historia de las mujeres. ocio y cultura

José María de Juana: “La mujer ya tiene su sitio y se lo ha ganado a pulso"

El periodista e historiador donostiarra presenta el viernes 8, a las 19.00, en la librería Antígona su libro ‘...Y murieron en el exilio’ (Éride)

Retrato del escritor y periodista José María de Juana (San Sebastián, 1940).
Retrato del escritor y periodista José María de Juana (San Sebastián, 1940).
Archivo Éride/De Juana.

¿Cómo surge la idea del libro ‘… Y murieron en el exilio’? ¿Qué buscaba un hombre como usted que ha trabajado en todos los medios con cargos importantes?

Como lector apasionado y amante de la historia había leído a muchísimos autores sobre los siglos XIX y primer tercio del XX, tanto en ensayos como en narrativa. Siempre me encontré con que la mujer ocupaba un papel muy secundario y que fue Pérez Galdós quien les dio protagonismo. Simultáneamente me habían interesado las vicisitudes sufridas a lo largo de sus vidas por mujeres como, por ejemplo, Clara Campoamor, María de Maeztu y otras mujeres como Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán, Beatriz Cienfuegos... Un día de hace diez años deambulaba por el puerto de Corcubión junto al cabo de Finisterre y vi atracado en el muelle a un buque de salvamento marítimo que lucía el nombre de María de Maeztu. Y allí mismo me surgió la inspiración de escribir sobre la historia de la mujer en España y su concatenación con movimientos feministas sucedidos en el siglo XIX. Y a ello me dediqué durante diez años, leyendo, subrayando, haciendo fichas hasta que al cabo de ocho años de trabajo previo me dispuse a escribir este libro ‘...Y murieron en el exilio’. Se titula así porque la mayoría de las mujeres que más lucharon por la defensa de sus derechos en el primer tercio del siglo XX tuvieron que salir hacia el exilio, a partir de 1939, y la mayoría de ellas se fueron para no volver.

¿Qué le debe un libro así a un apasionado de la historia y a alguien que le ha dedicado tantas horas o tanta vida al periodismo?

Soy yo quien me felicito por haber tenido ocasión de dedicar estos años de mi vida, una vez jubilado del ejercicio diario del periodismo tanto en radio como en prensa, a un trabajo agotador pero me llena de felicidad.

¿Es la mujer la mitad del mundo maltratada por la otra mitad, como dice Javier Cercas?

Por supuesto. Hoy, no. Al menos en el mundo occidental, pero quedan secuelas -lo vemos a diario- incluso entre nosotros, europeos del siglo XXI.

¿Cuáles serían tres o cuatro conclusiones claves de sus más de mil páginas?

Que la mujer ya tiene su sitio. Se lo ha ganado a pulso. Yo termino mi ensayo en los años 50, en pleno fervor franquista, a propósito. No me interesan los movimientos feministas de hoy, cargados de tópicos, de tergiversaciones, de desconocimiento. La mujer hoy accede a todos los puestos laborales y decisorios. Incluso, algunas semianalfabetas han sido nombradas ministras por aquello de una falsa igualdad, por lo mismo que otros semianalfabetos han llegado a ocupar carteras ministeriales. 

Se centra en muchas mujeres, pero una de las más fascinantes es Emilia Pardo Bazán, tan denostada en su tiempo. ¿Cuál es su lección o su ejemplo?

Doña Emilia, como su predecesora Concepción Arenal, luchó contracorriente. Todos iban contra ella. Ni siquiera en el mundo de la literatura. Le negaron la posibilidad de ingresar en la Real Academia de la Lengua por el mero hecho de ser mujer. Acabo de citar a Concepción Arenal quien sufrió los mayores ataques y descalificaciones a su obra por lo mismo: ser mujer era lo mismo que ser nada.  

"Doña Emilia Pardo Bazán, como su predecesora Concepción Arenal, luchó contracorriente. Todos iban contra ella. Ni siquiera en el mundo de la literatura. Le negaron la posibilidad de ingresar en la Real Academia de la Lengua por el mero hecho de ser mujer"

Cita a un montón de mujeres, con erudición y buenos análisis. ¿Qué historia es la que más te conmovió?

Son muchas a las que debería citar. Por ejemplo, Gertrudis Gómez de Avellaneda, María Espinosa de los Monteros, Isabel Oyarzábal, María Goyri, Maruja Mallo, Matilde de la Torre... Es decir, no sabría definirme por una u otra, salvo las anteriormente citadas Clara Campoamor y María de Maeztu, que están en mi primera línea de preferencia.

Por ejemplo, recuerdas a dos alumnas de Cajal. ¿Cómo fue esa colaboración entre los grandes hombres y sus ayudantes mujeres?

Una colaboración con muchos claroscuros. Santiago Ramón y Cajal era un misógino de tomo y lomo. Tenía una gran mujer a su lado como colaboradora pero no dejaba de ser una excepción, una ‘rara avis’. Para Cajal la mujer era un ser inferior.

¿Qué perdimos con el exilio de tantas mujeres valiosas?

El exilio hizo que perdiéramos a una serie de mujeres importantísimas en el campo de la ciencia y de la cultura. Desde la doctora Trinidad Arroyo (que había salvado a Pérez Galdós de la ceguera), hasta a Margarita Xirgu, la mejor actriz que hemos tenido a lo largo de nuestra historia. Muchas. Desgraciadamente, muchas. 

Cita a la aragonesa Amparo Poch. ¿Cómo ve a esa mujer que muere en el olvido en Toulouse?

Es otra de las grandes exiliadas. La doctora Poch tuvo una vida interesantísima. Pero evidentemente era difícil que fuera aceptada en la España de la postguerra cuando ella había atendido a muchos de los guerrilleros que luchaban en el Pirineo y  que entraban y salían de España, en los años 40. Pero, sí. Amparo Poch fue una mujer brillante.

¿De qué se siente más satisfecho de una tarea así?

De hacer llegar al lector una historia de España, a través de la propia historia de la mujer, casi absolutamente desconocida. 

¿Fue el siglo XX el siglo de la mujer o debe serlo el XXI, en realidad?

Sí, sí. Fue el siglo XX. Ahora la mujer recoge los frutos de las semillas sembradas a lo largo del siglo XX, aquí y en el resto del mundo.

Estamos en el tiempo del ‘Me Too’. ¿Es este un manual feminista escrito por un hombre?

No me lo he planteado. Es fruto de lo mucho que he leído sobre el tema. 

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