música y comunicación

Fernandisco: "No pongo ni reguetones ni mandangas de estas, yo pongo buena música”

El popular presentador ofrecerá este viernes un ‘show’ en el pabellón sociocultural de Casetas en el marco de las Fiestas de la Virgen de la Rosa.

Fernandisco, en una de fiesta de los 90 en Zaragoza.
Fernandisco, en una de fiesta de música de los 90 en Zaragoza.
Marcos Cebrián

¿Debo llamarle Fernando o Fernandisco?

Fernando o Ferran es el doctor Jekyll y Fernandisco es Mr Hyde. Fernandisco es un personaje que se ha terminado comiendo a Fernando, o más bien comen los dos en la misma mesa y juegan con el mismo valor. Fernandisco es mi marca registrada, es mi vida. Fernando se lleva muy bien con Fernandisco. El personaje que creé es a veces muy excesivo pero así lo concebí. Siempre he pensado que cuando ‘payaseas’ un poco es cuando realmente quieres ser un artista bueno.

¿Cuándo y cómo le inocularon el virus de la música?

Siendo muy pequeño, cuando escuchaba música en la radio. Tenía entre 10 y 11 años. Comencé a comprender que había mercadillos y que el dinero que mi madre me daba para las ‘chuches’ lo podía utilizar para comprar discos. La música y la radio vinieron de la misma mano y el virus se fue extendiendo por todas las venas del cuerpo y lo mantengo a mis 63 años.

¿Qué discos encontraba en aquellos mercadillos, en plena edad de oro de la música?

Fueron unos años dorados para la música. Cuando iba a los mercadillos podía comprarme lo mismo un disco de James Brown que uno de Michael Jackson, de KC and the Sunshine Band, de los Beatles, de Led Zeppelin, de David Bowie o el ‘Walk on the wild side’ de Lou Reed. Era tan rico todo, del soul al rhythm&blues, al rock o al rap… Por las pesetas que me costaba un ‘single’ podía adquirir muchos. Recuerdo que el primero que me compré fue el ‘Dream on’, la balada mítica de Aerosmith. Ya en aquel tiempo era muy ecléctico. Desde el principio no me clasifiqué en ningún estilo. Recuerdo con mucho cariño cuando compré el ‘Space Oddity’ de Bowie, uno de mis artistas favoritos y que años después logré entrevistar.

¿Qué opinión le merecen sonidos actuales como el reguetón o el urban?

Ahora mismo la invasión de sonidos fáciles ha hecho que se desvirtúe lo que entendemos por buena música. Pero a mí no me la pegan. Cuando yo estoy pinchando sé lo que tengo que poner. No pongo ni reguetones ni mandangas de estas, yo pongo buena música de los 70, de los 80 y de los 90. Yo le tengo respeto a mi profesión, no desdeño en poner en la radio el ‘Despechá’ de Rosalía si es preciso porque a la gente le puede gustar. Pero no llego a música urbana como el reguetón que suena ahora, pongo algún tema fronterizo que no hiere mucho la sensibilidad. Tienes que tener un poco de respeto a la música.

Fernandisco junto a Elton John.
Fernandisco junto a Elton John.
F.D.

En su página web hay una colección de fotografías junto a grandes artistas que ha entrevistado en persona, desde Paul McCartney a Elton John o los Rolling Stones. Su vida merecería un libro que todavía no ha publicado.

Le voy a dar una noticia. Me he decidido por fin a publicar mi primer libro. Se titulará ‘Universo Fernandisco’ y espero que salga a la venta a finales de este año. Estoy trabajando en esta obra con mi ‘primo’ Xavi Bonet, que es escritor. Aparecerán todos los artistas que he entrevistado: Sting, Bowie, Paul McCartney, los Rolling Stones, Freddie Mercury, Whitney Houston, George Michael, Elton John, Phil Collins… Tengo muchas cosas que contar. Y no desde el punto de vista del ego, sino como profesional. La gente tiene que conocer cómo es la vida de un profesional de la radio al que han hecho tantos regalos en forma de la gente que ha conocido. En ese libro también hablaré de gente con la que he tenido mucha amistad al margen de la radio, como el locutor aragonés Tony Miranda, que es como si fuera mi hermano. Es un comunicador como la copa de un pino. Hemos creado un concepto que se llama ‘Locos por los 80’, con el que hemos hecho un festiva por toda España con una gran banda de rock haciendo versiones de esa década.

¿Cómo se come que aquel adolescente que compraba discos de Bowie o de Queen acabara conociendo a esos artistas que idolatraba?

No se puede comer. Impresiona y da mucho vértigo. Parece que era muy fácil cuando ocurrió y no es tan fácil que una Whitney Houston caiga en tu vida o que entrevistes a Joe Cocker o que se pase Depeche Mode por tu estudio y te deje el sello de su calidad incontestable. Todavía sigo sin creerme por qué era yo el que estaba allí. Ese es el mejor premio que me pude haber llevado, encontrarme con los ídolos que siempre soñé con conocer. Y que por muy sosos o raros que sean, ellos no tienen que adecuarse a tu personalidad. Estoy muy feliz de haberlo vivido. La música buena sobrevive a las corrientes y a las historias que se producen.

Usted también tuvo una amplia experiencia en televisión, con programas como ‘Del 40 al 1’. ¿Echa de menos una mayor presencia de la música en los canales en la actualidad?

Por supuesto que sí. Pero entiendo que los programas de música no sean contemplados en los tiempos en los que todo se puede ver en todas partes y se consume rápido y todo dura un minuto y la máxima atención que te pueden dispensar es de 120 segundos. De hecho, realmente creo que la música no ha sido nunca importante para la televisión. Cuando hice ‘Del 40 al 1’, el programa por el que me dieron el Premio Ondas, fueron 12 años espectaculares. La gente ansiaba y deseaba ver los vídeos que poníamos. Pero no va a volver nunca más. La música se ha convertido en algo de consumo rápido, que se escucha en móviles en los que suena como el culo. Yo soy de otra pasta y esto no lo entiendo. La música ha sido bastante despreciada en la televisión en los últimos tiempos.

Además de presentar un ‘morning show’ diariamente en Bom Radio, ejerce de ‘coach’, de DJ, de presentador… ¿Cuál es el secreto para mantenerse vigente?

No existe más secreto que el trabajo, levantarte muy pronto, dedicar muchísimas horas a tus quehaceres y descansar poco para estar siempre en acción. A Freddie Mercury le pregunté que cuál era el secreto del éxito de Queen. Me dijo: trabajar 24 horas al día y 7 días a las semana. Entendí enseguida que esa era la verdad. Estoy vigente en estos tiempos por el trabajo, que es lo que me avala. Pero a la vez me siento muy insignificante en el sentido de que tengo cosas que aprender. Pensaba que las sabía y no era verdad. La persona que se piensa que está totalmente preparada, está en la antesala de la muerte profesional. El ego y pensar que estás en la cima de la pirámide mata a cualquiera.

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