Encarni Corrales, actriz: "Mi abuelo marcó mi vida para siempre"

Actriz sevillana con raíces en Tarifa y Zaragoza, ciudad en la que vive desde 2007. Profesora de improvisación, arte del que es una referencia en toda España. Fundadora de la compañía Teatro Indigesto, con la que en el Pilar vuelve al Teatro del Mercado con una nueva versión de ‘Comisaría en fiestas’.

Encarni Corrales, 1987, en Tarifa, con su prima María Peña.
Encarni Corrales, 1987, en Tarifa, con su prima María Peña.
E.C.

¿Recuerda su infancia como una época feliz?

Época con muchas emociones, pero sí, predomina la felicidad.

¿Qué le hizo reír por primera vez?

Martes y 13 en los especiales de Nochevieja. Me encantaba recrear los ‘sketches’ con mis hermanos.

¿Qué le hizo llorar?

La muerte de mi abuelo.

¿Qué era en el patio del colegio?

Me llamaban ‘bichito’. No podía parar quieta: bailar, jugar con una pelota de papel de aluminio o inventar canciones.

¿Se sentía rara, especial?

Cuando me cambiaron de colegio del pueblo a la ciudad sí, el llevar uniforme no iba conmigo.

¿Recibió algún castigo que le dejara huella?

No me solían castigar, era traviesa, pero nada serio.

¿Qué es lo que más le gustaba hacer cuando no estudiaba?

Me encantaba montar la ciudad de Barbie en las escaleras de mi bloque y, después de horas montando, me ponía a recoger sin jugar.

¿Cuál fue la calle de su infancia?

Fernando de Mata, en el barrio de la Barzola en Sevilla

¿Qué es lo que más y lo que menos le gustaba de ese barrio?

Me encantaba el olor a azahar, la luz del atardecer en las azoteas; lo que menos, las peleas ocasionales con otros barrios y la suciedad de sus calles.

¿Cuál es el episodio de su infancia o adolescencia que con más frecuencia vuelve a su memoria?

Las navidades en casa de mis abuelos, donde nos reuníamos toda la familia (unas 50 personas) a cantar villancicos, comer y jugar hasta que el agotamiento te hacía caer rendida en cualquier rincón.

¿Echa de menos haber hecho algo en su infancia?

No. Tuve la suerte de viajar mucho y de conocer a muchísimas personas. Y he sabido coger lo mejor de cada casa.

¿Tenía mucha conciencia política?

Como me gustaba mucho el carnaval de Cádiz, sí que tenía mucha conciencia política, ya que sus letras normalmente criticaban a la monarquía y a la política establecida de la época.

¿Qué imagen tenía de Felipe González?

Un señor con una chaqueta marrón que le quedaba muy grande y que hablaba muy bien, que había hecho muchas cosas buenas por Sevilla y por la Expo y que hizo obras en el río Guadalquivir para que la ciudad de Sevilla creciera.

¿Era religiosa?

Mi familia era católica, apostólica y romana (je, je). He sido religiosa por tradición familiar, cuestionándome siempre la existencia de Dios.

¿De qué modo le hizo sufrir el sentido del pecado?

En mi casa no se hablaba de según qué temas. Como anécdota, en catequesis me llamaban ‘Judas’ porque siempre preguntaba cuestiones muy incómodas para los catequistas.

¿Qué fobia forjó claramente en esos años?

A las tortugas. Nadando en las playas de Tarifa me choqué con una gigante y marcó tremendamente mi miedo a ellas. Y, de adolescente, una me mordió en la oreja, para subrayar aún más mi fobia.

¿Vivió algún episodio que retrate el clima moral de la época?

Recuerdo subirme la falda del uniforme y al llegar a casa bajármela para que no me dijeran nada. Maquillarnos a escondidas y ver películas codificadas de Canal+.

¿Hasta qué punto influía en su conducta el peso del 'qué dirán'?

Me ha importado poco, muy poco o nada, tanto en el pueblo, como en la ciudad. Y eso que teníamos una vecina que estaba todo el día detrás de las rejas (‘La almonteña’ le llamábamos) y le contaba todo a mi madre.

¿Cuál fue su primer contacto con la muerte?

Cuando murió una tía mía, a la que quería con locura.

¿Cómo ganó su primer dinero?

17.000 pesetas por sacar muy buenas notas, mi primera beca.

¿Hizo alguna locura o disparate que le guste recordar?

Hacer autostop, cuando nos lo tenían prohibido, para ir a las fiestas del pueblo de al lado. Creo que nosotras inventamos el blablacar.

¿Cuál fue la primera estrella de cine que le fascinó?

Liza Minnelli y Audrey Hepburn.

¿Y la primera persona que, en la vida real, le provocó una emoción inolvidable?

Mi abuelo era una persona a la que admiraba, admiro y marcó mi vida para siempre.

¿Cuál fue la primera canción que memorizó?

Canciones de carnaval. Y la sintonía de la serie ‘Campeones’.

¿Qué libros o películas le deslumbraron?

Película, ‘Cabaret’; libro, ‘Doña Rosita la soltera’.

¿Había alguna persona que conociera – que no fuera de su familia– a la que admirara de un modo especial?

Tuve la suerte de conocer a Rafaela Aparicio cuando era pequeña. Coincidimos en el escenario y me dijo: '¿Serás como yo?'. Le dije que sí sin pensar que, de mayor, me iba a dedicar a ello.

¿Quiénes fueron sus grandes amigas?

Aún hoy las conservo. Recuerdo pasar horas jugando al elástico en la calle o comiendo pipas en la playa de Tarifa hablando de cuánto nos gustaban aquellos ‘surferitos’.

De todo lo que le enseñaron sus padres, ¿qué es lo que caló en usted con más fuerza?

La generosidad, el esfuerzo y el amor por el trabajo. Me han enseñado a amar a las personas tal y como son.

¿En qué momento pensó a qué dedicar su vida?

De pequeña quería ser bailarina y ginecóloga. Luego estudié Magisterio Infantil y Psicopedagogía y comencé la tesis en psicología clínica. Pero, en 2006, decidí dedicarme a lo que más me apasiona: improvisar y actuar en el escenario.

¿Hay algún defecto o debilidad que detectara en su infancia y que aún no haya logrado superar?

Abrir mi confianza demasiado rápido, en ocasiones, me ha jugado malas pasadas.

¿Cuál fue su gran alegría? ¿Y la gran tristeza?

La gran alegría, cuando íbamos a Tarifa. Solo el hecho de hacer las maletas me hacía crecer mariposas en el estómago. Tristezas recuerdo varias, pero ver el sillón vacío de mi abuelo era la más dolorosa.

Si pudiera viajar en el tiempo y regresar a sus primeros años durante un día, ¿a qué día volvería?

A cualquier 1 de enero, en el que me rodeaba de familia, flamenco, olor a alucema y sabor a pestiños.

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