literatura

Los balazos que marcaron la vida de Paul Auster y mortifican a Estados Unidos

El escritor radiografía la trágica pasión por la armas de fuego en EE. UU. mezclando ensayo, memoria e historia.

Una de las fotos de Ostrander: el club nocturno de Orlando (Florida) donde hubo 50 muertos en 2016
Una de las fotos de Ostrander: el club nocturno de Orlando (Florida) donde hubo 50 muertos en 2016
R. C.

"¿Por qué es tan diferente Estados Unidos y qué nos convierte en el país más violento del mundo occidental?". No es retórica la pregunta que se plantea Paul Auster (Newark, Nueva Jersey, 75 años), que conoció de cerca el drama que genera la proliferación y el uso y abuso de armas de fuego en su país. Una lacra que radiografía en 'Un país bañado en sangre' (Seix Barral), libro misceláneo a caballo entre el ensayo, la memoria personal y la historia que firma al alimón con el fotógrafo Spencer Ostrander.

Jamás poseyó un arma de fuego, explica Auster en la primera línea del libro. Pero aclara pronto que con apenas diez años, el futuro escritor y Premio Príncipe de Asturias de las Letras había dado prueba de su gran puntería en un campamento infantil donde le adiestraron en el tiro con una carabina del calibre 22. De adolescente practicó el tiro al plato con una escopeta mucho más potente.

Como la mayoría de los niños estadounidenses, creció con pistolas de juguete e imitando a los vaqueros de las películas del Oeste que devoraba. Pero también descubriría que las familias pueden quedar destrozadas por los balazos de verdad. Con veinte años supo que en 1919 su abuela tiroteó y mató a sangre fría a su abuelo, del que se había separado, cuando el padre del autor de 'Leviatán' y 'La trilogía de Nueva York' tenía solo seis años. Un hecho trágico que afectó a la vida de toda la familia Auster.

"Al fin comprendí cuánto aborrecía mi padre las armas de fuego y lo marcada que había estado su vida por la brutalidad de disparar balas auténticas a un cuerpo de verdad"

El padre del escritor jamás le contó la verdad, que él averiguó por casualidad. "Al fin comprendí cuánto aborrecía mi padre las armas de fuego y lo marcada que había estado su vida por la brutalidad de disparar balas auténticas a un cuerpo de verdad". El abuelo de Paul Auster recibió varios disparos, uno de ellos en el cuello y mortal de necesidad, cuando tenía 36 años. El padre del escritor tenia seis años, y su tío, de nueve fue testigo directo del asesinato. La abuela, que escondía la pistola bajo la almohada del padre del escritor, fue absuelta por locura temporal.

"Ningún tema divide más a los estadounidenses que el debate sobre las armas. Actualmente, hay más armas que personas en Estados Unidos y, cada día, más de cien personas mueren a causa de ellas. Con estas cifras, solo cabe preguntarse por qué", escribe Auster. "Cuando hablamos de tiroteos, invariablemente centramos el pensamiento en los muertos, pero rara vez hablamos de los heridos, de los que han sobrevivido a la balas y siguen viviendo a menudo con devastadoras heridas permanentes", plantea.

Su eficaz narrativa se une así a las inquietantes fotografías de Ostrander en un libro que mezcla biografía, anécdotas históricas y un certero análisis estadístico. Se remonta al violento origen de Estados Unidos, marcado por el conflicto armado y la masacre de la población autóctona y la esclavitud de millones de personas, y llega a los espeluznantes y endémicos tiroteos masivos que dominan la actualidad de un país con más de 400 millones de armas en circulación, según la organización suiza Small Arms Survey, y sumido "en un círculo vicioso que se alimenta a sí mismo".

"Ningún tema divide más a los estadounidenses que el debate sobre las armas. Actualmente, hay más armas que personas en Estados Unidos y, cada día, más de cien personas mueren a causa de ellas. Con estas cifras, solo cabe preguntarse por qué"

En EE. UU. hay más tiroteos que días tiene del año. Desde 2019, según el registro de Gun Violence Archive (GVA), organización sin ánimo de lucro que define un tiroteo masivo como aquel en el que al menos cuatro personas reciben disparos excluyendo al atacante, hubo 611 tiroteos en 2020 y 692 en 2021. Los datos de 2022 no están cerrados, pero se han contabilizado 607. De las 500 personas que muere mueren cada día por un arma de fuego según Amnistía Internacional, casi cien lo hacen en EE UU, donde 45.222 murieron por lesiones relacionadas con armas de fuego durante 2020, último año del que se dispone de datos completos.

Ausencias

Nacido en Seattle en 1984 Spencer Ostrander recorrió durante dos años muchos de los lugares donde se registraron tiroteos y masacres en las últimas dos décadas. Lejos del tremendismo, Ostrander retrata la ausencia de las víctimas en escenarios donde nunca aparece una figura humana y ni se sugiere o se intuye jamás la presencia de un arma.

"Son retratos de edificios, construcciones sombrías a veces, desagradables, emplazadas en paisaje norteamericanos anodinos, neutrales: estructuras olvidadas donde hombres con fusiles y pistolas perpetraron horrendas matanzas, consiguieron brevemente la atención del país y cayeron luego en el olvido hasta que apareció Ostrander con una cámara y las transformó en lápidas de nuestro dolor colectivo", escribe Auster.

Ostrander, vecino de Nueva York como Auster, ha trabajado la fotografía en todas sus formas y es autor de los libros 'Long Live King Kobe', con texto de Auster también, y 'Times Square in the Rain'.

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