LETRAS. OCIO Y CULTURA

La poesía y sus traductores: la inmensa labor de Francisco Uriz en la lírica nórdica

En el Día Mudial de la Poesía, el autor elogia la figura del traductor zaragozano, nacido en 1932, que ha hecho tándem con Libros del Innombrable

Día Mundial de la Poesía.
Paco Uriz, en Zaragoza, durante un rodaje de un documental de David Trueba y Joan F. Losilla.
Guillermo Mestre.

“¿Cómo deben hablar los vivos con los vivos? / ¿Qué palabras puedo dirigirte a ti a quien amo / si no es el silencio o los frustrados cuchillos / de múltiples preguntas / mientras lo que debería decirse / está callado ahí en la playa / como una caracola?” (Aspenström, 2019, p.24).

Hoy toca hacer sonar a todo pulmón nuestras caracolas: es el Día Mundial de la Poesía, un día que la UNESCO destaca por la singular importancia que ésta tiene a la hora de expresar la identidad y la cultura de los pueblos. Y si podemos acceder a esas otras visiones de la realidad, a esas tradiciones y enseñanzas trenzadas verso a verso por las manos extranjeras de los poetas más dispares es —y también tocaría hoy reconocer ese legado—, por el ingenio de quienes dedican su vida a la traducción de tantos textos y autores a nuestra lengua.

Permítanme que les recuerde que, recientemente, Libros del Innombrable ha publicado ‘Nada es siempre demasiado tarde’, el último trabajo del sueco Magnus William-Olsson, poemario que vio la luz de forma casi simultánea en Zaragoza y en Estocolmo, algo inusual para una obra contemporánea de un autor actual que no se encuentre entre los dioses del Olimpo mediático. Este poemario de William-Olsson podría enclavarse en lo que se viene a llamar “la nueva poesía de la experiencia” (con no pocos matices) por estar escrito —como en muchas de las propuestas que nos llegan de un tiempo a esta parte— desde un yo que está muy presente y nos ofrece una voz interior, que se interpela a sí misma, pero que provoca a quien afuera se asome a la lectura.

En este caso esa voz también enuncia el mundo desde una suerte de grito metafísico, construyendo un gran clamor que abiertamente pretende designar una universalidad compartida bien por el hallazgo de un mínimo común múltiplo (algo consustancial a todos nosotros) o bien por la reducción al absurdo.

Esta versión vertida al castellano es fruto del esfuerzo incansable de Francisco J. Uriz, quien lleva cerca de sesenta años traduciéndonos a los poetas nórdicos y que, haciendo tándem con Libros del Innombrable, han conseguido convertir a Aragón, a Zaragoza, en la capital de la poseía nórdica en español. Y es que Uriz nos ha entregado en este sello buena muestra del trabajo de los noruegos Jan Erik Vold, Olav H. Hauge, Rolf Jacobsen, Ernest Orvil; de los suecos Lars Forssell, Werner Aspenström, Kjell Espmark, el citado Magnus William-Olsson, Gunnar Ekelöf, Olof Palme, Lina Ekdahl, el islandés Sigurdur Pálsson, los daneses Benny Andersen, Nina Malinovski, Iván Malinowski y Maria Wine; los finlandeses Claes Andersson, Solveig von Schoultz, Eva Wichman, Ralf Parland, Ulla Olin, Bo Carpelan, Lars Huldén, Inga-Britt Wik, Peter Sandelin, Carolus Rein, Märta Tikkanen, Tom Sandell, Gösta Ågren, Elmer Diktonius, Anita Wikman, Agneta Ara, Ralf Nordgren, Tua Forsström, Bodil Lindfors, Leif Salmén, Martin Enckell, Agneta Enckell, Kjell Westö, Edith Södergran, Gunnar Björling, Rabbe Enckell, Henry Parland…, además de las antologías ‘Hojas de una historia’, una ‘Antología de poesía sueca del siglo XX’ y ‘Afinidades afectivas. Antología de poesía nórdica’; muestras del teatro de Per Olov Enquist, Bengt Ahlfors, Johan Bargum o Per Lysander o de prosas como las de Jörn Donner o Henrik Tikkanen...

También en Zaragoza, pero en Erial Ediciones, nos trajo ‘Hiperbóreas, antología de poetisas nórdicas’, que incluyera otras 44 voces interesantísimas y de las que ya les dimos cuenta el año pasado.

FRANCISCO URIZ ( PREMIO NACIONAL DE TRADUCCION ) / 10/12/2012 / FOTO : OLIVER DUCH
Paco Uriz ha ganado en dos ocasiones el Premio Nacional de Traducción.
Oliver Duch

Sin tener en cuenta otros méritos, como el de haber fundado la Casa del Traductor de Tarazona, sin menoscabo de su obra de creación propia y sin mencionar otras obras publicadas en el resto del territorio, Uriz ha trasplantado en la lengua española, en esta tierra aragonesa, a más de un centenar de autores de lenguas inalcanzables para la mayoría de nosotros y cuya obra hubiera sido impermeable a nuestros ojos, a nuestro paladar; una labor titánica y valiosísima que nos ha permitido disfrutar de autores imprescindibles como los citados Espmark, Aspenström, Tikkanen, Wine o Kilpis, Kivikkaho, Christensen, Mankell y Tranströmer.

Hoy es el Día de la Poesía, sí, pero también de quienes la traducen para nosotros y somos deudores de su tenacidad, su fina sensibilidad y del acierto para trasvasar tantos torrentes de voz a nuestra lengua. Y es que, convendrán conmigo, en una novela cabe una historia, como en un relato, pero también se narra una epopeya en unos versos y en un poemario se nos da muestra de un mundo nuevo, de una forma de percibir la vida que puede modificar para siempre la nuestra.

Uriz ha trasplantado en la lengua española, en esta tierra aragonesa, a más de un centenar de autores de lenguas inalcanzables para la mayoría de nosotros y cuya obra hubiera sido impermeable a nuestros ojos, a nuestro paladar; una labor titánica y valiosísima

También es el día de quienes la publican, como Olifante, que publicará su ‘Antología de Poesía Búlgara’, traducida por Rada Panchovska, la traductora que más autores aragoneses ha llevado a otra lengua, y nos alegra saber que esta deuda con Uriz se acrecentará en próximas fechas, cuando Libros del Innombrable saque de imprenta el nuevo volumen de Kjell Espmark y una nueva recopilación de poesía nórdica, de las que procuraremos darles cuenta. Pero hoy no, hoy solo queríamos recordarles la importancia de los traductores que adaptan estos nutrientes -que de otro modo nos serían indigeribles sin ese proceso de cocción largo y esmerado- y subrayar que la altura de un autor es proporcional al grado en que su obra desborda la amplitud de nuestros sentidos.

Aspenström comienza con estos mismos versos, con los que quisiera yo terminar, su poema ‘Los poetas’: “Levantan su arcoíris, su blanca torre de observación. / Echan su sedal en las aguas solitarias”. Leamos y celebremos hoy el fruto de esta pesca que compartimos.

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