¿Y si Molière hubiera sido una mujer?

Teatro del Espejo estrena en el Mercado una obra que incluye fragmentos del dramaturgo francés y plantea la crónica de un enigma sobre un hombre que bien pudo ser una mujer.

Isabel Rodríguez Romero, actriz y bailarina, da vida al propio Molière (1622-1673).
Isabel Rodríguez Romero, actriz y bailarina, da vida al propio Molière (1622-1673).
Archivo Teatro del Espejo.

“Si se ha dicho de todo sobre Molière, por qué no podemos plantear la hipótesis teatral de que fue una mujer”, ha explicado este miércoles el director y actor Pacto Ortega durante la presentación de ‘El Ilustre Teatro de Molière’, la obra que la compañía Teatro del Espejo estrena este jueves en el Teatro del Mercado de Zaragoza. El montaje está basado en los textos del gran dramaturgo francés que el propio director y actor lleva a escena en este montaje que podrá verse hasta el domingo en el escenario de la plaza de Santo Domingo. Hace unos días, la actriz Isabel Rodríguez señalaba que esta propuesta es “la crónica de un enigma, de un hombre que bien pudo ser una mujer. El punto de encuentro entre la vida y la muerte, la alegría y la tristeza, la felicidad y cierto sentimiento trágico de la vida”.

'El Ilustre Teatro de Molière' está compuesto por escenas de ‘Las preciosas ridículas (1659)’, ‘La crítica de la escuela de las mujeres’ (1663), ‘El casamiento a la fuerza’ (1664), ‘Tartufo’ o ‘El impostor’ (1667), y ‘Las mujeres sabias’ (1672), precedidas por un prólogo e hilvanadas con textos introducidos de Paco Ortega.

En el reparto figuran la bailarina y actriz Isabel Rodríguez Romero, que forma parte de la compañía, y los actores Iván de Miguel, Belén Mirabal y Roberto Millán. La escenografía cuenta con un espacio escénico sencillo, compuesto fundamentalmente por elementos de atrezo y piezas de anticuario que potencian las interpretaciones del elenco.

Teatro del Espejo pone en escena 'El Ilustre Teatro de Molière'
Teatro del Espejo pone en escena 'El Ilustre Teatro de Molière'
Daniel Marcos

“El título alude al nombre que tomó la compañía de Molière en un momento de su trayectoria. Lo que da a Molière una personalidad específica y diferencial en la historia del teatro mundial es esa curiosa dicotomía entre tragedia comedia. Él era tartamudo, admiraba a Pierre Corneille, el gran autor trágico de su época y quería escribir tragedias. Pero no le salían bien. Y además, el se empeñaba en ser un actor trágico pero conseguía el efecto contrario, cosa que le molestaba de una manera profunda”, comenta Ortega.

“Sin embargo, en todas sus obras siempre hay un pequeño poso de amargura, de escepticismo sobre el ser humano y la sociedad en su conjunto. De alguna forma, Molière es la contradicción entre un ser profundamente triste, desarraigado de sí mismo, en constante crisis, que hizo reír a millones de personas en su tiempo Se puede decir que es el heredero primero y número uno de Aristófanes, el gran comediógrafo clásico, y al mismo tiempo es el padre de todos los que hoy hacen del teatro una crítica inteligente, divertida y al mismo tiempo, sin duda alguna, ácida”, subraya. 

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