocado heredar ese papel de paseador de escritores acuñado por el profesor Acín.

Mi estreno es en marzo con Antonio Mercero, un tercio de la marca literaria Carmen Mola. Estaba previsto que le acompañara otro tercio, Jorge Díaz, pero dos días antes ha tenido una caída en Madrid y se ha roto el húmero del brazo derecho. Doloroso, pero no tanto como cualquiera de los crímenes que aparecen en sus novelas. La sangrienta sofisticación de esos asesinatos es motivo recurrente de preguntas en los coloquios. Nos estrenamos en Brea de Aragón y allí una participante le pregunta a Mercero qué habría pensado su padre, el mítico realizador de series familiares como ‘Farmacia de guardia’ o ‘Verano azul’, de unos crímenes tan horrendos. Antonio Mercero, hijo, responde con reflejos y mucho humor: «Os recuerdo que mi padre mató a Chanquete e hizo llorar a toda España». El numeroso público de Brea estalla en una carcajada.

Antonio Mercero y Pedro Simón

Mercero hijo, nacido en Madrid, heredó de su padre donostiarra la pasión por la Real Sociedad, de lo que hablaremos en nuestros desplazamientos; también lo hacemos de periodismo, que fue su primera vocación, de sus trabajos como guionista en películas y series de televisión, y de sus novelas en solitario. Acabo de leer ‘La vida desatenta’, novela de Mercero que me ha conmovido desde el título hasta la página final, y no puedo dejar de lamentar que sus obras anteriores a Carmen Mola no hayan tenido la misma fortuna. Lo hablamos camino de Pinseque, donde tiene su segunda cita con lectoras y donde nos encontraremos a todas las bibliotecarias de la Ribera Alta del Ebro, que se movilizan en bloque, con sus respectivos clubes de lectura, cada vez que visita la zona un autor.

La siguiente cita es en mayo con Pedro Simón, cuya novela ‘Los ingratos’ ganó el Premio Primavera 2021 y está ambientada en el medio rural. Pedro y yo no nos conocemos, aunque sabemos el uno del otro por una curiosa circunstancia: somos del mismo barrio y estudiamos en el mismo colegio, aunque en distintas épocas porque él es mucho más joven. A los cinco minutos de estar juntos, ya notamos el vínculo de nuestro común Carabanchel Alto. Pedro Simón, periodista especializado en asuntos sociales, es un conversador nato. Sin un minuto de silencio, viajamos hasta Escatrón, donde nos espera un animado coloquio en torno a sus últimas novelas, pero también sobre otros libros suyos como ‘Memorias del Alzheimer’.

Como colofón, han preparado un pantagruélico y exquisito picoteo que servirá para que, entre tapa y tapa, la conversación con el autor se prolongue de corrillo en corrillo. Al día siguiente la cita será en Alagón, donde entre el numeroso público vuelven a hacer presencia las bibliotecarias de todos los pueblos de la Ribera Alta del Ebro. Todas las bibliotecarias que conozco son alegres y animosas, como si la vida entre los libros proporcionara alguna vitamina especial. Con gusto nos volveríamos a quedar de picoteo, si no fuera porque hemos de salir a toda prisa para el coloquio que esa misma tarde nos aguarda en Zaragoza, en la sede de la DPZ.

Ana R. Cañil y María Sánchez

En junio recibo a Ana Ramírez Cañil, veterana periodista, en su momento la más joven directora de ‘Informe Semanal’, cuya investigación sobre los últimos guerrilleros antifranquistas cosechó el Premio Espasa de Ensayo a través del apasionante y novelesco ‘La mujer del maquis’. Ana acaba de publicar ‘Los amantes extranjeros’ y de esos viajes, siguiendo las huellas españolas de gente como Washington Irving, Julio Verne, George Orwell, Hans Christian Andersen o Ernest Hemingway, hablaremos en nuestro mucho más modesto desplazamiento, el más corto del todo el ciclo, el que nos llevará de Zaragoza a Zuera y de allí a La Puebla de Alfindén.

Pueblos cercanos a la capital, de los que siguen creciendo al amparo de esa proximidad, cuya joven población se refleja en unas bibliotecas atestadas de chavalería, aunque el perfil de los asistentes a nuestro coloquio será el habitual en todas partes: personas de cuarenta a setenta años; mujeres en su inmensa mayoría. En ambos lugares, como sucederá luego en el coloquio de Zaragoza, los libros de postguerra de Ana R. Cañil, tanto el ya citado como la novela ‘Si a los tres años no he vuelto’, serán los que acaparen el interés de los presentes.

Pedro Simón y Miguel Mena en uno de sus encuentros con lectores, dos escritores de Carabanchel Alto.
Pedro Simón y Miguel Mena en uno de sus encuentros con lectores, dos escritores de Carabanchel Alto.
Archivo DPZ/Bibliotecarias de Zaragoza.

Todavía es verano cuando nos visita la cordobesa María Sánchez, pero ya estamos en septiembre. Veterinaria y poeta, María se dio a conocer con ‘Tierra de mujeres’, una mirada a la presencia femenina en el mundo rural. Sabe de lo que habla, y no sólo por su familia de la serranía sevillana, fuente de inspiración para aquel libro; ella misma reside en la actualidad en una pequeña aldea de Lugo, desde donde se desplaza por toda España por su trabajo especializado en ganadería de razas autóctonas y también por encuentros literarios como el que nos ocupa. Camino de Daroca, donde tenemos la primera cita, me habla de su pasión por las cabras, un animal por el que siente devoción. Pronto tendrá las suyas propias en su rincón lucense.

