Los Músicos de su Alteza cierran la celebración de su 30º aniversario con un ‘Mesías’ de Händel

El grupo de música antigua, junto al coro Amici Musicae, ofrece la obra en concierto este domingo en el Auditorio

Luis Antonio González Marín, dirigiendo este viernes un ensayo del ‘Mesías’, en la sala Mariano Gracia del Auditorio de Zaragoza.
Luis Antonio González Marín, dirigiendo este viernes un ensayo del ‘Mesías’, en la sala Mariano Gracia del Auditorio de Zaragoza.
Guillermo Mestre

La sala Mozart del Auditorio de Zaragoza registrará este domingo (19.30) el lleno total de las grandes veladas musicales. Los Músicos de su Alteza, la formación que dirige Luis Antonio González Marín, ofrecerá junto al coro Amici Musicae uno de los rascacielos del repertorio clásico, el ‘Mesías’ de Händel. La soprano Olalla Alemán, la alto Marta Infante, el tenor José Pizarro y el bajo Jesús García Aréjula serán los solistas. Con ese concierto, en el que Igor Tantos dirigirá al coro, Los Músicos de su Alteza cerrará las conmemoraciones de su trigésimo aniversario. Todas las entradas están vendidas desde hace semanas.

"Cuando abordamos una obra conocida no intentamos ofrecer una visión diferente porque sí –señalaba este viernes González Marín en un descanso del último ensayo–. Acudimos a las fuentes, a los manuscritos originales, donde a menudo nos encontramos variantes en la articulación o en la elección de ‘tempi’ de algunos pasajes. El ‘Mesías’ ha tenido una tradición interpretativa enorme desde que Händel lo compusiera en apenas tres semanas".

Esa respetuosa exhumación arqueológica ha sido una de las claves del trabajo de Los Músicos de su Alteza y quizá explique su longevidad. Desde 1992 a hoy son numerosos los grupos que se han creado y muchos, también, los que han desaparecido. "Se crean grupos porque hay un gran número de músicos –apuntaba González Marín–. Jóvenes con gran formación técnica que, como es lógico, quieren crear su propia formación. Pero mantenerse es muy complicado. Nosotros lo hemos conseguido por nuestro tesón y por la forma en que abordamos el trabajo".

Esa identidad no incluye concesiones, otra de las marcas distintivas del grupo. "No las hacemos ni cuando interpretamos obras de repertorio. Nunca hemos buscado agradar al público con obras sencillas y populares. El público está ya sobradamente preparado para asimilar y disfrutar música compleja. Un recurso muy usado cuando se interpreta música histórica española es ‘españolizarla’ metiéndole castañuelas, panderetas, percusiones... Hacer eso, en el fondo, no es otra cosa que tomar los elementos más cutres del pop y aplicarlos a la música antigua. No ceder en este terreno nos ha costado numerosos disgustos y discusiones. Pero Los Músicos de su Alteza no van a ceder en eso: vamos a interpretar las obras siempre lo más cerca posible a como se hacía en el momento en que fueron compuestas".

El timonel de Los Músicos de su Alteza lamenta "algunas circunstancias" en la trayectoria del grupo. "En Francia, Bélgica, Holanda o Suiza hay más facilidades para que formaciones como la nuestra se consoliden, principalmente porque pueden programar a medio y largo plazo y funcionar con cierta tranquilidad. En España las circunstancias son siempre de una gran incertidumbre. Hemos estado muchos años sin ningún tipo de ayuda, hasta que nos hemos convertido en compañía residente del Auditorio de Zaragoza y la situación ha cambiado un poco".

Ese ha sido un cambio para bien, dentro de la historia del grupo, pero también han experimentado, o constatado más bien, un cambio negativo a su alrededor. "El balance de estos 30 años es muy positivo para nosotros, especialmente si tenemos en cuenta que la situación de la música antigua ha quedado bastante distorsionada en los últimos años, una distorsión que se ha acentuado con la pandemia. De un tiempo a esta parte hemos visto cómo algunos programadores se han decantado por algunas malas prácticas para las que muchos músicos jóvenes, llevados de sus ganas de actuar, están dando excesivas facilidades. Y ahora nos encontramos con un grave problema de reconocimiento económico de nuestro trabajo. Hay músicos que tocan gratis o que prácticamente casi pagan por tocar, y eso lo aprovechan algunas instituciones. Esto va en detrimento de toda la profesión: en algunas programaciones prima la economía sobre las cuestiones artísticas. La solución a esto no va a ser fácil".

Nada de eso tiene que ver con el concierto de este domingo, en el que Los Músicos de su Alteza ofrecerán su particular visión del ‘Mesías’ de Händel. La expectación es máxima porque en abril del año pasado el grupo inició la conmemoración de su 30º aniversario con una versión de la ‘Pasión según San Mateo’ de Bach que deslumbró al público que llenaba la sala Mozart. Mañana le toca el turno a otro emblema del repertorio.

"Hoy el grupo está disfrutando de su veteranía y de su juventud –concluye su director–. Veteranía porque cumplimos 31 años y todavía tenemos integrantes que estuvieron en su creación; y juventud porque hemos incorporado a músicos aragoneses, que viven y trabajan aquí y que en algunos casos son veinteañeros. Ya hay posibilidad de relevo".

En el año en que han celebrado su 30º aniversario, Los Músicos de su Alteza han sacado disco, actuado en lugares tan emblemáticos como el Teatro Real y en ciclos prestigiosos como la Semana de Música Religiosa de Cuenca, donde Radio Nacional grabó su concierto. Han desarrollado labor didáctica en Daroca o en Brasil.

Para 2024 tienen previsto publicar un disco más, trabajar en alguna otra grabación y continuar la colaboración con el director José Manuel Herráiz para nuevos vídeos documentales. "Queremos continuar también con grandes producciones en el Auditorio de Zaragoza, con Nebra o con Bach", señala González Marín. Y todo ello sin abandonar la música en pequeño formato, con la que el grupo se dio a conocer décadas atrás. "Hemos conseguido que se recuperara el Festival de Música Antigua de la capilla de Santa Isabel, donde cada año presentamos una nueva producción". Además, el calendario se les está empezando a llenar de compromisos. Participarán, por ejemplo, en el Festival Internacional de Música Renacentista y Barroca de Chiquitos (Bolivia). M. G.

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