Han transcurrido casi diez meses desde la muerte de Carlos Saura y la huella del cineasta oscense permanece muy presente. Ciclos y festivales de todo el planeta, desde Cannes a la India, pasando por Estados Unidos, Brasil, Argentina o Polonia, han puesto su foco sobre el legado del director de ‘La caza’.

Un itinerario planetario de reconocimiento que este sábado ha recalado en Zaragoza gracias al certamen La Mirada Tabú, que ha organizado en la Filmoteca una charla con Anna Saura –hija del realizador– conducida por el periodista de HERALDO Antón Castro.

En los últimos tiempos Anna se había convertido en la mano derecha de su padre, una figura fundamental tanto en el ámbito familiar como en el profesional. Una sociedad llena de amor y de frutos artísticos.

"Estamos tristes porque ya no está entre nosotros. Pero todos estos homenajes que se le están dedicando para recordar y reivindicar su figura son más que bienvenidos. Ojalá sea así siempre porque permiten que su cine llegue a la gente más joven que, por edad, no conoce su obra. Es importante que su figura viva y su legado perdure", ha apuntado.

Además, si este guiño se le lanza desde su tierra, como es el caso de La Mirada Tabú, la satisfacción se multiplica. "Nos hace mucha ilusión cuando nos llaman de Aragón. Siempre que nos reclaman, allí estamos, no lo dudamos. Y en este caso, con Vicky Calavia –directora de La Mirada Tabú– somos amigas desde siempre. Incluso ha tenido la sensibilidad de proyectar en el festival el cortometraje de mi madre, ‘Cuentas divinas’, que ha sido nominado para los Premios Goya y que mi padre llegó a ver", ha concluido.