"He descubierto el placer de pasearlos, de disponer de más tiempo e intimidad para saber de sus vidas y sus obras, un lujo para quien se aficionó de niño a la lectura y ha podido dejar atrás muchos hábitos, pero este, leer y curiosear sobre lo leído, nunca jamás", explica Miguel Mena.

Daroca a Miedes, camino del segundo coloquio, animales, literatura, hombres y mujeres siguen mezclándose en nuestra conversación. María habla con un acento andaluz firme, vocalizado, convincente y entendible. Se apasiona con lo que cuenta. Un rato después, cuando tras el animado coloquio de Miedes retornemos hacia Zaragoza, la absorbente conversación, mezclada con la oscuridad y un desvío por obras en la autovía, provocará que me despiste y acabemos en el casco urbano de La Almunia de Doña Godina, de donde nos costará salir porque en cada intento de volver a acceder a la autovía nos encontramos con vallas protectoras y desvíos que no llevan a ninguna parte. Veníamos hablando de Ramón J. Sender y de repente nos vemos metidos en una historia de Kafka.

Luz Gabás: brujas y cine

Octubre nos trae la visita de Luz Gabás, justo un año después de que ganara el Premio Planeta. Al periplo, que esta vez nos llevará por las Cinco Villas, se une su hermana Mar, quien colabora con ella tanto en tareas de documentación como de la repleta agenda de la autora altoaragonesa. Luz y Mar tienen otra hermana, la mayor, que se llama Gemma y también se llama Paz. Luz, Mar, Paz: hay poesía en esta familia montisonense con raíces pirenaicas. Luz es un ciclón, pura adrenalina. Camino de Sádaba, hablamos de las brujas de Trasmoz y las brujas de Laspaúles, estas últimas inspiradoras de su segunda novela, ‘Regreso a tu piel’.

Pero tanto en Sádaba como después en Tauste y al día siguiente en Zaragoza será su novela planetaria, ‘Lejos de Luisiana’, la que acapare la conversación de las decenas de personas que acuden a los coloquios. No sólo de la densa historia ambientada en la época colonial española de aquel territorio norteamericano, las lectoras también quieren saber qué supone ganar el premio literario más famoso de España y cómo eso cambia la vida de una escritora.

En el coche, sin embargo, hablamos más de los recuerdos zaragozanos de Luz, de su época como estudiante de Filología Inglesa, su vinculación con cineastas de aquella generación y sus pinitos como actriz en funciones de teatro y distintos cortometrajes, con especial recuerdo de un papel en el que encarnaba a una mujer de la limpieza transmutada en Rita Hayworth, con un memorable cartel de Luz Gabás convertida en una Gilda con guantes de fregar. Confiesa Luz que disfrutó mucho en aquellos locos años zaragozanos, pero luego eligió la tranquilidad del valle de Benasque, donde la profesora y actriz se convirtió en escritora.

Manuel Vilas y el eco paterno

El ciclo se cierra en noviembre con otro altoaragonés que este mismo año también ha cosechado un premio relevante, nada menos que el Nadal: Manuel Vilas. Con Vilas iremos primero a La Almunia de Doña Godina. Allí, antes de acceder al salón donde se celebra el coloquio, le espera Vicente, un sastre jubilado que conoció al padre del escritor, viajante de comercio textil, y comparte con Vilas recuerdos y anécdotas de su progenitor.

Por un momento parece que estamos dentro de un capítulo de ‘Alegría’, la novela finalista del Planeta donde el barbastrense recogía historias parecidas que le habían sucedido a raíz de la publicación de su obra anterior, la célebre ‘Ordesa’. Esa misma tarde, en el posterior coloquio de Borja, en cuyo instituto Vilas fue profesor, le saludarán antiguos compañeros y antiguas alumnas que portan varios libros suyos para que los firme. De vuelta a Zaragoza, reflexionamos sobre ese pasado que siempre sale al encuentro y en algún momento, como viejos conocidos y los dos sexagenarios que somos, hablamos también de colesteroles y colonoscopias. De repente, Vilas interrumpe el catálogo de achaques y dice: «¿Te acuerdas cuando hablábamos de discos y de chicas?». Reímos, claro, qué otra cosa podríamos hacer a nuestra edad. Poco después dejo a Manuel Vilas en el hotel.

Manuel Vilas con la locutora y animadora cultural de Borja María Ángeles Martínez durante una cita de 'Conversaciones con el autor'.
Manuel Vilas con la locutora y animadora cultural de Borja María Ángeles Martínez durante una cita de 'Conversaciones con el autor'.
Archivo DPZ/Bibliotecarias de Zaragoza.

Camino de casa, en el coche, recuerdo aquella vez en que el profesor Ramón Acín me llevó en el suyo para estrenarme como novelista en un coloquio con alumnos del IES Río Gállego. Han pasado justo treinta años. Tres décadas en las que hablé con muchos escritores en la radio, por lo general en entrevistas de quince minutos. Ahora he descubierto el placer de pasearlos, de disponer de más tiempo e intimidad para saber de sus vidas y sus obras, un lujo para quien se aficionó de niño a la lectura y ha podido dejar atrás muchos hábitos, pero este, leer y curiosear sobre lo leído, nunca jamás.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión