Romeo Santos se afianza en el trono de la bachata con un concierto inmaculado en Zaragoza

Unas 9.000 personas arroparon al neoyorquino y disfrutaron al máximo de sus grandes éxitos en la Feria de Zaragoza

Romeo Santos, ayer, en el concierto que ofreció en Zaragoza.
Romeo Santos, ayer, en el concierto que ofreció en Zaragoza.
Francisco Jiménez

En una noche de fiesta suele haber un poco de todo. Cuando el festejo también abarca la tarde, y siempre dependiendo de cómo la aborden los asistentes, el vaivén de los momentos valle y los pico es impepinable. Este viernes hubo fiesta grande, con Romeo Santos en la Feria de Zaragoza. El neoyorquino prolongó su idilio con el público que parece cambiar únicamente de cara e identidad en cada plaza, pero no de entusiasmo, devoción y, en muchos casos, lágrimas de emoción por tenerlo cerca.

Así fue anoche desde que el astro bachatero, 10 minutos antes de lo previsto y precedido por la intro de su ‘Fórmula vol.3’ –el disco de esta gira,– salió al escenario con camisa vaquera en azul metalizado, pantalón blanco, gafas de sol y micro dorado para cantar ‘El pañuelo’. Lo hizo junto a una cantante flamenca que le precedió y hace las veces de Rosalía en este dúo, que estrenase el tándem ‘Ro-Ro’ a finales del verano pasado.

Romeo cambiaría luego de indumentaria, pero no bajó un ápice su conexión con el público, sobre todo cuando caminaba la plataforma escénica que se hundía como una cuchilla en la zona ‘platinum’, la más cara del recinto. Incluso cedió momentáneamente el micro a un espectador para que se marcase a gritos unos versos, ante la algarabía general.

Antes de comenzar la acción hubo momentos menos alegres. La apertura de puerta se retrasó más de una hora, lo que ocasionó incomodidad y filas larguísimas en el aparcamiento. Y eso que los accesos rodados habían sido mucho más livianos de lo que cabía esperar, según confirmó la Guardia Civil. Una vez dentro, y a pesar del calorazo (hubo algunos desmayos leves), la incomodidad fue evaporándose.

Calentar lo caliente y refrescarse con agua y espuma

El recinto, dividido en zonas, estaba ya bastante lleno hora y media antes del concierto. En el escenario secundario, la música había comenzado un rato antes: cuatro DJ se alternaban en la tarea de ir calentando las almas (el ambiente necesitaba más bien de refresco integral, y a las dos tiras de agua micronizada colocadas para ese fin se les dio buen uso) y convocar, en un discurso clásico de los conciertos latinos, a los representantes de cada país de la América hispanoparlante para que dijeran "presente" al ritmo de la música. Y para enardecer aún más al personal, espuma al viento.

Allá se escuchaba de todo, desde el ‘La mamá de la mamá’ de El Alfa, tema de dembow, uno de los éxitos más polémicos (y aclamados) de 2022, hasta ‘La copa de la vida’ de Ricky Martin, que en 2023 cumple un cuarto de siglo. "Hoy estamos aquí DJ Andrés y Tiago DJ de Ecuador, Vini Fabián de Nicaragua y yo, Doble A, de Perú. Trabajamos para Taboo, Garden que tiene proyectos grandes… estar aquí es una oportunidad magnífica, Romeo Santos está entre lo máximo de la música latina y ayudar a la fiesta es un orgullo". 

Una ilusión frustrada

Había ganas de bachata sensual (la que encarna Romeo, aunque también reclama su sitio en la bachata sin apellidos, la de los campos) y, sobre todo, de comprobar in situ las bondades de un espectáculo que ha maravillado en los últimos dos meses por toda Europa. Sin embargo, quedaba otro poso amargo: el de las bailarinas del grupo Son Bachata y Sal, con la zaragozana Patri al frente, que estaban pautadas para una exhibición en el escenario principal a las 21.00 y no tuvieron finalmente hueco para subir a las tablas. 

"No sé qué ha pasado –decía Patri entre lágrimas– ni quien ha dado la orden, pero estas chicas habían dejado trabajos en otras ciudades, algunas han venido de propio desde el extranjero para arropar a Romeo y aprovechar esta oportunidad. Es una pena", apuntaba, mientras su grupo se marcaba en el foso junto al escenario algunos pasos del número nonato al son de la música de Deejay Mad (productor de Romeo, que lo daba todo sobre las tablas) para deleite de las primeras filas.

El delirio

Romeo, todo hay que decirlo, se volcó con su público. El espectáculo está muy medido, dentro de las lógicas concesiones a inspiraciones coyunturales. Se trata de una gran estrella, con millones y millones de seguidores en todo el mundo, y sabe cómo hacer que la rueda siga girando. Hay disciplina de equipo: sus (excelentes) músicos, por ejemplo, tienen prohibido hacer declaraciones espontáneas a los medios. En el escenario, eso sí, dan rienda suelta a toda su energía, desde las guitarras a un güirero que raspa su instrumento con un toque único.

La gente quería exitazos, aunque sabía de antemano que el álbum que da nombre a la gira tendría mucha presencia; la carrera de Romeo abarca dos décadas largas, y nadie entre su público ha olvidado los éxitos de Aventura, la ‘boy band’ bachatera por antonomasia, de la que salió en 2011 tras una década larga en sus filas.

Se esperaba ‘Obsesión’, como ‘Por un segundo’, pero se apostaba por su aparición al fondo del ‘setlist’:mientras tanto, los versos de ‘Eres mía’ fueron coreados por todo el público en el tercer envite de la noche: apenas había separación entre las canciones, pero esa mención al "novio insípido aburrido" de la muchacha en cuestión se tornó en un coro de 9.000 gargantas, cifra de asistencia ofrecida por la organización.

Amor por escrito

Las pancartas eran de traca. Hubo quien quiso desear al astro feliz cumpleaños, sin importar que ya hubiese pasado una semana desde la fecha en cuestión: fue el viernes pasado, y el público murciano se encargó de cantarle el ‘Cumpleaños feliz’. Otra muchacha sostenía respetuosa la suya con una leyenda tan educada como directa: "Romeo, ¿me concedes un beso?" y, por su puesto no faltó la fan shakesperiana que tiró de cierta tragedia veronesa entre las familias Capuleto y Montesco: "Romeo, yo soy tu Julieta". Que viva el humor.

Romeo, que este sábado toca en Gran Canaria y el domingo 30 en Sanxenxo (ojo al meneo aéreo para en apenas dos días) culminó su tarea con profesionalidad y los sinsabores, como suele pasar con los buenos artistas, quedaron acallados por ese ‘show’ que, como dice el dicho, debe continuar.

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