CIENCIA Y LITERATURA. OCIO Y CULTURA

Joaquín Callabed: "La vida de Cajal fue una pasión puesta al servicio de una gran idea"

El médico y escritor de Biescas, afincado en Barcelona, es un especialista en el sabio aragonés y ha escrito varios volúmenes sobre los jóvenes

Joaquín Callabed lleva media vida difundiendo la obra y la vida de Santiago Ramón y Cajal.
Joaquín Callabed lleva media vida difundiendo la obra y la vida de Santiago Ramón y Cajal.
Archivo Callabed.

Usted, nacido en Biescas (Huesca) en 1946, es un especialista de la infancia y adolescencia, temas a los que ha dedicado varios libros. ¿Qué hechos definitivos suceden ahí? ¿Son las épocas más determinantes de nuestra vida?

Todos somos genética y entorno que comprende la familia, la escuela, la sociedad. Todo niño y adolescente es un sujeto persona, irrepetible, que merece un tratamiento individualizado y personalizado. Es la época donde se adquieren las aficiones, los prejuicios, los conocimientos. La educación y la sanidad son fundamentales. La familia debe saber que “las palabras conmueven, pero el ejemplo arrastra”. Es la edad de oro donde todo comienza a realizarse y a proyectarse. Por cierto, nos faltan cátedras y servicios específicos de adolescencia para ayudar a nuestros jóvenes, más criticados que ayudados. Hay referencias europeas a consultar. Creo que están mal atendidos sanitariamente hablando. En otro orden de cosas, Zaragoza y Aragón siempre han tenido excelentes pediatras.

Si mira hacia atrás un momento, ¿qué recuerdos de su vida en Biescas acuden a su cabeza?

Sí, allí viví 9 años. Luego la familia se desplazó a Zaragoza y volví muchos veranos a una casa entrañable de rasgos mozárabes y cristianos de 1704 donde yo nací, que deseo restaurar y respetar y quizá proyectar como bien social. En un pregón de fiestas de Biescas recordé a Alberti: "Adiós infancia libre, serás ya siempre en mi recuerdo, como una barca de claveles, con las velas de albahaca, cabeceante por un mar de jazmines perdidos”. La infancia en Biescas es lo mejor que me ha sucedido. Además nunca hice cosas tan bonitas como en los cuentos de mi padre al lado de la chimenea...

Retrato de Ramón y Cajal.
Retrato de Ramón y Cajal.
Bayo Marín.

Estudió Medicina en Zaragoza. Y ahí pasaron muchas cosas. Por ejemplo, creo que tenía un profesor que les decía que estudiaseis Filosofía antes que Medicina.

Sí, el Doctor Antonio Lorente Sanz tenía un fuerte sentido crítico de la profesión y de la sociedad de la época. Decía que “la medicina buena, libre por principio, no puede adherirse a otro sistema que al de la verdad y el conocimiento, certificado por la experiencia de todos los tiempos”. Algo así como un cartesianismo y un comtismo (de Augusto Comte) positivista. Una frase que repetía mucho en clase es que “las personas deben hacer las estructuras y no las estructuras a las personas”. Nos animaba a compaginar la medicina con la filosofía, madre de todas las ciencias. Creo que me marcó para especializarme en Pediatría que cursé en Barcelona (con Manuel Cruz) y en París (con Roger Salbreux), con doctorado incluido (con Jordi Pou). Hice un Magister de Bioética en La Complutense de Madrid sobre Bioética (Diego Gracia) que tiene una sólida base filosófica.

"Como persona valoro su voluntad, su fe en el ideal, sinceridad, gratitud, liberal progresista, rechazó el Ducado Cajal, supo valorar el trabajo de los humildes, fue popular y próximo, era no dogmático, tertuliano y culto que corrigió errores, dejó legados económicos para los alumnos más destacados en anatomía"

¿Por qué ha elegido Medicina y qué lugar ocupan las Humanidades en su formación?

Tuve dudas en la elección entre Medicina y Filosofía. Una de mis consultas en aquella época fue Camilo José Cela. Me dijo que su amigo Gregorio Marañon primero fue médico y luego y escritor y añadió “de sus hambres no me haga responsable”… Estoy contento de la decisión. La medicina y las humanidades son vasos comunicantes. Muy interesante el panegírico de Santiago Ramón y Cajal al premio Nobel de literatura José de Echegaray: ”Se asombran algunos de que un ingeniero, un físico, un geómetra, haya cultivado tan primorosamente la poesía, pero a quienes admiren tan feliz conjunción de facultades se les podría preguntar si conocen por casualidad a algún talento científico que no tenga algo de poeta. ¿Qué es en definitiva la ciencia sino una poesía honda, clarividente, infinitamente ambiciosa?”. Estoy muy feliz de que mi cultivo de las humanidades porque me ha permitido ser elegido miembro de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza y por mis trabajos científicos de la Real Academia de Medicina de Zaragoza.

¿Qué significa Ramón y Cajal en su vida y en su trayectoria? Pronuncia una conferencia el miércoles 14 en Real Academia de Doctores de España de Madrid.

Bueno, con Cajal me unen muchas cosas. Mi tercer apellido es Cajal emparentado con los Cajal de Larrés. La primera noticia de un Cajal es García Cajal VII documentado en Biescas en 1539. Tuvo una familia que siguió de cerca su futuro y consiguió enderezar su rumbo. Su padre Justo Ramón no está suficientemente reconocido en esta labor. Fue amante de la naturaleza, el dibujo, la fotografía, la literatura de aventuras y el Robinson Crusoe... Escribe libros. Después en Zaragoza se aficiona a la filosofía de Locke, Hume, Berkeley, Kant, Balmes y Comte... Si lo hubiera conocido se nos hubiera hecho de día hablando... Para mí es una gran referencia y admiro muchas de sus facetas. Decía que la voluntad puede con todo y el trabajo es plegaria y obra milagros...

