Zrift Shop: segunda mano como no la habías visto en Zaragoza

Ava Shaw abandera una nueva tienda desde el compromiso con la moda circular en la que el cliente participa.

Zrift Store: una nueva manera de comprar segunda mano.
Zrift Store: una nueva manera de comprar segunda mano.
Toni Galán

Ava Shaw es una zaragozana con raíces californianas. Desde el sur de Estados Unidos se trajo el gusto por consumir ropa de segunda mano, desarrollado desde muy niña en las llamadas ‘Thrift stores’, enormes almacenes, muy parecidos a los ‘charities’ ingleses. Thrifty, en inglés, es una palabra de difícil traducción literal al castellano que quiere decir "persona que sabe encontrar gangas". Ava ha querido trasladar a la ciudad en la que vive desde 2008 ("me siento maña", dice) ese espíritu de la mano de Zrift Shop –con esa zeta que homenajea a la capital aragonesa–, un templo de la segunda mano que este mismo sábado abre sus puertas en un amplio local del número 1 de la calle Antonio Agustín.

Los presupuestos de Zrift vienen a aportar novedades a la ya por otro lado cada vez más amplia ruta del vintage y de la ropa de segunda mano en la ciudad. Lo hace desde un compromiso rayano en lo militante con los presupuestos de la economía circular, con el ‘leit motiv’ de que "lo que puede ser basura para uno puede ser un tesoro para otro". Para Ava, se trata de establecer una "cadena de colaboración en la que los clientes pasan a ser fundamentales". Es un proyecto a dos bandas en el que por un lado, la gente aporta sus prendas y, por otro, ella las vuelve a poner en el mercado a precios realmente bajos.

El mecanismo es el siguiente. Todo absolutamente en Zrift Shop es donado. A cambio, Ava acepta absolutamente todo lo que le llega a la tienda, incluidas prendas dañadas o manchadas que intenta recuperar o, en caso de que sea imposible, convertir en otra cosa: trapos, cortinas, manteles... Mientras, todo el género en buen estado pasa por la lavandería o se limpia a mano y se pone a la venta.

Eso sí, con precios fijos por tipo de prenda muy competitivos: todas las faldas, pantalones cortos o zapatos a 5 euros, pantalones largos y chaquetas a 8, camisetas de manga larga o bolsos a 4, abrigos a 10 o accesorios o bufandas a 3. Solo algunas prendas, que se indican con una estrella, cuestan 5 euros más. Siempre de marcas buenas como por ejemplo, Moschino o D&G o piezas especiales por uno u otro motivo. Estas conviven con otras como Adidas, Champion o Converse, pero también con ropa sin etiqueta alguna. 

Los donadores, a cambio, reciben una tarjeta de fidelidad con descuentos que puede gastarse en la tienda. Los mejores clientes también pueden beneficiarse de ella.

Según explica Ava, la clave de su negocio es que "la gente colabore para generar ‘stock’ y variedad: sin la gente, esto no funciona". Un apoyo que la impulsora de Zrift enmarca dentro de una fenómeno creciente, el del consumo sostenible que a su juicio se extiende cada vez. "Hace falta que los prejuicios vayan cayendo, que la manera en que consumimos sea lógica para todos".

En este camino, Ava se congratula de la efervescente escena del 'vintage' y la segunda mano en Zaragoza, porque "cada uno nos aproximamos de manera diferente, pero todas contribuyen a ese cambio de mentalidad y a que reutilizar las cosas sea visto como algo normal".

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