el patrimonio emigrado

Los retratos que Goya le hizo a su mejor amigo han acabado mirando al mar

El Museo de Arte de Ponce, en Puerto Rico, atesora un cuadro que estuvo en Zaragoza, un retrato que el de Fuendetodos hizo al gran amigo de su infancia, Martín Zapater.

El retrato que está en Puerto Rico desde los años 70 del siglo pasado.
El retrato que está en Puerto Rico desde los años 70 del siglo pasado.
Heraldo.es

El regalo más querido que le hizo Goya a su mejor amigo está mirando al Caribe y a la isla de Caja de los Muertos: un cariñoso retrato en el que el pintor de Fuendetodos representó a su compañero del alma. El artista, en una argucia típica de la época, le colocó en la composición del cuadro al lado de una carta, como si acabara de escribirla o leerla. Y en ella escribió: "Mi amigo Martín Zapater. Con el mayor trabajo te ha hecho el retrato Goya. 1790".

No tuvo el pintor mucha suerte en vida en Zaragoza. Es muy conocida esa frase que escribió, precisamente en una carta a Martín Zapater, de que "en acordarme de pintura y Zaragoza me quemo vivo". Pero en la capital aragonesa dejó importante obra en el Pilar y en la Cartuja.

El retrato de Martín Zapater que mira al Caribe y a la isla de Caja de los Muertos se conserva en el Museo de Arte de Ponce pero, lógicamente, estuvo en Zaragoza. De la relación entre el pintor y el comerciante y mecenas aragonés se ha escrito mucho, a veces generando una gran polémica. A finales de 2018, por ejemplo, Manuela Mena, una de las especialistas más destacadas en la obra del pintor, presentó una nueva catalogación de la obra del artista y sugirió que su relación con Zapater podría haber sido homosexual.

Amigos en Escuelas Píos

Zapater había nacido en 1747, pocos meses después de Goya, en el seno de una familia burguesa. Los dos, siendo niños, coincidieron en las Escuelas Pías, donde forjaron una amistad que duraría ya toda la vida. Aun cuando el pintor se mudó a la Corte y el agricultor, banquero y comerciante se quedara en Zaragoza (fue diputado del común del ayuntamiento, miembro fundador y socio de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País y académico de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis) siguieron en permanente contacto. Las cartas que el pintor envío a Zapater, que aún no se conocen en su totalidad, han sido fuente inagotable de conocimientos sobre la vida del pintor. Tanto, que ya son fetiche: la última que salió a subasta, a finales de 2018, la acabó comprando el Prado por 85.000 euros.

En el retrato de Puerto Rico, Zapater viste una levita azul con grandes botones, chaleco de seda gris verdoso y corbata de encaje. Según los especialistas, Goya estuvo trabajando en él desde octubre a diciembre de 1790. Si estuvo en la casa zaragozana de Zapater, ¿qué camino siguió hasta llegar a Puerto Rico?

Martín Zapater no se casó ni tuvo hijos y, a su muerte en 1803, todos sus bienes, incluido el retrato, los heredó su sobrino nieto, Francisco Zapater Gómez, también zaragozano.

Años después pasaría a la colección de Durand-Ruel de París, de allí a la Widener de Elkins Park de Filadelfia, y a la colección Thyssen de Lugano. Según los datos de la Fundación Goya en Aragón, durante un tiempo permaneció en depósito en la Galería Cramer de La Haya, de donde pasó a una colección particular de Londres. Y, de allí, al Museo de Arte de Ponce, Puerto Rico.

Goya hizo al menos dos retratos a su amigo del alma. El otro está en el Museo de Bellas Artes de Bilbao y, por tanto, ‘mira’ también al mar. Como es lógico, estuvo en Zaragoza. Lo heredó el sobrino nieto, luego formó parte de la colección Durant-Ruel de París y fue adquirido para la colección de Ramón Sota y Aburto de Bilbao, que lo legó al museo.

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