Santiago Auserón: “Debemos gestionar nuestra propia libertad, no dejarnos atrapar”

El zaragozano se pone mañana al frente de su Academia Nocturna en uno de los conciertos más esperados del festival del Castillo de Aínsa (22.00, 40 euros)

Santiago Auserón, en Zaragoza, el pasado verano.
Santiago Auserón, en Zaragoza, el pasado verano.
Guillermo Mestre

Las clases nocturnas son para los valientes. ¿Hace pedagogía en sus conciertos?

La denominación de Academia Nocturna sirve para provocar nuevas ideas. Juan Perro cumplió su cometido de tres décadas, la conexión entre el legado de la música negra norteamericana y la afrolatina, sobre todo con el son cubano oriental. Hecho ese trabajo, la etiqueta de la Academia Nocturna se encamina a seguir creando música en directo y llevar adelante un aprendizaje musical en el que la madurez artística no consiste en repetirse, sino que permite arriesgar hacia nuevos horizontes sonoros.

Lleva catedráticos en esa académica banda suya.

Son de primerísimo nivel, improvisadores de pro, ‘jazzeros’ de categoría junto a este rockero de la calle. Algunos también tocan rock, soul, funk, r&b... son versátiles. Mi primer reto es estar a su nivel en lo interpretativo, lo siguiente es generar esta provocación de la que te hablaba, poner a funcionar ese taller de creación. Hemos diseñado un concierto abierto a la improvisación, con partes para solos y huecos para entrarle de manera diferente a algunas partes de la música.

Dicen que para improvisar bien, una estructura firme es la base del éxito.

Sin duda, y con ensayos rigurosos. Lo que hacemos son dejar señales que incitan a los compañeros a tirar por un camino u otro, e interpretar varias canciones de maneras no previstas. Son, en definitiva, sugerencias que uno o más instrumentistas hacen al resto. Ayudan a construir la idea, para ver cómo evoluciona desde ahí. Es cuestión de explorar y seguir.

¿Es cansado reinventarse o, por el contrario, lo necesita usted a nivel epidérmico?

No queda más remedio que calcular un poco estos movimientos en una carrera larga. Para sobrevivir dependemos ya exclusivamente del directo, porque el negocio de los registros sonoros va por otros derroteros. Nos juntamos en el estudio sabiendo que lo que va a quedar registrado no se va a amortizar. Así que sí, calculamos, pero para preservar la libertad creativa.

"Los músicos debemos estar motivados por el simple hecho de descubrir cosas sobre el escenario. La creación de espacios compartibles es sagrada.

¿En qué reside la esencia de esa libertad?

En no acomodarse. Obviamente, debemos hacer un equilibrio entre los gustos del público, la fiesta que armamos cada noche, con nuestro impulso de crear cosas nuevas. Se trata de agradecer la presencia de quienes que vengan a escucharnos siendo artistas que no están en las radiofórmulas ni salen de ‘talent shows’; las noches de verano, además, llaman a la celebración, pero los músicos debemos estar motivados por el simple hecho de descubrir cosas sobre el escenario. La creación de espacios compartibles es sagrada.

Vuelve a Aínsa de la mano del programador y músico  Joaquín Pardinilla.

Un lugar selecto, sin duda, escenario cumbre en el Alto Aragón. La programación con un gusto exquisito, bien por Joaquín. Allí se vive con ganas la música, espero que este viernes (por mañana) la banda se halle en su mejor momento. Siento la llamada de mi tierra, el pulso de mi propia gente, que no cesa. Y en Aragón somos exigentes: eso es bueno.

¿Cómo mira a Radio Futura, que es pasado y presente?

El nombre ha dado juego desde el inicio del grupo. La radio fue el primer gran medio de comunicación de la era contemporánea: la onda de radio tiene poder simbólico fuerte y atendió tras su aparición a un espectro de interés muy amplio, desde la milicia a la seducción. Aún deben llegar ondas novedosas, determinantes para construir el futuro, así que sigue vigente esa concepción inicial. Evoca lo que está en el aire, algo con un poco más de autonomía que lo cableado.

¿Cómo fue volver a trabajar con Joe Dworniak en el disco ‘Libertad’ (2022)?

Muy agradable. Es un hombre firme, siempre en actitud de escucha: un ‘gentleman’ comprensivo, elegante, exigente y creativo. Sacó hace poco su primer disco en solitario, una extraña y magnífica mezcla entre pop experimental, ambiental y clásica: ,e gustaría pedir a los lectores de HERALDO que lo buscaran. Nos conocemos muy bien: sé lo que debo entregarle para la mezcla, y sabe cuándo quiero que me sorprenda.

Oírle hablar así de su amigo de tantos años lleva a la nostalgia, a veces aliada, a veces artera.

Todo el que envejece está sujeto a la cadena de la nostalgia, y hay que llevarla con dignidad. Creo que lo bueno permanece, o más bien retorna a las vidas que tocó: pensar eso es una manera de combatir los efectos perniciosos de la morriña. Nietzsche habló del eterno retorno, pero es fundamental saber seleccionar lo bueno de los recuerdos, y liberarse de aquello que debemos abandonar.

¿Cómo valora los vientos de censura cultural que soplan las últimas semanas?

Tuvimos dictadura y salimos adelante; supimos crear las condiciones para una transformación cultural importante.Las nuevas generaciones ya no están sometidas a aquel velo negro, que teñía la existencia de un sentimiento servil: o te sometías o no tenías futuro aquí. Hay que construir, y sería mejor hacerlo entre gente de todas las sensibilidades, pero todos debemos gestionar nuestra propia libertad, no dejarnos atrapar ni aceptar vivir bajo amenazas. 

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