El Patio de la Infanta se baña de nostalgia y se convierte en una juguetería antigua
Inaugura una exposición con más de 250 objetos con los que jugaban los niños españoles entre 1870 y 1970, de la Muñequita Pérez a la Nancy
"Lo primero que se aprende es lo último que se olvida". Con este refrán popular presentaba este jueves José Antonio Quiroga la exposición 'Jugar y soñar', que reúne en el Patio de la infanta más de 250 juguetes antiguos (1870-1970), y que se ha elaborado seleccionando las piezas más representativas de su colección, que supera ya las 1.500 piezas. Fundación Ibercaja ha convertido así su espacio expositivo emblemático en una gran juguetería antigua, y va a ser imposible que el visitante no se vea asaltado por la nostalgia cuando pasee entre sus vitrinas. "En el fondo, también es un viaje por la historia contemporánea de nuestro país -reflexionaba en voz alta José Luis Rodrigo, director de Fundación Ibercaja- porque a través de los juguetes, que son testimonios de las distintas formas de entretenimiento infantil, podemos ver cómo ha evolucionado la idiosincrasia de nuestra sociedad, sus usos, sus comportamientos, su moda...".
La exposición puede visitarse hasta el 28 de mayo y ofrece un recorrido que se inicia con un tiovivo de mesa del siglo XIX, de holajata pintada a mano, y termina con la popularísima Nancy. Entre ambos hitos, una quincena de vitrinas temáticas dedicadas a temas como aviones, coches teledirigidos, barcos, trenes... Piezas excepcionales hay muchas, desde soldados de plomo de 1870 a los ya muy díficiles de encontrar juguetes de hojalata a cuerda. Pocos saben que la famosa afirma Payá empezó sirviendo envases para hielo a las heladerías, y que con los recortes de hojalata que le sobraban empezó a fabricar juguetes que tuvieron un enorme éxito. La muestra puede recorrerse, también, pensando en la historia de la industria juguetera española.
En la vitrina dedicada a los barcos destaca, por ejemplo, uno de 1926 fabricado por la firma Rico, que posee un juego de ruedas excéntricas de tal modo que, al desplazarlo por una superficie plana, imita el cabeceo de los barcos por el oleaje...
Uno de los puntos fuertes de la exposición es la famosa Mariquita Pérez, que se fabricó en Madrid y empezó a comercializarse en noviembre de 1940 a un precio prohibitivo: 100 pesetas de las de entonces. Tenía pelo natural y la ropa era muy exclusiva, hasta el punto de que algunas prendas podían valer hasta cinco veces esa cantidad. La exposición tiene varios ejemplares de Mariquita Pérez, incluso algunos comerciales o publicitarios, de mayor tamaño del real. Pero también se presentan sus 'competidoras': Gisela, que se fabricaba en Barcelona, y Cayetana, en Alicante. Mariquita dejó de fabricarse en 1975 porque unos años antes había llegado una muñeca mucho más barata, la Nancy.
La exposición se ocupa también de los Madelman, de los juegos de mesa (que se disponen en las paredes del recorrido), e incluye piezas tan excepcionales como uno de los juguetes originales que diseñó el pintor uruguayo Joaquín Torres-García; o una camioneta Pegaso Mofletes con voltímetro incorporado, que el matrimonio asturiano de José Antonio Quiroga y Covadonga Monte adquirió en León a la familia del inventor de ese voltímetro. O un Ford Galaxy descapotable con cuatro músicos a bordo con el que se quiso evocar la llegada de los Beatles y que, para evadir las patentes y los derechos, no se usaba el nombre del grupo sino que en la carrocería se hacía mención únicamente a los 'ye-yés'. O...
La muestra está llena de sorpresas y cada visitante encontrará las que más le hagan latir el corazón. Por haber, hay hasta un apartado especial dedicado a los juguetes locales, con referencias ineludibles como las zaragozanas Nacoral (llegó a ser la fábrica de juguetes más grande de España) o Cefa. Llega acompañada de un amplio programa de actividades complementarias (visitas guiadas, taller didáctico...) cuya información se ofrece en la web de Fundación Ibercaja.
