Arte

Una tienda de antigüedades en un búnker de los Sitios de Zaragoza

La tienda y taller de Ana Lacoma frente a la Aljafería fue, según la tradición oral, un construcción defensiva durante la Guerra de la Independencia.

Ana Lacoma, en su tienda de antigüedades, alargada y cubierta con una bóveda
Ana Lacoma, en su tienda de antigüedades, alargada y cubierta con una bóveda
Oliver Duch

Que el subsuelo de Zaragoza está lleno de historia ya no es una sorpresa para nadie. Pero aunque buena parte de él se ha estudiado y ha sido objeto de excavaciones arqueológicas, todavía saltan sorpresas. En la calle del Castillo número 3 de Zaragoza se encuentra uno de los comercios zaragozanos más sorprendentes. La tienda de antigüedades y taller de restauración de Ana Lacoma, aunque tiene una pequeña superficie a pie de calle, se encuentra principalmente en un sótano alargado y abovedado que, según la tradición oral, se trata de parte de un búnker o construcción defensiva que se remonta a los Sitios de Zaragoza.

"Compramos este local en el año 2005, y lo restauramos, acondicionamos y preparamos para que yo pudiera tener mi taller de restauración y, al tiempo, un espacio para la venta de antigüedades. El espacio del sótano había sido varias cosas: carbonera, local de artes gráficas... había estado también semiabandonado. Pero lo más sorprendente de todo es que mucha gente en el barrio estaba convencida, y así se había trasmitido de generación en generación, de que aquí había habido algún tipo de construcción militar que se usó durante los Sitios. Nos decían que, cuando se construyó la casa que se ve actualmente, se reaprovecharon los muros del búnker por su solidez". 

La creencia general se vio confirmada con el proyecto arquitectónico que dirigió María del Carmen Gil, que tuvo que lidiar con muros de más de 60 centímetros de grosor. "Casi no se podían ni picar", añade la anticuaria. Pero todo se cuidó al detalle, incluido un suelo ajedrezado en mármol de Borriol y travertino que impide la acumulación de humedad, algo básico para la conservación de las antigüedades. La tienda abrió sus puertas en 2008, y desde entonces hasta hoy nadie ha negado la creencia de que se ubique en un antiguo búnker. De hecho, la zona apenas se ha estudiado. Hay quien piensa que se trata de una bodega más, aunque en la zona, que estaba deshabitada a principios del siglo XIX, consta que en época de la Guerra de la Independencia existía una "trinchera cubierta".

Hoy, en el espacio Ana Lacoma se dan cita desde la alta pintura hasta marionetas de principios del siglo XX, pasando por libros y todo tipo de elementos de decoración. Desde un busto de Emile François Rousseau a un abanico pintado. "Como anticuaria, me gusta mucho la escultura y la pintura; pero mi pasión es el mueble -apunta Ana Lacoma-. Cuando empecé pensaba traer piezas de mucha antigüedad, pero poco a poco me he ido acomodando a los gustos de este tiempo, que van más por la almoneda, el coleccionismo y la decoración que por las antigüedades más exclusivas". Lacoma, que es también interiorista, es una restauradora a la vieja usanza, amante de los procesos artesanales. "En el terreno de las antigüedades -concluye-, cada pieza está siempre a la espera de que aparezca la persona a la que está destinada".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión