Totalmente de negro, con una levita con tachuelas doradas, con un pañuelo rojo anudado al cuello y un sombrero de ala ancha. Así ha comparecido Enrique Bunbury en la madrugada de este martes al miércoles en un abarrotado Movistar Arena de Buenos Aires ante 15.000 enfervorizados seguidores. 

No era un día cualquiera. El concierto en la capital argentina suponía el regreso a los escenarios del zaragozano tras 19 meses de ausencia y tras el anuncio de una retirada por cuestiones de salud que felizmente no se ha materializado. 

"El último concierto en Buenos Aires fue hace seis años. En este tiempo nos han pasado muchas cosas a todos. Hace prácticamente un año y medio yo pensaba que esto no volvería a ocurrir nunca más. Hoy, 5 de diciembre, estoy en el mejor lugar en el que podría estar, increíblemente bien acompañado por todos ustedes. Les estoy muy agradecido porque esta noche es para mí muy especial. Ruego que me disculpen los errores que pueda cometer por exceso de entusiasmo y de emoción", proclamó en el tramo inicial, justo antes de ejecutar 'Alaska'. 

Respaldado por su banda de apoyo más longeva, Los Santos Inocentes, a la que se ha sumado su sobrina Erin Memento, el cantante regaló un recital generoso y muy completo, en el que hubo espacio para su nuevo disco, 'Greta Garbo', pero también para posarse sobre varios de los momentos más soleados de su carrera en solitario y, por supuesto, también con Héroes del Silencio. En total, 25 canciones en las que el caliente público porteño pudo recrearse y corear. 

Tras la introducción instrumental de 'Los términos de mi rendición', la noche arrancó con un tema de nueva factura, 'Nuestros mundos no obedecen a tus mapas', toda una declaración de intenciones cuya letra es muy transparente con lo sufrido y vivido por Bunbury en los últimos tiempos: "El que se va sin que lo echen/Volverá sin que le llamen/No te libraras de nosotros tan fácilmente".

Monika Bendecida

El rescate de 'Cuna de Caín', de 'Expectativas', dio paso a otra gema de estreno, 'La tormenta perfecta', y a una ración de 'Hombre de acción', perteneciente al 'Posible' nacido en plena pandemia de coronavirus y del que también asomaría 'Cualquiera en su sano juicio (se habría vuelto loco por ti)'. Un viaje por el tiempo que le llevó a 2004 con 'El rescate', de aquel remoto y querido 'El viaje a ninguna parte'. 

Bunbury sirvió otras tres dosis de 'Greta Garbo'. Fueron la redentora y apasionada 'Invulnerables', 'Alaska', la reflexiva 'Desaparecer' ("El día menos pensado/tengo que aprender/a desaparecer"). Tuvo el tino y la experiencia para no sobrecargar el repertorio con himnos novedosos y alcanzar un equilibrio perfecto. 

De su mágico cancionero recuperó 'Que tengas suertecita', 'El extranjero', 'Porque las cosas cambian', 'Aunque no sea conmigo' o 'Lady Blue'. Un poderoso combustible capaz de prender la mecha de cualquier audiencia y que, por supuesto, funcionó en el recinto bonaerense. 

Aunque es enemigo declarado de la nostalgia, el artista aragonés complació a la concurrencia con dos guiños a Héroes del Silencio, 'Entre dos tierras' (un rescate inaudito para Bunbury en solitario) y 'Maldito duende'. Y tuvo la sensibilidad de reivindicar al gran Mauricio Aznar en el país en el que vivió y al que amó entonando 'Apuesta por el rock'n'roll'. Como curiosidad, acometió una versión de 'Sí', de la banda catalana Umpah-pah, comandada por su admirado Adrià Puntí. 

Los bises culminaron la reconquista del chamán que en realidad nunca se marchó con un póquer de ases: 'Aunque no sea conmigo', la citada 'Maldito duende', 'La constante' e '...Y al final', con su vals de los sueños: "Y al final/Quiero verte de nuevo contenta/Sigue dando vueltas/Si aguantas de pie". 

Pero la fiesta no se acaba aquí. Próximas estaciones: Santiago de Chile (8), Lima (11), Quito (14) y Bogotá (16) y en 2024 habrá seis más en México (DF y Guadalajara), Estados Unidos (Los Ángeles y Nueva York), Madrid y Zaragoza.