arte
Asalto en Épila se inspira en el carnaval para llenar de color dicha localidad
Ocho artistas nacionales e internacionales desembarcan hasta el sábado en el municipio zaragozano con este proyecto.
Desde el pasado viernes y hasta el próximo sábado los poco más de 4.400 habitantes de Épila han visto agradablemente alterada su normalidad con el desembarco por segundo año consecutivo del Festival Asalto. Ocho artistas venidos de varios puntos de España e incluso de Argentina se han conjurado para dejar su huella en la localidad zaragozana y contribuir así a reivindicar su patrimonio y cultura.
"Es un placer regresar a Épila, un lugar en el que hemos encontrado un apoyo total para desarrollar este proyecto tan especial. Percibimos el aprecio y cariño de los vecinos y ese vínculo con los artistas es una maravilla", explica Alfredo Martínez, portavoz de la organización.
Ocho creadores han aceptado el reto de instalarse durante nueve días en el municipio de la comarca de Valdejalón. Son:Dani Hache (Gran Canaria), Isabel Flores (Badajoz), Nuria Román (Menorca), Franco Fasoli (Buenos Aires) y los aragoneses Ruth Villagrasa (Zaragoza), Daniel Vera (Basbastro), Charo Costa (Zaragoza) y Emma Gomara (Zaragoza).
Tres de ellos se han concentrado en la actividad más emblemática y visible de Asalto, el muralismo en las calles. En esta ocasión, el hilo conductor es el ancestral carnaval de Épila, caracterizado por las famosas ‘mascarutas’, una especie de sábana tapando la cara, únicamente con agujeros para los ojos y la boca. Unos festejos con más de dos siglos de historia que ni siquiera se truncaron durante la Guerra Civil y la dictadura franquista. Tanto Franco Fasoli como Daniel Hache han invertido su talento en confeccionar dos grandes murales en enormes fachadas. El resultado es impactante. Por su parte, Isabel Flores ha optado por motivos ornamentales.
La inspiración en una celebración tan querida por los epilenses como el carnaval ha desencadenado uno de los objetivos que siempre persigue Asalto, incentivar el diálogo entre los artistas y la gente. "En las semanas previas les enviamos documentación para que pensaran sus intervenciones, pero, una vez en el terreno, se les ha acercado sobre todo gente mayor para explicarles sus recuerdos, muchos de los cuales han incluido en lo que pintan. Ese intercambio y esas conversaciones no tienen precio", revela Martínez.
El palacio del Conde de Aranda, una joya arquitectónica del siglo XV, es el otro centro de operaciones. Una oportunidad para que Asalto se abra a otras disciplinas artísticas. Isabel Flores, Daniel Vera, Charo Costa y Nuria Román se cuelan por sus antiguos salones, con sus enormes ventanales y su artesonado, para ‘invadirlos’ y actualizarlos a través de sus instalaciones. Insuflan vida a unas instancias con más de seis centurias de existencia. Emplean materiales de la zona para elaborar trampantojos y experiencias inmersivas para los visitantes.
"Están todos muy contentos con el festival. Las condiciones de trabajo son envidiables, muy buenas. Muchos de ellos son artistas con una trayectoria internacional y están gratamente sorprendidos. No es muy habitual poder hacer este tipo de intervenciones que van destinadas a dinamizar el pueblo y poner en valor su patrimonio. Si a ello le añadimos el fantástico trato de sus habitantes...", prosigue Martínez.
En este aristocrático emplazamiento que se halla junto al Convento de la Concepción también se desarrollan una serie de actividades complementarias. Como la exposición fotográfica sobre la visión Nacho Bueno del carnaval de Épila, un taller de ‘collage’ a partir de fotógrafías cedidas por los propios vecinos, charlas con los artistas, catas de vinos e incluso conciertos de Josemi Casanova & Álex Comín y las ‘Canciones que cambiaron el rumbo’ a cargo de Carolina Ferrer, Jesús Bellosta y Paul Holder. El sábado se cerrará el círculo con una visita guiada a todas las piezas generadas y una fiesta en las piscinas municipales.
