El Duque de Alba se queda a vivir en el Museo Goya
El retrato más antiguo que el pintor aragonés realizó al noble se expone ya en el centro de la Fundación Ibercaja
El Museo Goya de Fundación Ibercaja ha incorporado a su colección permanente el retrato más antiguo que Goya realizó a José María Álvarez de Toledo, Osorio y Gonzaga (1756-1796), duque de Alba. Hasta ahora se conocían dos retratos realizados por el pintor aragonés a este personaje, marqués de Villafranca (casado con la duquesa de Alba, también retratada por Goya) y que ha pasado a la historia como un hombre muy culto e interesado por la música y las artes. Uno, de medio cuerpo, se expone en el Art Institute de Chicago. Otro, de cuerpo entero, se presenta al público en el Museo del Prado de Madrid.
El que ahora está en Zaragoza no se conocía y se ubicaría cronológicamente en un momento previo a los otros dos, en torno a 1783. En ese año Goya trabajaba pintando cartones para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara y acababa de ser admitido en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1780), de la cual el duque de Alba era su patrono más joven. Es el año, también, en el que realizó los retratos de la familia del infante don Luis, cuando empezaba a labrarse fama como retratista.
La pintura ha sido identificada por Arturo Ansón en una colección barcelonesa, que hasta ahora lo tenía por retrato anónimo, y ha sido depositado en el Museo Goya por sus propietarios.
"El cuadro lo conocí en la primavera de 2017, cuando los propietarios me invitaron a verlo -confesaba este miércoles Arturo Ansón-. Estaba aún sin limpiar, pero desde el primer momento vi que se trataba de una obra muy importante. El formato original debía ser octogonal, pero en algún momento del siglo XIX lo reacomodaron a formato rectangular".
Para este especialista, en la ejecución hay detalles exclusivos del pintor, que avalan su autoría y hacen imposible atribuirlo a cualquier otro. El primero de ellos es que la preparación del lienzo es idéntica a la que Goya empleó en los cuadros de la misma época. Además, "el tratamiento del cuello y el corbatín, con pinceladas ligeramente empastadas y dadas con aplicaciones rápidas, con un efecto espumeante, es propia de Goya. Ningún otro pintor lo hacía así". Y Ansón, en el estudio publicado para acompañar la presentación del cuadro, cita otros retratos en los que puede verse la misma técnica, como los del Infante don Luis de Borbón, Mariano Ferrer y Aulet, Luis Antonio de Borbón y Ballabrigao Ventura Rodríguez. "Los estilemas son claros y apelan a Goya", concluye el especialista.
Como la obra carece de documentación, existía también la incógnita de descubrir la identidad del retratado. Comparándolo con el cuadro que se conserva en Chicago ya se ve a simple vista que se trata de la misma persona, pero los estudios biométricos lo han confirmado. "No vemos al personaje ni envarado ni rígido, sino natural -añadía este miércoles Arturo Ansón-. Goya buscaba sob re todo la sencillez, y que el propio retratado fuera el protagonista".
El cuadro se ha dispuesto en el Salón Dorado del Museo Goya, la sala noble en la que se presentan al público las pinturas de Goya, y se ha colocado junto al autorretrato del artista. La obra ha sido presentada en un acto que ha contado con la participación de José Luis Rodrigo, director general de la Fundación Ibercaja; Rosario Añaños, directora del Museo Goya; y Arturo Ansón. "Con esta incorporación, el Museo Goya cuenta con 24 pinturas y todas las series de grabados del artista -destacaba Rodrigo-. Tenemos un gran museo, uno de los mejores de Goya a nivel internacional, y trabajamos incansablemente para que quien lo visite quede satisfecho". El director general de la fundación ha revelado, aunque sin dar detalles, que en los próximos meses podría haber otra incorporación importante al museo.