Por cierto, la adolescencia de Cajal fue impresionante.

Depende de cómo se mire. Hay que balancear para juzgar. A los seis años escribía correctamente y se encargaba de la correspondencia mientras su padre estudiaba licenciatura en Medicina en Valencia. Dibujaba mucho, leia libros a escondidas y con su grupo de amigos no respetaba derechos ni propiedades, es cierto. Parece que es lo único de su biografía… Los castigos de ayuno y látigo en el colegio de Jaca no era la pedagogía que le convenía. Cuando su padre le saca del Instituto a una barbería, demuestra habilidades sociales y es bien acogido; cuando otro año es aprendiz de zapatero le quieren hacer contrato de larga duración; cuando estudia dibujo con León Abadías le da la máxima nota y dice a Don Justo que vaya a la Real Academia de San Fernando a Madrid porque tiene futuro como dibujante y pintor. Su padre no acepta y consigue que estudie Medicina. Posteriormente fue un gran dibujante anatomista al lado de su padre.

¿Qué lugar ocupa el científico en la historia de España y de la ciencia?

Privilegiado. Fue un amante de Europa que conoció en sus 14 doctorados Honoris Causa. Abierto a las corrientes de la Institución Libre de Enseñanza. Miles de profesionales se pudieron formar en Europa gracias a Cajal. Su libro ‘Reglas y consejos de investigación científica’ es, según dijo Marañón, “el evangelio de la santa busca de la verdad. Debería entregarse a todos los universitarios al matricularse”. 

Fue memorialista de su infancia y de su ancianidad. ¿Qué nos aporta, qué nos lega?

Sabemos que fue un hombre sensible, escondido en un comportamiento antisocial y violento en algunos momentos. Cuando su sensibilidad la proyectó a su profesión le fue muy útil. Sensibilidad y ciencia son complementarios. Sus ‘Charlas de café’ en el café Suiza o son encantadoras, hablan Darwin y Haechkel. Acudía a las clases de Giner de los Ríos. Contribuyó a la literatura de la regeneración cuyos apóstoles fueron el gran Costa, Macías Picabea, Basilio Paraíso y Alba. Después se sumaron Maeztu, Baroja, Valle Inclán y Azorín.

Fue fotógrafo y estudioso de la fotografía en colores. ¿También ahí es un personaje capital?

Efectivamente conoció a unos fotógrafos ambulantes en Huesca y se despertó su inquietud fotográfica Fue una ciencia y una técnica. Al conocer la base química le sirvió para sus métodos de tinción en sus investigaciones histológicas. Fabricó placas que permitían realizar fotografías instantáneas y consiguió los primeros revelados en color que se hacían en España. Escribió el libro ‘La fotografía de los colores. Fundamentos científicos y reglas prácticas’. También dice que “olvidé muchas mortificaciones gracias a un buen cliché y muchas pesadumbres se amortiguaron gracias a una feliz excursión fotográfica”.

"Como escritor literario, Ramón y Cajal me emociona ‘Mi infancia y juventud’; como científico ‘Reglas y Consejos de Investigación Científica’. Pero me gusta el Cajal humanista, síntesis de médico, dibujante, fotógrafo, filósofo y científico, que ante muchos problemas gritó con voz muy fuerte y muy propia: 'La voluntad puede con todo'”.

¿Cómo diría qué es su mirada sobre España?

Fue un ferviente patriota, “amemos a nuestra patria aunque ni sea más que por sus inmerecidas desgracias”. O “España estaba postrada desde el 98 pero, a patria chica alma grande”.

¿Cómo es como escritor, qué te emociona o te decepciona de él?

Como escritor literario me emociona ‘Mi infancia y juventud’; como científico ‘Reglas y Consejos de Investigación Científica’. Pero me gusta el Cajal humanista, síntesis de médico, dibujante, fotógrafo, filósofo y científico, que ante muchos problemas gritó con voz muy fuerte y muy propia: 'La voluntad puede con todo'.

Ramón y Cajal en su laboratorio.
Ramón y Cajal en su laboratorio.
Archivo Cajal/H. A.

Habla de Ramón y Cajal persona. Decían que era obsesivo, perfeccionista, reconcentrado y a veces casi inhumano. ¿Cuál es su percepción?

Creo que muchas son virtudes del investigador. ¿Inhumano? No lo creo. Otros dijeron que cubre de flores a quien lo remueve. Como persona valoro su voluntad, su fe en el ideal, sinceridad, gratitud, liberal progresista, rechazó el Ducado Cajal, supo valorar el trabajo de los humildes, fue popular y próximo, era no dogmático, tertuliano y culto que corrigió errores, dejó legados económicos para los alumnos más destacados en anatomía. Su vida fue una pasión puesta al servicio de una gran idea.

¿Qué escritor, en el campo de las ficciones, ha querido y quiere ser Joaquín Callabed?

Mi primer libro de viajes ‘Viaje a Ceilán y Maldivas’ (Laertes) me retiraba a una isla como Robinson Crusoe... El segundo, ‘Un café con Sartre en París’, fue un viaje por el arte hasta Niza. Me gusta ‘La Odisea’ de Homero, Blasco Ibáñez, Baroja, los clásicos griegos, la novela francesa del XIX, los clásicos rusos y tengo cerca a Walt Whitman, David Thoreau y Ralph Waldo Emerson. Los ‘Ensayos’ de Montaigne son inagotables. Quizá solo aspire, como decía Píndaro, a esto: “Llega a ser el que eres”. No me muevo mucho en las ficciones y las respeto. Estoy escribiendo un libro sobre Bioética, con mucha filosofía...

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