Alana S. Portero: “El arte es una forma de usar otros zapatos”

La escritora, nacida en Madrid en 1978, presentó en Zaragoza su poética novela ‘La mala costumbre’ (Seix Barral), que suscita reflexiones y debates

Alana S. Portero, autora de 'La mala costumbre'.
Alana S. Portero, autora de 'La mala costumbre'.
Oliver Duch

“Soy completamente feliz. Soy una privilegiada. Sí. Pienso en la atención que estoy recibiendo con mi primera novela, ‘La mala costumbre’, las traducciones que se van a hacer, alrededor de una docena. Casi no me lo creo. El porqué se me escapa un poco. Quiero pensar que los editores han visto una cierta universalidad. En una historia que parece de nicho cabe a mucha gente. A todo el mundo le suceden tragedias, cosas maravillosas, y me parece que creo que se establece un diálogo muy empático con el lector. Para mí la novela es una pequeña conversación a la espera de que te digan, en el adiós: “Ha sido un placer charlar contigo”.

Vayamos con usted.

Soy poeta y dramaturga, preparo ‘La casa de Bernarda Alba’ para después del verano con mi compañía teatral y llevaba mucho tiempo pensando este libro. Más que una artista, me siento una artesana que depura sus historias.

¿Qué es ‘La mala costumbre’?

El libro llevaba dándome vueltas en la cabeza cinco años, casi seis. Con muchas notas sobre hechos y personajes, lo redacté en pocos meses. Al principio iba a ser una novela de infancia, centrada en un barrio obrero, y es algo más.

¿Es el suyo?

Sí. La novela no es mi vida ni mi historia, pero el barrio es el mío. Y además me apetecía mucho hacer literatura con él. Al final conocemos mejor Brooklyn gracias a Paul Auster, que nuestros propios barrios. Me apeteció escribir una novela de crecimiento, una novela clásica sobre la precariedad, el amor y la búsqueda de la identidad.

¿Cree que una niña, nacida hacia 1975, puede sentir esa fascinación por ese tipo de personajes que le rodean? La Pelusa, una bruja; el maltratador Aurelio; la transexual Margarita; el joven Jay, que la inicia en el amor...

Ese tipo de cosas se dan en la infancia. Una de las cosas que tenía clara que es los niños y las niñas lo escuchan todo. Son como aspiradoras. Y precisamente en los barrios, a las personas que son extrañas o tienen algún halo de diferencia (esas mujeres mayores con comportamientos no del todo aceptados, inundadas de secretos) más todavía. Los niños se fijan mucho, preguntan mucho a los padres. Y a los vecinos.

Usted dice que la novela no tiene nada que ver con usted, pero supongo que le habrá dado cosas suyas. ¿Ha sufrido tanto?

No. Inevitablemente, lo que pasa es que mi vida ha sido más amable que la de la protagonista, me he enfrentado a menos violencia que ella, con mi familia he tenido suerte. Me han entendido.

Viviendo en un mundo sórdido, complicado, ¿cómo se levantó Alana S. Portero? ¿Cómo ha hecho para que le interese tanto el mundo del cine, de la literatura, del arte, hasta la mitología?

Porque es donde se encuentra la esperanza cuando una está sola o se siente sola. Los referentes y la compañía, todo lo que nos transforma y nos hace ilusión hay que buscarlo en el mundo de las ideas y del arte, de lo que ya no se puede modificar y ya está hecho, de lo que constituyen ya mundos perfectos y cerrados, y no están sujetos al odio. El arte es una forma de usar otros zapatos. Es obvio que es la rendija de proyección, de escape y la de disfrute.

Hay muchos secundarios que son muy atractivos: han sufrido vileza y desprecio pero encaran su existencia con tolerancia.

Han vivido el infierno absoluto y han salido de ahí y han superado etapas vitales que otras personas no podrían asimilar o soportar. Lo comprenden casi todo. Han visto la maldad más descarnada y la crueldad más brutal, la han mirado a los ojos, pero también han tejido lazos de amor muy fuertes. Conocen lo mejor y lo peor de la vida. Se convierten en unas personas sabias auténticas…

Reivindica en el libro a Pedro Almodóvar y Truman Capote.

Almodóvar es cultura de mi generación, es un referente absoluto. Y Truman Capote, del que Almodóvar dice que es su escritor favorito, es uno de mis autores predilectos, pocos han conseguido determinados niveles de belleza en su prosa como él, algo que sucede en ‘Otras voces, otros ámbitos’ y ‘El arpa de hierba’, son dos libros muy literarios en los que está intentando contar cosas bonitas. Y yo también lo hago.

Por pedagogía y respeto. ¿Cómo nos tenemos que acercar al universo trans?

Con absoluta normalidad. Mi mundo es el suyo y el del lector. Es la vida de una persona que siente un anhelo irrefrenable hacia el mundo de las mujeres y que nace en un barrio pobre, obrero, que lucha por ser ella misma y lo consigue, y esa es la historia más básica de la literatura mundial. Reivindico mi derecho a la universalidad con una chica trans.

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