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Los Punsetes: “Ante lo que nos preocupa, no nos andamos con paños calientes”

La banda madrileña presenta este viernes su nuevo disco en Las Armas de Zaragoza (21.00). Su cantante, Ariadna Paniagua, explica las nuevas canciones.

Ariadna Paniagua, en el centro con Los Punsetes.
Ariadna Paniagua, en el centro con Los Punsetes.
Heraldo.es

Este viernes arrancan con ustedes los conciertos de pago en Las Armas tras tres años de puertas cerradas. ¡Cuán importantes son las salas en el ecosistema musical!

La mayoría de grupos no llenamos estadios y las salas son muy importantes para acoger las actuaciones. Hay un problema general con las salas en toda España porque se están cerrando muchas y eso es muy grave porque la cultura es fundamental. Nosotros y la gente que escucha música y va a conciertos siempre estamos a favor de que las salas puedan seguir manteniendo su actividad. Son vitales. Tras el palo que supuso la pandemia, debería facilitárseles las cosas.

¿Siente que la música es el hermano pobre de la cultura?

No lo sé. Lo que sí puedo decir es que los precios de las entradas han subido muchísimo en los últimos tiempos. Se están poniendo a precios altísimos. Antes la gente no tenía que plantearse si ir o no a un evento por un tema económico. Es una pena porque no podemos vivir sin cultura ni que haya gente excluida.

Vuelven a Zaragoza, donde han presentado cada uno de sus seis discos anteriores.

Zaragoza siempre nos ha acogido muy bien. Viene mucha gente a vernos y están muy animados. Es una ciudad a la que nos gusta ir a tocar.

En esta ocasión presentan un álbum cuyo título, ‘Al final del túnel resulta que hay otro túnel’, define perfectamente la sensación de la gente de vivir en un continuo camino de obstáculos. Cuando terminó la pandemia vino la guerra en Ucrania y ahora la inflación desbocada, un bucle infernal.

Así nos sentimos. Después de la pandemia han venido otros problemas. Siempre hay algo. Ese es el concepto. Y de eso hablamos en el disco, de situaciones negativas que se van encadenando y que parece que nunca vamos a ver la luz.

¿Ha influido algo la pandemia en esa insatisfacción que destilan las canciones?

Aunque no hablamos de pandemia en ninguna de ellas, somos un grupo que siempre hemos hablado en las canciones de cosas que nos preocupaban en cada momento vital. Decir que no nos ha afectado para nada la pandemia a nivel compositivo sería mentir. Ha sido una cosa más que hemos tenido que vivir, que provocó que no pudiéramos juntarnos en el local donde construimos las canciones. Ha ido todo más lento y hemos buscado otras formas de trabajar, más en casa.

Han trabajado por segundo disco consecutivo con el productor Paco Loco. ¿Cómo fue ese febrero de 2022 grabando en su estudio en el Puerto de Santa María?

Muy bien. Fuimos con muchas canciones cerradas, pero en el estudio finalizamos alguna, algo que no nos había sucedido prácticamente nunca. Y hubo dos o tres canciones que salieron dos semanas antes de entrar a grabar. Fue una situación nueva pero funcionó muy bien gracias a Paco. Tener a una persona externa al grupo que te da su punto de vista siempre es positivo. Con Paco Loco siempre va bien.

La portada es muy potente. ¿Cómo dieron con el ilustrador Johnny Ryan?

Fue a través de la editorial Fulgencio Pimentel, de Logroño. Nos presentaron a este artista estadounidense, que nos gustó mucho. Nos pusimos en contacto con él y nos envió unas maravillas de dibujos que nos enamoraron del principio. Esas cabezas como desesperadas van perfectas.

Otra novedad es que se estrenan en el sello de moda, Sonido Muchacho, fundado por su bajista Luis Fernández.

Luis ha hecho una evolución increíble. Comenzó siendo un sello pequeño e independiente y ha dado con la fórmula. Ahora mismo tiene muchísimo éxito que se merece porque trabaja muchísimo. Nosotros nos fuimos con él porque se veía venir. Es el bajista de nuestro grupo y nos pareció una buena idea trabajar con él. Fue un proceso muy natural.

¿Se agradece y se nota que un sello lo dirija un músico?

Por supuesto. Porque él también está en el otro lado. Entiende a las dos partes y eso es muy positivo.

En las canciones, como es marca de la casa, no se callan nada. Como los altísimos precios de los alquileres.

Está todo poniéndose imposible y ahí lo reflejamos.

No quedan libres ni la religión ni las fuerzas del orden.

Siempre hemos sido bastante directos y seguimos en la línea. Ante los asuntos que nos preocupan, no nos andamos con paños calientes, la verdad.

‘Ocultismo’ es una canción que dura 9 minutos y medio. ¿Como surgió?

A Jorge le apetecía hacer una canción larga. Hemos unido varios fragmentos. Es un tema que lo trabajaron Manu y Jorge en casa por su cuenta porque en el local era imposible de la manera que funcionamos habitualmente.

¿La tocan en directo?

Sí. Sorprendentemente la gente la está acogiendo muy bien por lo hemos visto en los conciertos que hemos dado hasta ahora.

Tras tanta insatisfacción, el último corte, ‘Fomo’, es un bálsamo entre onírico y reparador.

Fomo quiere decir miedo a perderte algo en inglés, algo que les sucede mucho a los jóvenes, que piensan que tienen que estar en todo porque se van a perder algo. Y nosotros decimos que a lo mejor vale la pena perderse cosas y tener una vida tranquila.

El año pasado editaron el recopilatorio ‘España necesita conocer’, que recoge sus casi dos décadas de carrera. ¿Qué sentimientos le genera el camino recorrido?

Me gusta cuando la gente nos dice en persona que nuestras canciones les ayudan porque se sienten identificados o se desahogan. Me parece importante formar parte del día a día de esas personas a las que les pones contentas. Esa influencia es una de las mejores cosas de hacer música. Es mágico. Que venga una persona que no conoces de nada y te diga que una canción tuya es importante en su vida es extraordinario.

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