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Canfranc fue el último refugio para debatir sobre la cibernética y el 'ingenio' artificial

El Royal Hideaway Hotel acogió las ‘Conversaciones de Formentor’, sobre ‘Cíborgs, androides y humanoides’, y el premio concedido a Pascal Quignard

Una visión general de un escenario de naturaleza, de historia, de arte, cultura y de algunas aventuras más que novelescas.
Una visión general de un escenario de naturaleza, de historia, de arte, cultura y de algunas aventuras más que novelescas.
A. C./Heraldo.

En Canfranc puede suceder de todo. Puede ser un nido de espías, como lo fue en la inmediata posguerra, entre 1939 y 1945, tal como han contado Ramón J. Campo, en primer lugar, Rosario Raro, José Luis Galar, Alfonso Marco, María Rosario de Parada, Santiago Parra o Martínez de Baños. Puede ser el escenario de la infancia hechizada de los Labordeta o uno de los últimos refugios de José Luis Sampedro, y es un asombroso escenario que ha acogido en el Royal Hideaway Hotel, las ‘Conversaciones de Formentor’, que dirige el escritor y periodista y director de la Fundación Formentor Basilio Baltasar.

«La historia de Canfranc, que tan bien conocen los aragoneses, el valor patrimonial de la estación convertida en hotel, la belleza de la cresta pirenaica, la heroica estela de sus protagonistas, encaja tan perfectamente con la vocación literaria de Formentor, sus valores culturales y humanos, la devoción por la lectura del libro y del mundo, que ha resultado ser el mejor escenario: el inmenso silencio de la montaña es una inspiración. En los dos sentidos», dice.

Dos participantes, vinculados con Aragón como Francisco Ferrer Lerín, uno de los mejores y más originales autores aragoneses del momento, y el periodista y fotógrafo Carles Domènec, valoran el espacio. «El marco espléndido, catedralicio. La participación nutrida, valiosa. El ambiente muy cordial, sin odiosas tensiones entre escritores. Mi intervención quizá algo alejada del canon, pero no estoy programado para actuar de otra manera. Buena organización pese a las dificultades del alejamiento geográfico», dice Ferrer Lerín, como si escribiese uno de sus relatos entre concéntricos y minimalistas. «Lo que más me gustó de las ‘Conversaciones’ es la capacidad de aislarse en un lugar tan bonito para escuchar a gente divagar y reflexionar sobre literatura y pensamiento. Es una especie de recordatorio de que el mundo de las ideas y de la cultura es un refugio donde encontrar respuestas a muchas de las preguntas que nos hacemos a diario», resume Domènec, que está casado en Jaca y reside con su pareja y sus dos hijos en Luxemburgo. Para él ha sido una experiencia muy gratificante conversar largo y tendido con Pascal Quignard, como se podía leer ayer en las páginas centrales de ‘Artes & Letras’ de este diario.

Basilio Baltasar, periodista, escritor y director de la Fundación Formentor, es el gran animador de la convivencia y las jornadas.
Basilio Baltasar, periodista, escritor y director de la Fundación Formentor, es el gran animador de la convivencia y las jornadas.
A. C. /Heraldo.

El autor de ‘Todas las mañanas del mundo’, entre otros muchos libros, recibió el Premio Formentor, dotado con 50.000 euros, y fue la estrella de la cita: educado, silente, sonriente, amigo de madrugar, siempre cordial. «Tuve ocasión de comentarlo en la presentación del premiado el jueves: Pascal Quignard tiene una influencia decisiva en la palpitante renovación del género novelesco, que siempre está a punto de colapsar, por la tediosa imitación de las formulas narrativas, y que siempre resucita gracias a la creación de pioneros como Quignard. Una influencia que no tiene nada que ver con la fama, el éxito o la notoriedad; sólo con la inteligencia y sensibilidad de sus estrictos lectores», explicaba Basilio Baltasar. La riqueza de matices que adornan al premiado le lleva a precisar: «La autoridad de su influencia afecta también a la filosofía: forjando nuevos modos de pensar desde el lenguaje, revelando el poder de la palabra y el enigma de la etimología», comenta.

