Palomo Spain: "A los 3 años ya elegía la ropa para ir al colegio"

El diseñador cordobés dio este miércoles una charla en el CaixaForum.

Palomo Spain, en una charla en el CaixaForum de Zaragoza
Palomo Spain, en una charla en el CaixaForum de Zaragoza
Francisco Jiménez

Aún está sorprendido Alejandro Gómez Palomo, conocido en el mundo de la moda como Palomo Spain, de lo lejos que ha llegado. Lo decía este miércoles, en una charla en el CaixaForum de Zaragoza, recordando el día en que se sentó a solo dos butacas de Beyoncé para ver una actuación del New York Ballet al que él había vestido con sus diseños.

Convertido en nombre internacional de la moda, en la que, entre otras cosas, es referente de una de las tendencias más potentes, la del 'no género', el diseñador se reivindica una y otra vez como un chico de pueblo, que necesita "la conexión de la raíz" para meterse en "un mundo paralelo desde el que poder imaginar mis creaciones" que, dice, "son imágenes que vienen desde la oscuridad, desde el aislamiento".

Se confesó también atribulado por la parte más empresarial de la moda -"a mí dame papeles y telas pero no me hables de números ni de excels"-, pero a la vez contento de haber respondido a unas expectativas que en su caso le pesaron desde pequeño. "A mí me gustó la moda desde niño, con tres años ya elegía la ropa para ir al colegio. Siempre me he sentido afortunado en la vida de haber tenido la sensibilidad de dibujar. En la ESO y en el Bachiller todos me decían que iba a ser diseñador de moda y muy bueno. Y yo pensaba: '¿Pero eso cómo se hace?'. Pensaba que iba a ser una decepción para todos".

A estas alturas ha quedado demostrado que lo que sus paisanos barruntaban era así. Es un rostro mediático, gracias al concurso 'Maestros de la costura', que ha desfilado en prácticamente todas las grandes pasarelas, con un discurso que bebe, sobre todo, de un constante juego entre lo masculino y lo femenino. Apoyado de manera importante en un ir venir en el tiempo, con claras referencias a modas del pasado pero "sin dejar de mirar al futuro".

"Lo del género en mí está desvanecido", dice. Un camino que emprendió de estudiante en Londres cuando empezó "experimentando conmigo mismo" a romper las barreras entre lo que se considera ropa para hombre y para mujer. "Es ahí donde encontré esa conexión que me faltaba entre mi inclinación por la moda y ser un diseñador". Fue en esa 'otra' moda para hombre donde encontró el camino en el que continúa si bien dice que "aún queda mucho Palomo por ver" y que en este momento de su carrera tiene el reto continuo de "ver cómo mantengo la magia".

Su inspiración es múltiple ("tengo una batidora en la cabeza", llega a decir). Pero siempre con el faro del "oficio de la moda" en el horizonte. "Soy rompedor pero con una base clásica, en lo que va a estar contigo toda la vida".

En su imaginario también están su Córdoba y el arte español, los pintores del Prado. No en vano, cuenta, "Velázquez pintaba lo que veo yo al abrir la ventana".

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