La Ley de Memoria Histórica de Aragón llega al interior de la basílica del Pilar

El Cabildo tendrá que modificar una inscripción pero las bombas de la guerra civil seguirán expuestas

La inscripción de la que se retirarán tres líneas de texto está junto al coro de la basílica. lola garcía
La inscripción de la que se retirarán tres líneas de texto está junto al coro de la basílica. lola garcía
Lola García

La Ley de Memoria Democrática del Gobierno de Aragón, aprobada en 2014 y desarrollada en un decreto de 2018, ha llegado al Pilar. El Cabildo, a instancias del Gobierno de Aragón, va a retirar en los próximos días las tres primeras líneas de una inscripción ubicada junto al coro de la basílica. La inscripción, en latín, fue colocada meses después de acabada la guerra civil y su texto, traducido, dice: "Tras la guerra de liberación de la patria y obtenida felizmente la victoria, los fieles cristianos de toda España, agradecidos a la Bienaventurada María Virgen del Pilar por atender sus votos, con filial amor y en piadosa penitencia la visitan como peregrinos mientras celebran exultantes el XIX centenario de su venida en los años 1939-1940 del nacimiento de Cristo". El texto, a partir de ahora, arrancará así: "Los fieles cristianos de toda España...".

La modificación se produce a instancias de un particular que, meses atrás, solicitó a la Dirección General de Patrimonio Cultural la retirada de la citada inscripción (el Cabildo sugirió luego eliminar solo las tres primeras líneas por ser las únicas que a su juicio contravienen la ley, y la DGA lo aceptó). Además, solicitaba también la retirada de las bombas colgadas en una columna junto a la Santa Capilla y que se arrojaron sobre el templo durante la guerra civil.

El Gobierno de Aragón cree que estas dos bombas no contravienen la ley, ya que considera que la inscripción que las acompaña "únicamente menciona la fecha en que fueron arrojadas". De igual modo, tampoco se va a tocar la señalización que existe en la propia plaza del lugar donde cayó una de las bombas y que no llegó a estallar, al considerar que dicha señalización no da lugar "a ningún tipo de exaltación".

Todo esto se produce apenas unos días después de que el Senado, a instancias de Carles Mulet, de Compromís, preguntara tanto a DGA como al Ayuntamiento de Zaragoza qué medidas se estaban adoptando. El municipio de la capital aragonesa tiene una comisión que estudiar todos los casos que llegan, y precisamente hoy el Ayuntamiento contestará a la DGA las cuestiones planteadas en su última comunicación y que quedan aún pendientes.

Entre ellas está la de los azulejos de la farola-cruz conmemorativa de la plaza de Santa Cruz. En las cuatro caras de la base del monumento existe una inscripción que dice "Transeúnte, esta cruz bendita espera de ti una oración por los mártires de la guerra. R.I.P". Está previsto que se retiren los azulejos pero, al ser un bien protegido, ello tendrá que ser aprobado por la Comisión Provincial de Patrimonio del Gobierno de Aragón.

El Ayuntamiento comunicará hoy también al Gobierno de Aragón que ha retirado el título de Hijo Adoptivo de la Ciudad a Amado Lóriga y le solicitará que envíe los requerimientos tanto para retirar la Medalla de Plata de la Ciudad a los Voluntarios del Primer Día del Glorioso Movimiento Nacional, como para cambiar el nombre de la calle de Francisco Caballero Ibáñez.

Las bombas permanecerán en la columna junto a las banderas y la inscripción.
Las bombas permanecerán en la columna junto a las banderas y la inscripción.
Heraldo.es

En cuanto a las calles Gonzalo Calamita y Miguel Allué Salvador, los expertos de Ayuntamiento y DGA no coincidieron en la necesidad de hacerlo, y antes de continuar con el procedimiento, el municipio solicitará a la consejería de Cultura una serie de precisiones.

El nombre de las calles puede parecer intrascendente pero no lo es. Dice mucho de una ciudad, aunque no siempre se cambian los nombres de los viales por razones políticas o históricas. Muy pocos zaragozanos saben, por ejemplo, que la plaza de España lo es solo desde 1937, porque antes lo fue de Fernando VII, de la Constitución o de San Francisco. Y tampoco es muy sabido que en Zaragoza hubo una calle del general Francisco Franco bastante antes de la guerra civil (1929).

En julio de 2020 el Ayuntamiento constituyó el Grupo de Trabajo de la Memoria Histórica, presidido por la vicealcaldesa Sara Fernández e integrado por técnicos municipales y tres asesores externos: Guillermo Fatás, Jesús Ángel Sesma y Pilar Barranco. Desde que se aprobó la Constitución de 1978 hasta ese 2020 un total de 56 calles zaragozanas habían cambiado ya de nombre, 13 en ese mismo 1978 y 43 más en 2009.

A partir de 2020, la comisión se encarga de estudiar y elaborar propuestas para asignar o modificar denominaciones de las calles y espacios públicos de la ciudad, así como de todo tipo de cuestiones relacionadas con la Memoria Histórica.

'Reasignación' de dos calles

La primera tarea a la que se enfrentó el grupo fue la de dilucidar si se cambiaban las calles dedicadas a Agustina Simón, Pedro Lázaro, Jorge Jordana, Miguel Allué, Gonzalo Calamita, Rudesindo Nasarre, Antonio de Gregorio Rocasolano, Mariano Horno Liria, Miguel Merino, Juan José Rivas Bosch y Rigoberto Domenech.

Algunos nombres se excluyeron de la mesa de trabajo desde un primer momento, como fue el caso de Jorge Jordana, que no se modificó por haberse concedido el vial antes de 1922 y a Jorge Jordana Mompeón, que fue alcalde de Zaragoza y falleció en 1931 y, por tanto, no pudo tener ninguna intervención en la guerra civil. El nombre de Gregorio Rocasolano también quedó excluido al habérsele concedido la calle antes de 1925.

En abril de 2022, bajo las placas de las calles de Agustina Simón y Pedro Lázaro se colocaron otras en las que se explica la biografía de los personajes, manteniendo su nombre.

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