pintura, escultura y grabado. artes & Letras

Las artistas zaragozanas que se atrevieron con la forma y el color

Desirée Orús selecciona a diez mujeres de los 50 y los 60 que inentaron realizar una obra luminosa, con talento

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El cuadro 'Paisaje azul (Toledo)' de Pilar Arenas.
Arenas/Casa de la Mujer.

La historiadora y crítica de arte Desirée Orús, colaboradora de ‘Artes & Letras’ desde hace años, ha preparado una cuidada exposición en la sala Juana Francés de la Casa de la Mujer de Zaragoza bajo el título ‘Ellas estaban allí. Artistas plásticas zaragozanas en los años cincuenta y sesenta’. Ha seleccionado a diez artistas: Pilar Arenas, Pilar Burges, Julia Dorado, Concha Duclós, Pilar Moré, Julia Pérez-Lizano, Cristina Remacha, Pilar Salarrullana, Esther Sevil y Maite Ubide.

Son pintoras, escultoras, ceramistas, grabadoras, y todas ellas, jóvenes en su mayoría entonces, entre la veintena y la treintena de años, «participaban en la convocatoria de certámenes, exposiciones colectivas y poco a poco individuales en las que eran una minoría. Su formación, primero en academias privadas, después en la Escuela de Artes y Oficios, y posteriormente en las Superiores de Bellas Artes, era la misma, pero su peso –al ser seleccionadas o premiadas en concursos tan importantes en la época para darse a conocer en el panorama artístico– era mucho menor. La balanza solía inclinarse hacia los artistas», escribe la comisaria.

Con todo, estas ‘hijas’ de la precursora Joaquín Zamora, se atrevieron a crear sin complejos y produce una gran emoción ver esta muestra donde hay un poco de todo: manda la pintura, expresionista y ‘fauvista’ en su mayor parte, pero también hay escultura: ahí está la ‘Maternidad’ de Cristina Remacha, que hace pensar en su propio padre Pablo Remacha pero también en el arte de la chapa de Pablo Gargallo; ahí está Dolores Franco, tan vinculada la Escuela de Artes y Oficios durante casi toda su vida, con su ‘Alegoría a la Agricultura’, que puede verse en el paseo de San Sebastián del parque Labordeta, ella es la escultora con más obra instalada en la ciudad. Y ahí estaba la escultura y ceramista Dionisia Masdeu, que la que se expone una delicadísima pieza en terracota, ‘Añoranza’, que revela su maestría. En obra gráfica, figura ya la citada Maite Ubide, artista y artesana que hizo su propia obra, técnicamente impecable, y además fue clave en la colaboración con otros artistas; de su producción se exhiben dos grabados muy característicos: ‘Ramajes’, un tema al que le dio muchas vueltas, y ‘Paisaje urbano’.

Convicción, color y talento

La muestra comienza con Carmen Salarrullana, que poseía su propia personalidad y su método, a veces cercano al puntillismo, con un buen gusto por el color e interés hacia la representación de Zaragoza. Pilar Arenas ofrece dos piezas atractivas: un ‘Paisaje azul (Toledo)’ rotundo, dominado por los tonos azules, y un retrato apaisado, muy equilibrado, de la pintora Pilar Moré, la única artista que figura con tres piezas, que revelan su pulsión figurativa, su gusto por la naturaleza urbana y la búsqueda de un cromatismo siempre convincente y muy trabajado.

Pilar Burges, que tenía academia propia y que disfrutó de una beca en Roma y París en 1955 (Pilar Moré corrió la misma suerte en 1959), ofrece dos obras: ‘Bailarina’, uno de los cuadros más logrados de la muestra y quizá de su obra, a mi juicio, marcado por el dibujo y la armonía de color, y ‘Villacinco gitano’, que avanzaba ya su posterior apuesta por Goya, las Pinturas Negras y un expresionismo con muchos elementos.

No deja de ser interesante ver dos piezas de Julia Dorado, abstractas y terrosas, ‘Sin título’ (1963), una aguada de tintas, y ‘Tensión’ (1964), un ‘collage’ de anilinas, una mujer que no tardaría en ser reclamada por el Grupo Zaragoza. Concha Duclós firma ‘Máscaras’, una pieza que destaca por su atmósfera y el tratamiento de los volúmenes.

De un colorido parejo es la obra ‘Flores’ de Julia Pérez-Lizano, bellamente compuesta, de gran sutileza. Y Esther Sevil ofrece un más que meticulosa como ‘Retrato’ que, como recuerda Desirée Orús, corresponde a su período de formación en el Estudio Goya (también pasaron por allí Pilar Burges, Pilar Arenas y Pilar Moré, recuerda la comisaria), marcado por «un dibujo rotundo», el dominio de todos rojizos y un cierto parentesco con María Blanchard y Ángeles Santos.

‘Ellas estaban allí’ parte de las colecciones del Ayuntamiento de Zaragoza y de otras colecciones privadas, y constituye un serio acercamiento a estas mujeres que no quisieron pasar inadvertidas y que mostraron personalidad, talento, determinación, ambición, capacidad de búsqueda y sentido de la belleza. No se la pierdan: quedan pocos días.

LA FICHA

Pintura, Escultura y Obra gráfica

'Ellas estaban allí. Artistas plásticas zaragozanas en las décadas de los 50 y 60’. Comisariado: Desirée Orús. Sala Juana Francés de la Casa de la Mujer. Zaragoza. Del 8 de marzo al 6 de mayo.

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