Zaragoza vuelve a rendirse a la música de Wim Mertens

El belga actuó anoche en el Teatro Principal, que registró un lleno absoluto.

Concierto del pianista y compositor belga Wim Mertens en la Sala Multiusos de Zaragoza
Wim Mertens, en Zaragoza, felicitando al cuarteto de cuerdas que le acompañó anoche
TONI GALÁN

Regresaba Mertens a Zaragoza, ciudad que ha visitado de forma generosa y en la que conserva desde hace décadas una fiel base de seguidores que, si bien parece no haberse renovado mucho en los últimos años, sí mantiene una fidelísima actitud de rendición al maestro belga. 

El Teatro Principal registró un lleno absoluto para recibir a este talento díscolo del academicismo, que rehúye la palabra clásica a la hora de definir su música y que gusta de alternar los papeles de sujeto y objeto a la hora de sorprender. Su gira ‘Winds’ sigue hoy en el teatro La Latina de Madrid.

Ayer no faltaban, por ejemplo, rostros ansiosos por escuchar ‘Struggle for pleasure’ o ‘Maximinzing the audience’, las dos piezas que inspiraron remezclas en clave techno durante los años de la ‘ruta del bakalao’ en las discotecas valencianas: la banda Megabeat, con Blaya en los teclados, versionó la primera de estas piezas y emocionó a Mertens cuando éste conoció la adaptación. 

Naturalmente, también había mucha gente esperando ‘Humility’, la más reciente ‘Sappho’ o, en el caso de los seguidores más devotos, algunas piezas de su último álbum de estudio, ‘Voice of the living’.

El belga cumplió 70 años la semana pasada, pero la cifra parece no pesarle a la hora de la digitación. Sin los alardes del pasado, mostró desde la pieza de apertura un control escénico absoluto

Le secundaba un cuarteto de vientos muy resolutivo, de los que cazan las notas locas al vuelo (alguna se escapó) y las reconducen al camino correcto: Simon Diricq en los saxofones, Serge Rigamount a la trompeta y corneta, Anthony Devriendt en la trompa y Lode Smeets (quien brilló de modo especial) al trombón. Mertens, que alternó piezas instrumentales con otras adornadas por su voz, presentó a los músicos de modo gestual tras la segunda pieza, y con nombres y apellidos tras la tercera. 

El público, claramente entregado de antemano, siguió el devenir del recital con reverencia absoluta, aunque sin reprimir algunos gritos de entusiasmo cuando Mertens se levantaba de su piano a saludar. Otra velada de triunfo para el músico flamenco en una plaza que le ama sin ambages.

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