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Juan Ortega sale a hombros en Tarazona, en un serial con Aarón Palacio como triunfador

El trianero corta dos orejas en el festejo que cierra el ciclo de San Atilano. Tarde de torería de Morante de La Puebla y valentía de Castella 

Juan Ortega, con una oreja en cada mano.
Juan Ortega, con una oreja en cada mano.
Toros Tarazona

Por definición, matador de toros es el que mata el toro. Lo demás es torear. Bien o mal, los toreros torean. Pero los que cortan, los que salen a hombros, son los que matan, Ayer, en tarde de toreros fetén (los tres: Morante, Castella y Ortega ), abrió la puerta grande el único que mató correctamente, el único que metió la espada hasta donde ponía Toledo, hasta la empuñadura: Juan Ortega. El trianero fue el triunfador del día en un ciclo en el que el gran triunfador es Aarón Palacio, el novillero de Biota que cortó tres orejas el sábado.

Aarón Palacio solo se mostraba inquieto al final del festejo, cuando todo el mundo lo señalaba como gran triunfador del serial de San Atilano. Vestía zapato castellano, unos chinos como pantalones y una camiseta cubierta por un elegante polo inglés. Sí, ayer casi hacía biruji junto al Moncayo. A su lado, Miguel Cuartero, el descubridor que acuna esta figura en ciernes. Y también, Juan Vera junto a Fernando de Yarza. Y Luis Garzón. Y hasta Ramón Calderón, expresidente del Real Madrid. En medio del corro junto al burladero del 1, el angelical rostro de un jovenzuelo sin afeitar. Sin afeitar... Y sin afeitados... Rasurados posteriores a la comparecencia de Aarón que conceden todavía más valor a la conquista de un muchacho que acaba de cumplir 18 años, y que se erige en triunfador del ciclo ¡en su debut con caballos! Esto promete...

La cita reunía interés dentro y fuera del albero. Azcón y Natalia Chueca acudieron el lunes a ver a Roca Rey. Ayer, Mar Vaquero y Luisma Beamonte. Por supuesto, el alcalde de la ciudad, Tono Jarai, además de Manuel Teruel, Domingo Aguerri... En los graderíos, mil espectadores menos que en el día anterior. Ya se sabe del tirón del mayor cortador de orejas del escalafón, Roca Rey. Aunque una cosa es cortar más y otra cortar mejor... El caso es que el festejo con más torería, el de ayer, fue que el menos puertas grandes abrió en las cancelas sin cerrojos de Tarazona. Solo el diestro de Triana, certero en el manejo de la Tizona, cortó las dos orejas al negro mulato que cerraba plaza. Chivatillo se llamaba. Desde luego, en la plaza la res habló tan poco como el resto de la camada de Román Sorando. Inexpresivos, inmóviles, alguno incluso inválido.

Si los toros permanecieron calladitos, los que hablaban de verdad eran los toreros. Entre el primer rabo cortado en la Feria de Abril desde 1971 y que le llamaran gordo y dijera ahí os quedáis en Bilbao, Morante dejó una versión excelsa. En su primero, sublime en los lances de recibo. Verónicas ceñidas, antes de unos naturales para abrazarlo. Mató de pena y aún así fue merecidamente ovacionado. En su segundo, Tarazona parecía Sevilla. No olía a azahar, pero sí a torero. Ciertamente, torero. Pero torero, torero, torero; que no matador. Volvió a pinchar y, pese al yerro con el hierro, cortó una oreja apoteósica.

No lo tenía sencillo el que ayer toreara después del genio de La Puebla del Río. Asumió el reto el guadianesco francés Castella. Trayectoria curiosa la de Castella. Tanto como el Guadiana en Francia... Ayer se arrimó más que nadie, buscando una oreja que no encontró pese a pisar terrenos que pisan muy poquitos, ahí en la misma cara del toro. Mató fatal y escuchó dos avisos en su segundo. A fe que se ganó la ovación. Ortega destiló en el sexto una tanda con la izquierda para cortarse las venas. Sí, algunos toreros torean de lujo, para cortarse las venas. Además, también cortó dos orejas. Porque los que salen a hombros, los que cortan, son los que matan. Y ayer solo mató Juan Ortega.

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