Pilar Almalé, amor infinito a la música y a la viola da gamba

"Empecé a estudiar música con 7 años. Estudiaba y practicaba otras cosas, tenía muchos intereses: danza contemporánea, idiomas, natación, teatro...", señala.

Pilar Almalé, con su viola da gamba.
Pilar Almalé, con su viola da gamba.
P. A.

Asus 29 años, la zaragozana Pilar Almalé devora un momento dulce gracias a su talento con la viola da gamba, un instrumento que le ha permitido la proeza de vivir profesionalmente de la música.

"Me dedico a interpretar, arreglar y componer música con la viola da gamba y mi voz, principalmente. Además, toco otros instrumentos de su familia como la vihuela medieval con arco y el violone. Me interesa mucho la búsqueda de nuevos sonidos y lenguajes en torno a la música antigua, que ha sido mi principal formación", relata.

Una vocación que nació en la infancia. "Empecé a estudiar música con 7 años. Estudiaba y practicaba otras cosas, tenía muchos intereses: danza contemporánea, idiomas, natación, teatro... La diferencia fue que nunca dejé de estudiar música y sí abandoné poco a poco el resto de prácticas. Estuve varias veces tentada de dejar la música (algo muy habitual en tantos años de conservatorio), pero siempre sentí que la echaría mucho de menos y siempre decidía continuar", rememora.

Al cumplir la mayoría de edad se matriculó en Bellas Artes en la Universidad de Sevilla pero mantuvo el cordón umbilical con la música por las tardes en el Conservatorio. "Fueron años de formación muy intensos, pero era apasionante pintar y esculpir por las mañanas, y tocar y componer por las tardes. Llegaba a jornadas de más de 12 horas de clases, a veces con ensayos por las noches en iglesias (en grupos de música barroca) pero recuerdo una enorme satisfacción al dedicar todas las horas de mi día a la creación artística", comparte.

Hace nueve años inició su andadura profesional y desde hace un año y medio se dedica exclusivamente a la música. "Disfruto de esta libertad que me permite hacer lo que quiero, artísticamente hablando. Es un privilegio", prosigue.

En su todavía joven carrera destaca su último disco, 'Hixa mía', firmado como Almalé y publicado el pasado diciembre en el sello Segell Microscopi. Almalé es el proyecto personal al que da nombre, de la mano del violinista Thomas Kretzschmar, el guitarrista Alex Comín y el batería Fran Gazol, músicos especializados en jazz. "Considero que esta formación está alcanzando un alto nivel artística y musicalmente por esa mezcla y experimentación que hemos logrado con la suma de estilos y colores tan distintos", concluye.

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