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¿Por qué en España sería impensable una huelga de guionistas como la de EE. UU.?

La mayoría de los guionistas son autónomos, lo que impide que "el sindicato tenga una verdadera representatividad para negociar", según Natxo López, miembro de la junta directiva de ALMA.

Escritores y miembros del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos se manifiestan el martes contra sus precarias condiciones laborales, en Los Ángeles.
Escritores y miembros del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos se manifiestan el martes contra sus precarias condiciones laborales, en Los Ángeles.
Efe

Los problemas de los guionistas en España son muy parecidos a los que han llevado a la huelga a sus colegas de Estados Unidos, pero una huelga sería prácticamente impensable aquí, según ha explicado a Efe Natxo López, miembro de la junta directiva del sindicato ALMA.

"Se cometen muchos más abusos en España porque el sector no está tan reglamentado", ha explicado López, a lo que se añade que la mayoría de los guionistas en nuestro país son autónomos, lo que impide que el sindicato tenga "una verdadera representatividad" para negociar.

Fundado en 1989 y con 800 miembros en la actualidad, ALMA no logró hasta 2015 la incorporación de sus tablas salariales en el convenio colectivo de la industria de la producción audiovisual, que fijó unos mínimos retributivos para los contratos. Pero algunas productoras lo incumplieron de forma sistemática, lo que dio pie a una batalla legal de cuatro años contra una de ellas que culminó con una sentencia firme favorable al sindicato en enero pasado.

"Una de las principales luchas que tenemos como sindicato es tener una mayor fuerza y representatividad", señala López, que explica que el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA) se encarga también de recaudar lo que llaman "residuals", uno de los caballos de batalla de la huelga, cuyo equivalente en España serían los derechos de autor, gestionados por entidades como Egeda o DAMA. "Allí todos los guionistas profesionales están afiliados y tienen la obligación de participar y seguir sus normas, por eso la huelga es ampliamente seguida, aquí eso sería mucho más difícil".

A diferencia de la huelga de guionistas que paralizó Hollywood hace quince años, la deslocalización a consecuencia de la globalización hace que las empresas tengan un nuevo elemento de presión, la amenaza de llevarse fuera la producción. Según López, algunos guionistas españoles han sido sondeados a raíz de esta huelga por alguna de estas grandes productoras estadounidenses. "Desde ALMA nos solidarizamos con los compañeros americanos y estamos recomendando a nuestros afiliados que no acepten trabajos que vengan de ahí", afirma.

Netflix, la plataforma líder, abrió su centro de producción en España en 2015. Uno de los factores que pudo influir en esa decisión es que "somos más baratos" y las normas "más laxas", según López. "Se decía que la llegada de las plataformas iba a traer más trabajo pero ha resultado ser más precario e inestable". Antes, trabajar en una serie para la televisión tradicional suponía formar un equipo grande y estable por temporada. "Ahora te piden un capitulo, luego dos o tres más, escribes varios sin saber si se va a emitir o no y luego las temporadas son más cortas", señala.

Estas condiciones derivan en que los principiantes quedan excluidos. "Buscan gente con más experiencia, pero para aprender hay que empezar desde abajo", asegura este guionista con más de 20 años de trayectoria y que empezó trabajando en "7 vidas". "Eso ya no se hace y es un peligro para la renovación del gremio", sostiene. "Al final, el problema es que quieren gastar menos, hablamos de plataformas con beneficios millonarios (...), mientras que muchos guionistas están abandonando el oficio porque no les da para vivir".

Falta de transparencia

La retribución adecuada es una de las grandes reivindicaciones detrás de la huelga en Estados Unidos. "Te pagan por guion pero te piden tantas versiones que al final no compensa, eso está pasando aquí y allí", dice López. Por otro lado está la cuestión de los "residuals". Se pagan en función del éxito de la obra, pero las plataformas se niegan a dar datos de visionados, lo que impide calcular esa compensación de forma realista.

En España, el proyecto de ley de cine prevé que eso cambie y obligar a las plataformas a que faciliten esa información, pero la iniciativa está pendiente aún de tramitación parlamentaria y no está claro que vaya a llegar a buen puerto antes de que acabe la legislatura.

La tercera cuestión fundamental que el WGA ha puesto sobre la mesa es la de la inteligencia artificial, aún muy reciente pero crucial de cara al futuro. "Se teme que las productoras o plataformas utilicen aplicaciones de inteligencia artificial para plantear una historia y pedir a un guionista que la remate, pero quedarse ellos con los derechos de propiedad intelectual", explica.

"Aún no sabemos a dónde va a llevar esto, pero se está viendo venir. La inteligencia artificial puede ayudar, pero debe ser una herramienta para el guionista y no el guionista una herramienta para la inteligencia artificial". 

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