El tema de este año fueron los ‘Cíborgs, androides y humanoides. Ciencia, paciencia y deficiencia’ y participaron en las mesas redondas 25 ponentes que explicaron y analizaron otros tantos libros relacionados, directa u oblicuamente, con el enunciado. Todos ellos convivieron con el galardonado, los miembros del jurado, una treintena de periodistas de todo el país y de todos los medios (prensa, radio y televisión), entre ellos Silvia Lemus, viuda de Carlos Fuentes, y más de 60 inscritos.

Basilio Baltasar evalúa ese intercambios de lecturas y de pensamientos cruzado. «Tuvimos la suerte de contar con dos reputados científicos de formación humanista, críticos con la ideología cientifista y con el esnobismo que hace recitar las consignas publicitarias de la industria tecnológica. Juan Gómez Cadenas y Sonia Contera pusieron en escena la visión y la reflexión que auspicia el retorno del pensamiento crítico, la noción de dignidad del ser humano y el fin de la crédula sumisión de los consumidores». Se habló de libros como ‘La guerra de los mundos’ (Álvaro Cortina, que acaba de publicar en Zaragoza, en Jekyll & Jill, ‘Garravento. La garra del viento’), ‘Frankestein’ (Agustín Fernández Mallo, que dijo que “la religión es el primer ejemplo de Inteligencia Artificial), ‘El golem’ (el libro de Gustav Meyrink, por Paloma Díaz-Mas; el personaje bíblico, por Félix de Azúa) o de la ‘Serie de los robots’ de Isaac Asimov (el citado Gómez Cadenas), que es un libro casi pionero sobre este asunto, cada vez más presente en la vida cotidiana, por citar algunos. Por allí  Agrega Baltasar: «Por mi parte, intenté compartir con el público la honda preocupación que debe mantenernos en un alertado estado de alarma. Los libros comentados en Canfranc dieron fe del tenebroso peligro del ‘ingenio’ artificial».

Portada de María Medem de la revista 'Jot Down'.
Portada de María Medem de la revista 'Jot Down'.
H. A.

Un 'Jot Down' coral se acerca a las distopías

En las ‘Conversaciones de Formentor’, que se celebraron el pasado fin de semana en Canfranc, hubo algunas novedades literarias de mérito: un nuevo número de los ‘Carnets de Formentor’, con ecos de Albert Camus, con un gran trabajo sobre Pascal Quignard de Alejandro Duque, y la presentación de un número de la revista ‘Jot Down’, en la que se rinde homenaje al arquitecto José Manuel Pérez Latorre, que intervino en la rehabilitación de Canfranc. El arquitecto fue recordado y glosado, y se leyó su poema favorito: ‘De vita beata’, de Jaime Gil de Biedma, que rivalizaba con algunos textos de ‘La voz a ti debida’ y ‘Razón de amor’ de Pedro Salinas, que leía en su primera edición.

Ángel Fernández, director y coordinador de la revista, dice: «Con el número de ‘Distopías’ queremos responder a la pregunta “¿Vivimos en una distopía?” a la vez que reflexionamos sobre las relaciones entre el hombre y la máquina». El número abarca todas las disciplinas: «Hemos decidido usar una maravillosa portada, a todo color, ilustrada por María Medem. Antes nuestras narrativas estaban centradas en utopías, hoy son las distopías las que protagonizan los relatos. Queremos saber si estamos anticipando nuestro devenir o, por el contrario, no hay que temer a este futuro pesimista», señala.

Otra panorámica del Royal Hideaway Hotel de la familia Barceló.
Otra panorámica del Royal Hideaway Hotel de la familia Barceló.
A. C. /Heraldo.
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