Pablo Tello: "La pintura tiene que ser una explosión de amor"

El pintor zaragozano logró el accésit en los premios de arte Santa Isabel de Aragón, cuya exposición en el palacio de Sástago han visitado más de 5.000 personas.

Tello posa delante de su obra premiada que lleva por título ‘Amarillo que te pillo’.
Tello posa delante de su obra premiada que lleva por título ‘Amarillo que te pillo’.
José Miguel Marco

‘Amarillo que te pillo’, vaya título para una obra… Supongo que no será supersticioso…

Intento que los títulos sean directos y divertidos. La chispa de éste fue una cita de Ezra Pound: «Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo», que aparece en al principio del vídeo clip de Dorian, 'La tormenta de arena'. Me pareció una cita muy bíblica e inspiradora para nuestros tiempos, de ahí que pinté saliendo de la garra del león una plaga de abejas amarillas llenas de miel y luz. Suelo apoyarme siempre en la música y en la poesía como perfectas cómplices creativas.

La obra es una suerte de ‘collage’ con números, peluches, insectos... ¿Cuál es su imaginario?

Mezclo animales y plantas con el mundo de los objetos hechos por el hombre, provocando un perfecto caos ordenado como hace la propia naturaleza. Siempre he tenido presente la frase de Picasso que decía “no busco, encuentro” y realmente son los objetos de mis obras los que me encuentran a mí para salir a escena. Dialogo con la obra hasta el final, me guío por instintos casi cósmicos y juego a generar en mis cuadros objetos imposibles con la simple superposición de los mismos, pero cada elemento que aparece tiene un sentido y un porqué personal.

Buena parte de sus cuadros son selfis, o sea, fotos a sí mismo. ¿Le da apuro este exhibicionismo?

El ego es algo que se cuela inevitablemente. En mi serie ‘Caracool’ soy yo el que salgo en todas las composiciones como figura principal y clave de la acción. Mucha gente me dice, hasta que me encuentra, que parezco una persona diferente en cada obra. Y bien es cierto que en cada cuadro siento una transformación en el personaje. Pienso que la presencia de una figura humana es importante para que funcione mi obra y quien estaba presente en el proceso de la creación era yo conmigo mismo.

¿Le molesta si le digo que la obra es tal batiburrillo que no se sabe bien si es fotografía o pintura?

Tras tantos años explorando los límites, he encontrado un punto de fusión con el que yo mismo estoy sorprendido. Es difícil delimitar donde acaba una y empieza la otra, es un deleite y una locura para el sentido de la vista.

De lo que no hay duda es que de reina el color, ¿no le seduce el blanco y negro?

Desde niño me siento mucho más fuerte con el blanco y negro. Fue en la facultad de Bellas Artes de Salamanca cuando cogí el color y ahora es fundamental, es explosivo. Ayuda a darle un punto más punky, más actual, más urbano...

¿Qué importancia tiene el sentido del humor en el arte actual?

Hay dos sentidos que tenemos muy olvidados: el del humor y el del amor. Cuando alguien ve por primera vez un ‘caracool’ mío y se ríe, es la mejor señal. En mi última exposición en Calatayud entraron unos niños que se pusieron a correr y a dar vueltas sin parar delante de mis cuadros. Fue increíble. Pienso que mis obras quizás vayan dirigidas a un público más joven, sin prejuicios y más libres.

Suena a que también hay un mensaje social detrás...

Creo en el poder de los símbolos y en el poder del arte para dar un poco de luz a tanta oscuridad, mentira y falta de libertad que nos está tocando vivir. La pintura tiene que ser una explosión de amor.

¿Hay algún museo que le haya marcado?

No viajo apenas. Hace tres meses pude ver mi primer Van Gogh en el Caixaforum de Zaragoza y me impresionó. Se siente el espíritu del genio al ver una obra suya. Fue increíble.

¿Y algún autor al que admire especialmente?

Mi artista ‘crush’ sería Marcel Duchamp. Para mí es el padre del arte. Muchas veces cuando pinto siento la compañía en especial de Picasso, Goya y Dalí. Será porque estoy en la línea del cierzo que ellos estuvieron...

¿Cuáles están siendo sus planes de verano?

No puedo parar de creer y de crear. Este agosto he sacado una tela a modo de vela en el estudio y siento que estoy en un velero de vacaciones con la Luna, que es quien realmente me ha inspirado este ‘Amarillo que te pillo’.

¿Qué otras aficiones tiene al margen del mundo del arte?

Me apasionan los animales, en especial los perros, que –por cierto– ven la vida también en blanco y negro. He pensado en hacer este año una exposición solo para ellos.

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