Restaurada la talla de la Virgen de la Cama de Calamocha

El Centro de Restauración de Albarracín ha concluido la restauración de la talla de la Virgen de la Cama.

La Fundación Santa María de Albarracín lleva años trabajando por el patrimonio de la localidad.
La Fundación Santa María de Albarracín lleva años trabajando por el patrimonio. 
H.A.

El Centro de Restauración de Albarracín ha trabajado este último mes en la restauración de la talla de la Virgen de la Cama, patrona de Calamocha (Teruel), que lucirá como nueva en las próximas fiestas.

La talla de Nuestra Señora de la Asunción, popularmente conocida como la Virgen de la Cama data, por sus características artísticas y según la tradición oral, aproximadamente del siglo XVII.

Es una imagen de vestir tallada en madera, muy anterior a sus andas con baldaquín que, según aparece fechado, se construyeron en el año 1924 en el taller de los Hermanos Albareda de Zaragoza, informa la Fundación Santa María de Albarracín en una nota de prensa.

La imagen fue donada a la parroquia calamochina por la familia Angulo en 1994. La Cofradía de la Asunción de la Virgen de la localidad, que el próximo 2024 cumplirá veinticinco años, ha encargado la restauración acción al equipo de técnicos restauradores de la Fundación Santa María de Albarracín.

La sencilla policromía de la Virgen se encontraba en mal estado de conservación dada su antigüedad y su uso. La estructura de la cama, que sustituye a otra anterior, posee decoración con dorados y policromías entre las que figuran escudos correspondientes a los apellidos Angulo y Navarro de Arzuriaga.

Por ser relativamente moderna, se encontraba en un estado de conservación aceptable, aunque presentaba manchas importantes de humedad y algunos faltantes, seguramente causados por golpes, que han sido reconstruidos volumétricamente con estuco y reintegrados cromáticamente, tras una limpieza exhaustiva y el correspondiente tratamiento antixilófagos. Del mismo modo se ha procedido con la escultura de la Virgen. Posteriormente, se ha aplicado una capa de barniz que da acabado y protección al conjunto procesional.

Por último, se ha sustituido la tela de raso que tapizaba el baldaquín por otra similar, ya que la original estaba tan deteriorada que se corría el riesgo de que, tras su restauración, se pudiera rasgar.

El criterio que se sigue en este tipo de intervenciones es el de la discernibilidad, esto quiere decir que los añadidos que se realizan en el trabajo restaurador deben de ser perfectamente distinguibles de los colores y materiales presentes en la obra original.

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