TEBEOS. OCIO Y CULTURA

'La sangre de la virgen': un tebeo infinito de la pareja, el cine, el Holocausto y Hollywood

Tras el éxito de 'Todo y nada', Sammy Harkham publica un nuevo cómic, exuberante de trazos, de historias y personajes en el sello Fulgencio Pimentel

Una secuencia familiar del cómic: uno de los temas capitales del libro.
Una secuencia familiar del cómic: uno de los temas capitales del libro.
Fulgencio Pimentel/Heraldo.

Sammy Harkham (Los Ángeles, Estados Unidos, 1980), dibujante y editor de tebeos, logró un gran triunfo con su primer cómic, ‘Todo y nada’ (Fulgencio Pimentel, 2014), que fue distinguido como Mejor Novela Gráfica del año por ‘Los Angeles Times’. Se trataba de un libro especial que define a este autor: junto a varias historias más o menos cortas, incorporaba la novela gráfica ‘Pobre marinero’. Con ese título, que no pasó inadvertido ni mucho menos, ofrecía el sello riojano Fulgencio Pimentel -que se presentaba el pasado lunes en la Feria del Libro de Zaragoza- el primer libro de este dibujante, que está cosechando éxitos por doquier. Tardó en publicar su segundo libro: ‘La sangre de la virgen’ (Fulgencio Pimentel, 2023. Traducción de Alberto Gª Marcos), que tiene algo de metacómic en cierto modo y que aparece ahora. En apenas un mes ya ha recibido numerosos elogios: por su ambición, por su minuciosidad, por la inventiva y por el dominio del dibujo y del color.

‘La sangre de la virgen’ cuenta la historia de un guionista y director, que busca su camino en el cine de terror de presupuestos ajustados, al que de repente el azar parece darle una oportunidad. Su jefe adquiere un guión que se titula ‘La sangre de la virgen’ y le invita a dirigirlo. Nada será fácil: el lector en las primeras páginas ya ve que la existencia de este artista prometedor no es nada fácil. Padre de un hijo y esposo de una mujer fastidiada, o desdichada o infeliz, la vida le regala otros sinsabores que van más allá de la falta de éxito, de la confianza o de la certeza del talento. Ya en la primera página leemos, con alguna ironía: “Qué maravilla, la privacidad que disfruta uno en esta casa”.

De eso va esta cómic extenso y muy matizado, que sucede en los años 70 en Los Ángeles. Es la historia de un hombre con sueños, que duda de su talento tal vez, al que todo se le tuerce. De eso va este apasionante: de las dificultades de la relación pareja, de la paternidad y de la convivencia. Y ya de paso, tal como apuntaron algunos estudiosos, aborda si el artista debe estar soltero o casado. 

Portada de este cómic que tiene mucho que leer y que ver.
Portada de este cómic que tiene mucho que leer y que ver.
Fulgencio Pimentel/Heraldo.

Todo ello se vive en una ciudad que parece una gran cantera de sueños y de decepciones donde todo es posible: los rodajes, la imaginación, los paisajes, la tensión conyugal, las noches de juerga, de música, de amores tumultuosos que ofrecen una promesa de felicidad. “Llevo en Reverie tres años esperando mi oportunidad y puede que haya llegado”, dice Seymour, de 27 años, ante la expectativas que se le abren.

Sammy Harkham sabe a qué juega y qué quiere contar. Y lo cuenta en un libro que tiene muchos libros, que alterna el bitono con el color, y el que explora la relación de pareja, el deseo interrumpido, la necesidad de seguir vivo a través de la amistad, del sexo y los proyectos. Harkham saba muy bien lo que quiere: maneja varios tiempos, maneja los espacios, el día y la noche, y ese reino onírico de fantasías y decepciones. Y a la vez se aproxima a los rodajes modestos que vive el personaje central que es Seymour, y al que secunda su mujer, que se vuelve un poco loca: acabará marchándose a la casa de su madre.

‘La sangre de la virgen’ tiene muchas cosas. Es una afirmación, de nuevo, de las posibilidades de este género, incluido el ‘flash back’ que sucede en Budapest en 1942. El autor usa un estilo sencillo, pero claro, poderoso, muy matizado, desbordante de secuencia, y juega mucho con la puesta en página (hay páginas donde ha utilizado hasta 20 viñetas; hay otra donde solo hay dos o tres), con los personajes secundarios, con la fiesta, con el erotismo, con la acción, con la cutredad, con las continuas grabaciones y con la sorpresa.

Una de las páginas de este variado y fascinante cómic.
Una de las páginas de este variado y fascinante cómic.
Fulgencio Pimentel/Heraldo.

Uno de los más grandes autores de cómics de nuestro tiempo, Art Spiegelman, el responsable de una obra mayúscula como ‘Maus’, dice: “A lo largo de de sus páginas lo vemos transformarse en un maestro del cómic, un narrador asombrosamente sutil. ‘La sangre de la virgen’ merece ser leído y releído lentamente, muchas veces. Aquí hay mucha tela que cortar”. Jaime Hernández insiste con otra percepción: “Lo increíble de este libro es hasta qué punto es exhaustivo. No se deja nada en el tintero. Especialmente por lo que respecta a lo inalcanzable”.

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