POESÍA Y TRADUCCIÓN. OCIO Y CULTURA

Muere en Zaragoza Paco Uriz, el poeta y traductor de lírica nórdica

El fundador de la Casa del Traductor de Tarazona ha fallecido a los 90 años. 

FRANCISCO URIZ ( PREMIO NACIONAL DE TRADUCCION ) / 10/12/2012 / FOTO : OLIVER DUCH
Francisco Uriz, poeta y traductor de lenguas escandinavas, fundador y director de la Casa del Traductor durante una década y doble Premio Nacional de Traducción.
Oliver Duch

"¿Qué significa Aragón para mí? Huyamos de la grandilocuencia. Nunca he perdido el contacto. Una de las cosas que más me gusta es hablar de personajes nórdicos que se han interesado por Aragón. ¿Aragón? Es para mí la Zaragoza de los años 50, es la Zaragoza de los Cinco Magníficos", decía en 2017 Francisco Uriz (Zaragoza, 1932-2023), tras ser galardonado por el Gobierno de Aragón. Uriz acaba de fallecer en Zaragoza, tras llevar varios días ingresado en el Hospital Miguel Servet y haber cumplido 90 años el pasado 23 de diciembre. Uriz fue bautizado en algún momento como "el poeta español de Olof Palme", al que acompañó en una larga gira por Latinoamérica, ganó el Premio Nacional de Traducción por su versión de la ‘Antología de la poesía nórdica’ en 1996, al alimón con su compañero José Antonio Fernández, y en 2012 volvió a recibir esta importante distinción, pero en esta ocasión por toda su carrera.

Licenciado en Derecho, perteneció a la generación irrepetible de José Luis Borau, Alberto Portera, Alonso Lej, Alfredo Castellón, José Luis López Zubero, Román Escolano o los hermanos Pérez Gállego, entre otros, con quienes solía caminar por el paseo de la Independencia. Se marchó a Suecia y estableció lazos muy firmes con la Academia del Premio Nobel, en concreto con Artur Lundkvist, con quien colaboró en la traducción de la lírica hispanoamericana. En Estocolmo, sin descuidar su otra poética y teatral, desarrolló en solitario -y con su mujer Marina Torres, o con su hijo Juan Uriz, en algunas ocasiones, como en 'Imágenes' de Ingmar Bergman- una inmensa tarea de traductor de la mayor parte de los poetas nórdicos, como Harry Martinson, Gunnar Ekelöf, el premio Nobel Thomas Tranströmer, Werner Aspentröm y Artur Lundkvist, entre muchos otros. En total solía decir que había traducido a más de 150 escritores de los países del frío.

Paco Uriz ha estado muy integrado en Suecia y ha sido amigo personal, y traductor, de Artur Lundkvist. "No he tenido vinculación con la Academia como institución, sí con académicos a los que he traducido. Artur Lundkvist, Torgny Lindgren, Kjell Espmark, etc. Hace unos años un poeta sueco, Magnus William-Olsson, del que este mes saldrá su último poemario en Oviedo, comentaba mi premio Nacional de traducción en la prensa, con ironía, y se extrañaba que fuese España la que me daba premios y no Suecia, pese a que era la poesía sueca la más beneficiada por mi trabajo. Ahora mi amigo estará contento", decía a HERALDO tras ser galardonado por la Academia Sueca por su inmenso trabajo.

En 1989 fundó la Casa del Traductor de Tarazona, en colaboración con la Diputación de Zaragoza, el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Tarazona, la dirigió durante una década y la convirtió en un referente en todo el país. Se sentía poeta. Decía: "Soy partidario de una poesía impura", aunque también ha escrito teatro (en 2016 publicó en Libros del Innombrable ‘Decidme cómo es un árbol’) y sus memorias: ‘Pasó lo que se recuerda’ (Barc, 2006), por invitación de su amigo Eloy Fernández Clemente. Fue el traductor personal del político Olof Palme, con quien hizo una gira por Latinoamérica; además de los poetas citados y muchos otros, ha vertido al castellano al dramaturgo y fotógrafo August Strindberg y al cineasta Ingmar Bergman, entre otros. Entre otros trabajos, coordinó dos antologías poéticas sobre fútbol, una de sus grandes pasiones. Y no solo eso, firmó un libro muy interesante y evocador: 'El rectángulo de hierba', donde se enfrenta a los recuerdos de niñez y adolescencia y la sombra de Los Cinco Magníficos.

Pilar de la Vega, exconsejera de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón y amiga personal del traductor, recuerda para HERALDO.ES su vínculo: "Responsabilidad, constancia, serenidad y muy ligero de equipaje son las palabras claves que definen la vitalidad de Francisco Uriz. Desde su exilio voluntario en Suecia, Estocolmo, a Tarazona. Un sueño que anhelaba a sus 55 años fue inaugurar la Casa del Traductor, 1986, de la que fue director y a la que definía como 'un lugar de encuentro'. Allí lo conocí pues Marina Torres organizaba cursos para profesores de español y comenzó nuestra relación", dice. Y añade: "Con ambos compartí las dificultades de poner en funcionamiento La Casa del Traductor en su propia casa. Gracias a su férrea voluntad, a su tenacidad e ilusión y mucho trabajo fue capaz de resistir todas las dificultades que nos cuenta en su libro de memorias 'Pasó lo que recuerdas'. Y allí recuerda mi paso por la Consejería de Educación y Cultura y como le ayudé a institucionalizarla. Con socarronería relata que yo le dije que había aceptado, tras la moción de censura, para salvar la Casa de Traductor".

Su editor y amigo Raúl Herrero dice: "Destaco de él su capacidad de trabajo, su entusiasmo y su generosidad". 

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