‘La consagración de la primavera’: las mujeres de Fernando Franco
Con solo tres largometrajes, el realizador Fernando Franco se ha ratificado como un cineasta al que le gusta recrearse en el retrato de mujeres complejas, difíciles, de reacciones límite, de emociones fuera de lógica y de sentimientos profundos. Así ocurrió con ‘La herida’, volvió a suceder con ‘Morir’ y pasa, de nuevo, en ‘La consagración de la primavera’, una película española de la que se está hablando mucho tras su paso por el Festival de San Sebastián.
‘La consagración de la primavera’ se desarrolla, como en sus largos anteriores, en escenarios aparentemente corrientes. Son sus personajes, en general los femeninos, quienes marcan la diferencia. En esta ocasión, en la que se cuenta con un reparto de solo tres actores -el maravilloso descubrimiento que es la joven Valeria Sorolla; el actor Telmo Irureta, con parálisis cerebral, encarnando un papel que él vive en la realidad; y la gran veterana e inmensa Emma Suárez-, el cineasta aborda el sexo, su manera de afrontarlo, su descubrimiento, su ausencia, la falta de deseo o la imposibilidad de poder desarrollarlo. Y Franco lo hace a través de sus dos jóvenes protagonistas. Ella es una universitaria recién aterrizada en Madrid, que tiene que aprender a moverse en una ciudad nueva, mientras afronta sus propios desafíos personales. Él, es un joven con parálisis cerebral, que necesita el sexo tanto como cualquier ser humano que no sufra enfermedad alguna.
Fernando Franco se mueve con exquisita sutileza en una historia que podría haber jugado con el morbo, pero del que huye hábilmente. Cualquier situación escabrosa queda diluida gracias a un estupendo guión y a la sabia manera del director de trabajar con sus personajes, manejar sus vivencias y mostrarlos tal cual son, con una calidad emocional que no se encuentra fácilmente. Una película dura y tierna a la vez, hermosa y cruda. Muy bien hecha y muy interesante.