Alcalá Subastas saca a la venta una ‘Aparición de la Virgen del Pilar’ atribuida a Goya
El lienzo, que es inexportable, se ofrecerá el 23 de junio con un precio de salida de dos millones, la mitad de lo que se pedía en 2011
La sala Alcalá Subastas de Madrid ofrecerá al mejor postor el próximo 23 de junio una ‘Aparición de la Virgen del Pilar al apóstol Santiago y sus discípulos’ atribuida a Francisco de Goya. La pintura, de 107 por 80 centímetros, partirá con un precio de dos millones de euros, cifra sensiblemente inferior a la que tenía cuando salió al mercado en 2011, entonces en la también madrileña Caylus, que lo ofrecía en venta directa por 4,5 millones.
El lienzo fue declarado inexportable hace años por el Ministerio de Cultura. "No es un cuadro de juventud del pintor –subrayaba ayer Rogelio Folgueras, presidente de Alcalá Subastas–, sino una pintura correspondiente a su primera madurez, al artista que empieza a pintar los cartones para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara". No es infrecuente que Alcalá Subastas saque a la venta obras de Goya, aunque Rogelio Folgueras asegura que siempre es algo especial.
"En 2003 descubrimos dos Goyas en una colección particular, que los acabó comprando el Prado en 2008, luego hemos tenido los bocetos para San Antonio de la Florida, algunas cartas para Martín Zapater... Pero siempre es algo excepcional poder ofrecer a coleccionistas e instituciones un cuadro como éste, tan firme y con pocas dudas, refrendado por todos los especialistas".
La pintura representa al apóstol Santiago en primer término, arrodillado ante el Pilar de la Virgen y presentando un báculo en la mano derecha. En su hombro izquierdo, Goya pintó las veneras o conchas de peregrino. Está junto a sus discípulos, a la orilla del Ebro y junto a las murallas de la ciudad, en el momento en que se aparece la Virgen María.
El tema de la pintura es muy ‘aragonés’. El Museo de Zaragoza tiene una ‘Virgen del Pilar’ que compró en 1926, pero de diferente planteamiento a este cuadro. También el Museo Goya presenta ante el público una ‘Virgen del Pilar con Santiago y uno de los convertidos zaragozanos’, iconográficamente muy distinto. En colecciones privadas existe también algún otro ejemplo con el mismo tema atribuido al pintor de Fuendetodos.
La primera imagen conocida de Goya que representa a la Virgen del Pilar es un dibujo a lápiz de una de las páginas del llamado ‘Cuaderno italiano’ realizado hacia 1770, que sirve de punto de partida para el pequeño lienzo de este tema (56 x 42,5 centímetros) que pintó hacia 1771-75, y que actualmente se muestra en el Museo de Zaragoza.
El cuadro que sale ahora a subasta no lleva firma y no existen datos documentales que precisen la fecha exacta de ejecución. Fue dado a conocer por el marqués de Lozoya en 1951 en su artículo ‘Dos Goyas inéditos de tema religioso’. Posteriormente, especialistas como Gassier-Wilson en 1970, José Gudiol en 1970, José Camón Aznar en 1980 y 1982, y José Luis Morales y Marín en 1990 y 1994, avalaron su autoría.
Ha estado siempre en la colección Rosillo y no se había mostrado al público hasta tiempos bien recientes. Más concretamente, hasta 2012, cuando formó parte de la exposición ‘Goya y el infante Don Luis, el exilio y el reino. Arte y ciencia en la época de la Ilustración española’, celebrada en el Palacio Real de Madrid.
Para participar en la muestra fue restaurado por los talleres del Prado, que concluyeron también que era de Goya. "La pinacoteca madrileña –subraya Rogelio Folgueras– ya sometió a todo tipo de estudios y análisis técnicos a la obra. Nosotros no hemos hecho ninguno más porque, por otro lado, la pintura se encuentra en muy buen estado de conservación".
Después de la citada muestra, y durante unos años, entre 2013 y 2018, ha formado parte de la exposición permanente del Museo de Zaragoza en régimen de comodato.
A la pintura le acompaña una leyenda curiosa. Todos los apóstoles representados son de avanzada edad menos uno del extremo izquierdo, cuyos rasgos se parecen a los del Goya joven. Hay quien ha querido ver ahí un autorretrato. "Es un dato que se ha trasmitido de generación en generación en la familia propietaria del cuadro –apunta Rogelio Folgueras– pero del que no existe ninguna evidencia científica".
