Una 'Mujer corriendo' en el paseo de Fernando el Católico

La familia del artista catalán Ricard Sala dona a Zaragoza una escultura que realizó en 1978 y que rinde homenaje a la condición femenina

Los familiares del artista catalán Ricard Sala, junto a la escultura donada a la ciudad de Zaragoza.
Los familiares del artista catalán Ricard Sala, junto a la escultura donada a la ciudad de Zaragoza.
Toni Galan

"Ricard Sala trabajaba de lunes a domingo, no se permitía descansar. Y n le gustaba quitarle algo de importancia a lo que hacía. Decía: 'hago monigotes"'. Así evocaba al escultor Ricard Sala uno de sus hijos, César, este martes al presentar la escultura que la familia del artista ha donado a Zaragoza. Una obra que se ha instalado en el paseo de Fernando el Católico, a la altura del número 25, y que se titula 'Mujer corriendo'. Aunque bien pudiera ser 'La dama del cierzo': representa a una mujer desnuda con el cabello mecido por el viento. Tiene un tamaño ligeramente superior al natural y se alza sobre una peana de hormigón,  de 70 por 90 centímetros y un metro de altura. Aunque parece estar realizada en piedra o mármol negro, en realidad es un bronce. 

La obra fue realizada por el artista en 1978 y estuvo en su estudio de Valldoreix (Barcelona) hasta el año 2022. "Mi padre era como un escultor renacentista: tenía la vivienda encima de su estudio -relataba César Sala-. Murió en 2099 y el año pasado desmontamos su estudio. Acabé trayéndome toda su obra aquí a Zaragoza. Había una serie de esculturas en yeso que, por su condición, son muy frágiles. El bronce es eterno, así que decidí fundir las esculturas para perpetuarlas. Es entonces cuando surgió la idea de donar una de ellas a Zaragoza, y en el Ayuntamiento me he encontrado muchísima sensibilidad". 

Con la donación, César Sala y sus hermanos han querido hacer un homenaje a su padre y a la propia capital aragonesa. César contrajo matrimonio en 1982 con una zaragozana, María del Carmen Torres-Solanot, y aunque por su profesión ha tenido que viajar por toda España, acabó instalándose en la ciudad en 1999, hace ya 24 años.  

"Mi padre era un enamorado de Zaragoza y del Museo Gargallo, que siempre visitaba cuando venía a vernos -evocaba este martes César Sala-. Por eso nos surgió la idea de donar esta obra. Creo que a mi padre le encantaría ver ahora su escultura en la calle, era una de sus mayores ilusiones". El estilo de la obra es bastante cercano al de Gargallo y muchos ciudadanos se sorprenderán al saber que está hecha en bronce.  

"Está terminada con la técnica del bronce limatonado -relataba el hijo del escultor-. Después de fundir la pieza a la cera perdida, el bronce se queda muy rugoso y el fundidor lo va 'limando'. Luego llega la fase de pátina, que se hace primero con sulfuro y luego con cera, una y otra vez. Mi padre, como todos los escultores, era muy clásico, quería que sus obras se parecieran a las de los grandes artistas de la historia. Los Guerreros de Riace, una pareja de estatuas griegas del siglo v antes de Cristo, que se exponen en un museo de Calabria están terminados con la misma técnica". El clasicismo le llevó también a ser un gran admirador de la belleza del cuerpo humano, tema que inspiró la mayor parte de su obra. 

Detalla de la escultura donada.
Detalla de la escultura donada.
Toni Galan

La donación de la obra es absolutamente altruista, aunque no se haya comentado en la presentación de la obra. La familia Sala ha costeado absolutamente todos los gastos, desde la fundición de la obra, que se ha realizado en Valls, en el taller de José María Estivill, hijo de quien fuera el fundidor habitual del artista catalán, hasta la peana de hormigón e incluso el traslado al paseo de Fernando el Católico. La elección del emplazamiento refuerza el carácter de paseo escultórico que está adquiriendo en los últimos años el andén central de Fernando el Católico, por el que es bastante frecuente ver a mujeres y hombres corriendo, haciendo deporte.

"Es preciosa y este es el mejor de los emplazamientos posibles -añadía Sara Fernández, consejera municipal de Cultura, Educación y Turismo-. Quiero agradecer la generosidad de la familia, que nos ha regalado este homenaje a la mujer, representada aquí corriendo en libertad". 

"Los descendientes de Ricard Sala no buscamos nada más allá que la obra de mi padre se conozca y se disfrute -concluía el hijo del escultor-. De hecho, regalaríamos todo lo que dejó si alguna institación diera garantías de que lo iba a cuidar y mostrar al público". 

Una brillante trayectoria

Ricard Sala nació en el Barcelona en 1927 en el seno de una familia que se dedicaba a la venta de bacalao. "A los 14 años se cansó y dijo que no vendía más pescado y empezó a trabajar en el taller del escultor Antoni Sagarra i Colomer, donde aprendió escultura decorativa: estuvo cuatro años haciendo flores para cines y otros establecimientos públicos", recordaba ayer su hijo, César Sala. Posteriormente aprendió con el escultor Llorençc Cairó e ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jordi, donde cursó la carrera completa. Una beca de la Fundación Amigo Cuyás le permitió ampliar su formación artística en París. 

Su primera exposición individual tuvo lugar en Barcelona en 1963, y a  ella le sucedieron muchas otras hasta su muerte en 2009. A lo largo de su vida recibió numerosos galardones (fue premiado cinco veces en la Exposición Nacional de Otoño de la Real Academia de Santa Isabel de Hungría y en 1968 recibió el Ciudad de Barcelona de Escultura) y tuvo también una faceta docente: fue escultor y catedrático de la Escuela de Artes de Sant Jordi de Barcelona, donde ejerció el cargo de director desde 1971 a 1975. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión